
En esta entrada haré una selección de películas que permitan suscitar en clase un debate crítico acerca del Capital.
Podrán estar más o menos ligadas al marxismo. Tampoco pretendo ser exhaustivo. Además, pasaré por alto ese cine maravilloso en el que «no pasa nada» y, por lo tanto, es impenetrable para un alumnado adicto al formato anfetamínico de los videojuegos. Señalaré también, cuando lo considere oportuno, aquel cine demasiado maniqueo que, a mi entender, confunde pedagogía y propaganda.
En primer lugar, es importante ver los cincuenta segundos de Salida de los obreros de la fábrica, proyectada por los hermanos Lumière el 22 de marzo de 1895. El cine, desde sus inicios, pertenece a la clase trabajadora.
A continuación podrían usarse los primeros veinte minutos de Tiempos Modernos (1936) de Charles Chaplin. Nadie ha descrito mejor la alienación que supone la cadena de montaje, la producción en serie. También es evidente que la única respuesta sensata a esta lobotomización colectiva es el sabotaje a través del juego y la locura. Además, creo que ese fotograma en el que Chaplin recoge del suelo la bandera (suponemos que roja) y termina encabezando las protestas de los trabajadores es muy ilustrativo del papel del intelectual en las situaciones históricas de cambio social: no se entera nunca de lo que está pasando y sus buenas intenciones pueden resultar un peligro para todos.
Es el turno de Rusia. Al fin y al cabo la revolución fue suya. Hay que empezar, naturalmente, con los veinte minutos sobre la masacre de la escalera de Odessa en El acorazado Potemkin (1925) de Sergei Eisenstein. El director lleva a cabo un grandioso tributo artístico a la Revolución de 1917 sentando, además, las bases del montaje cinematográfico. Sin embargo, si no nos dejamos llevar por el sentimentalismo de izquierdas, es necesario reconocer que la matanza de Odessa es simplemente un poderoso instrumento de propaganda. La historia le dio a Eisenstein la oportunidad de redimirse con la crítica implacable a la locura totalitaria de Stalin en Iván el Terrible (1944).
No vendría mal añadir diez minutos (35′-45′) de Man with a Movie Camera (1929) de Dziga Vertov, una apología de la velocidad en el mundo de las fábricas y las grandes ciudades. En este caso es The Cinematic Orquestra quien añade la banda sonora.
Sin el toque de comedia de Chaplin, Fritz Lang mostró en Metrópolis (1927) la naturaleza deshumanizadora del trabajo industrial a través de la visión de Freder (12′-17′). Es una lástima el mensaje fascista y antisemita con que concluye la película, pero, bueno, el guión no era suyo sino de su pareja, que resultó ser un poco nazi.
Ese es material suficiente para una primera clase.
Por desgracia, si no queremos perder la atención del público, habrá que sentar en el banquillo al Neorrealismo Italiano y a la Nouvelle Vague. Aún así, no pasa nada por mencionar sus nombres. Hubo una época en la que se hizo cine social, crítico y político como La tierra tiembla (Visconti, 1948), El ladrón de bicicletas (Vittorio de Sica, 1948) o Stromboli (Rossellini, 1949). No pueden faltar los nombres de sus herederos: el homenaje a la historia del comunismo en Italia que hace Bertolucci en Novecento (1976) o la apología de la utopía anarquista de Antonioni en Zabriskie Point (1970). De la Nouvelle Vague, cabe destacar al menos ese hermoso canto a la libertad que es Los cuatrocientos golpes (1959) de Truffaut o, siendo más fiel al tema del marxismo, el primer y último Godard, Le Mepris (1963), Week-End (1967), Todo va bien (1973) y Film Socialisme (2010).
Tampoco podremos ver pero sí al menos llamar la atención sobre el cine de Ken Loach, ideal para despertar la crítica al neoliberalismo: Riff-Raff (1990) o Es un mundo libre (2007) tienen un mensaje claro y directo, insistiendo esta última, por ejemplo, en el modo en que la clase trabajadora se sabotea a sí misma. Z (1969), Estado de sitio (1973), Arcadia (2005) o El Capital (2012) de Costa-Gavras son películas imprescindibles para entender cómo el capitalismo se impuso de un modo violento en los países de América Latina (desmintiendo el tópico de su conexión intrínseca con el modelo democrático) y cómo, en la actualidad, ha logrado triunfar cercenando mediante el pensamiento único las posibilidades de cambio social.
También en el banquillo la correcta adaptación de la novela Germinal de Émile Zola (Berry, 1993) o la reciente y espléndida Dos días, una noche (Dardenne, 2014).
Sin embargo, creo que para esta segunda clase hay fragmentos de dos documentales más próximos que necesitan ser vistos y bien comprendidos: Inside Job (Ferguson, 2010) y Capitalismo, una historia de amor (Moore, 2009). Otro documental más reciente es Requiem for the American Dream (Peter Hutchison, Kelly Nyks y Jared P. Scott, 2015), una larga entrevista a Noam Chomsky.
En el caso de Inside Job (26′-30′), Óscar al mejor documental en 2010, se explican perfectamente las trampas que encierra el mundo de los derivados financieros. La desregulación de los mercados inspirada en la teoría liberal, la mano invisible de Adam Smith, se revela como ideología tramposa que favorece el enriquecimiento de unos pocos y la desvinculación fatal del capital respecto a la producción real de riqueza. Las complejas herramientas matemáticas con las que se intenta neutralizar el riesgo de los mercados terminan convirtiendo la Bolsa en un Casino donde siempre gana la Banca.
El documental de Michael Moore (1:50:00 – 1:56:00) nos insta a buscar una alternativa a los excesos y desigualdades del capitalismo. El capitalismo es el mal, dice Moore, y el mal no se puede regular. Hay que sustituirlo por algo mejor. Sin embargo, dado que en Estados Unidos las palabras socialismo o comunismo son tabú, se concluye que la única alternativa posible es recuperar una «democracia real» (lo cual me recuerda bastante al discurso actual de «Podemos», la formación política de Pablo Iglesias).
Supongamos que para la tercera clase el alumnado ya está familiarizado con el concepto de derivado financiero que se explica en Inside Job o Capitalismo, una historia de amor. Damos un salto hasta un cine más reciente que trata de lidiar con la evolución del capital al cibercapital y las recientes crisis financieras. Ha llegado el momento de Cosmópolis (Cronenberg, 2012) y El lobo de Wall Street (Scorsese, 2013). Otra comedia más reciente que explica bastante bien la crisis de los derivados financieros es The Big Short (Adam McKay, 2015).
Cosmópolis (35′-44′) es la adaptación de David Cronenberg de la extraordinaria novela homónima de Don DeLillo. Conviene ver el fragmento en el que Eric, el exitoso broker, conversa con su asesora filosófica, Vija. La primera intuición de esta es que el dinero ha perdido sus cualidades narrativas del mismo modo que le ocurrió al arte contemporáneo. El cibercapital ha perdido la referencia, ya no produce riqueza, dialoga exclusivamente consigo mismo.
Las protestas anticapitalistas son un intento desesperado por recuperar el control frente al cibercapital. Vija, la representante de la Filosofía, reacciona con un escepticismo devastador. Estas multitudes, más o menos pacíficas, pero siempre bajo control, no son los enterradores del sistema que predijeron Marx y Engels. No son las hordas de proletarios desesperados por la acumulación de capital en manos del famoso 1%. En realidad, no existen fuera del mercado porque no existe ese “afuera”. Se ha consolidado el proceso de mundialización del capital.
De El lobo de Wall Street creo que merece la pena ver el fragmento del almuerzo entre Matthew McConaughey y Leonardo di Caprio (8′-13′). Scorsese insiste en la misma idea que Cronenberg: el cibercapital, como el arte abstracto, ha perdido la referencia. ¿Es posible una solución al capitalismo? La respuesta de Scorsese es negativa y su razonamiento algo nietzscheano. El ser humano es un ser torcido, dominado por la avaricia y el ansia de poder. La mayoría, sin embargo, no se atreve a mostrar su lado oscuro y se comporta como un rebaño. Quienes dan rienda suelta a sus pulsiones son los lobos, los señores que dominan sobre los esclavos. Al final los lobos de Scorsese (Robert de Niro en Taxi Driver, Joe Pesci en Uno de los nuestros y Leonardo di Caprio en la película que comentamos) terminan cayéndonos simpáticos porque hacen lo que a todos nos gustaría hacer y no nos atrevemos.
Dentro del imaginario de Scorsese cabe pensar que hacen falta perros pastores para proteger al rebaño de los lobos tal y como plantea Clint Eastwood en American Sniper (2015). Y ya estamos de nuevo a las puertas del fascismo.
Soberbio trabajo. Muchas gracias por el esfuerzo que te tomas en la elaboración de la página. A esa de que no haya muchos comentarios estoy seguro de que ayuda a entender mejor este mundo en el que vivimos a muchísimas personas. Enhorabuena.
Gracias anónimo, espero que te resulte útil.
Saludos
Eugenio.
Sigues teniendo siempre algo que enseñarme, Eugenio
Me alegra mucho tu comentario. Gracias.
Un abrazo.
Me gusta lo que cuentas.
La película de Scorsese me resultó repetitiva y cargante, insistentemente repetía lo que ya estaba claro en los primeros minutos: seres dionisíacos entregados al placer. Pero tal vez en eso está la gracia, algo así como lo que tú explicas.
Yo me pregunto, Eugenio: ¿por qué la Izquierda de España se abandonó tanto como para ya no ser nada y, de pronto, aparece otra forma de izquierda (Podemos) y es todo un éxito?
El desarrollo político y social de un país es tan impredecible.
Esto lo dejo aquí, no te molestes en contestar rápido, ya habrá tiempo el fin de semana que puedas.
A hug!
Gracias por la respuesta, Eugenio. En las próximas elecciones tendremos que meditar mucho el voto. Esta bien hablar sobre esto con los amigos.
Me hice un avatar para poder hacer clic en «me gusta» por primera vez en años que llevo visitando Aula. 😉
Grande Eugenio!!
Me alegra que te guste
No sé mucho de política, pero sí tengo claro que la persona de carácter introvertido, comedida en sus pensamientos y con algo de buen corazón no suele meterse a político. En la política se suelen meter los que menos vergüenza tienen, los que menos rumian las ideas…
Gracias por el aporte. Es una buena selección de películas para cuestionarnos la naturaleza del capitalismo. Quisiera añadir una dura película: «El Séptimo Continente». del filósofo-director Michael Haneke, en la que nos muestra con crudeza el vacío existencial en un contexto capitalista.
Ahora que hablas de esta película de Haneke me viene a la mente otra de Lars von Trier, El jefe de todo esto, que probablemente esté en la misma línea. El problema es meter a Haneke y a Trier en el aula con chicos de 16-17 años. Cualquier cosa cuyo tempo cinematográfico sea más lento que la saga de Bourne tiene que ir al banquillo. Quiero decir, al por si acaso, a lo mejor, a alguno le interesa pero fuera de lo que son las clases.
Es preocupante la cantidad de cine que no pueden ver porque les han marcado a fuego que una película tiene que empezar al estilo Spielberg, Lucas, Bay, Whedon, Scorsese, Greengrass, Abrams. De este último, su versión de La ira de Khan tiene un comienzo alucinante. Incluso a mí, con el tiempo, me cuesta ya ver una de Röhmer.
Saludos.
ES comprensible que a los jóvenes – y no tan jóvenes – les cueste contemplar una película de ritmo lento. El mismo sistema capitalista se ha encargado de procurar que todo sea lo más rápido posible y eso ha calado hondo en toda la cultura.
Saludos.
Aunque podría encontrar algunas excepciones a lo que dices creo que en términos generales es cierto.
Saludos.
Lee lo que escribió Michael Moore sobre los francotiradores. Recuerdo que me dijiste que habías visto Sniper (2015) y que era pura propaganda:
«…My dad was in the First Marine Division in the South Pacific in World War II. His brother, my uncle, Lawrence Moore, was an Army paratrooper and was killed by a Japanese sniper 70 years ago next month. My dad always said, «Snipers are cowards. They don’t believe in a fair fight. Like someone coming up from behind you and coldcocking you. Just isn’t right. It’s cowardly to shoot a person in the back. Only a coward will shoot someone who can’t shoot back». «Snipers aren’t heroes. And invaders r worse». «But if you’re on the roof of your home defending it from invaders who’ve come 7K miles, you are not a sniper, u are brave, u are a neighbor.»
Creo que tiene bastante razón. Parece que si el francotirador es americano, tres hurras por él, pero si es iraquí, que se fría en el infierno.
Creo que en la cabeza de Clint Eastwood debía estar aquella vieja película de Gary Cooper, El sargento York (1941), en la que se cuenta la historia real de un tarambana que se volvió formal gracias a su puntería y su exitosa participación en la 1ª Guerra Mundial. La casualidad es que los dos actores que interpretan a los francotiradores se apellidan igual.
La historia parece repetirse con ligeros cambios, dentro y fuera del simulacro.
No sé si puedo recomendarla aquí, pero he descubierto una serie cómica rara y divertida: Man seeking woman (2015), con Jay Baruchel. Hay bastantes momentos graciosos, por ejemplo: cuando Zeus y Afrodita acusan a Cupido de dar solamente amor a los DJs y a los productores, olvidándose de los tipos amables y buenos. Tiene cosas extrañas, pero hacer reír.
Un abrazo.
Gracias ente, habrá que verla. Unas risas siempre vienen bien.
Abrazos.
Ya he visto Man Seeking Woman. Es curioso cómo cuenta sus desamores poniendo en primer plano elementos que pertenecen al inconsciente. Se puede etiquetar la serie de «surrealista» por el uso que hace de lo onírico, del absurdo, de los arquetipos, pero esa palabra cada vez significa menos. Lo interesante del guión es cuando en la cita a ciegas aparece un trol, un auténtico trol, o como cuando consigue a la chica de sus sueños, la deja durante diez segundos y en el intervalo ya ha tenido varios líos y está a punto de casarse.
Gracias por la recomendación.
Hoy me topé en la Red con esta lista de suicidios relacionados con la crisis:
http://wiki.15m.cc/wiki/Lista_de_suicidios_relacionados_con_la_crisis
El paro en Estados Unidos es del 5% pero a costa de haber destruido cualquier tipo de reivindicación de la clase trabajadora. No hay sindicatos, no hay convenios. Hay mucho empleo pero la desigualdad es brutal. Aquí pensamos que arrasando las organizaciones de la clase trabajadora y dando vía libre a la competitividad empresarial nos acercaremos al índice de paro de Estados Unidos. Desde que cayó el muro de Berlín, la presión sobre Europa para que esto se lleve a cabo es tremenda. Pero creo que eso es pura ideología. Creo que nos vamos a quedar con lo peor de allí y de aquí: con la desigualdad y con el paro. En el fondo, conviene mantener entre un 20 y un 25 por ciento de paro. Así puedes bajar los salarios y maximizar los beneficios.
La única solución al problema del paro es la educación. Libre, gratuita, universal y de calidad. Formar ciudadanos, no súbditos.
Abrazos.
Tengo que verla. Gracias.
Si quieres pasar un rato tonto con una comedia escrita por Tina Fey. Unbreakable Kimmy.
Había pasado por alto a Billy Wilder. Buena comedia. 🙂
Es impresionante. Lo coloco en la entrada sobre gestalt e ilusiones ópticas. https://auladefilosofia.net/2008/10/28/gestalt-e-ilusiones-opticas/
Un abrazo.
Gracias por toda la información y el esfuerzo.
Recién estoy estudiando sobre el marxismo y el capitalismo en la universidad, y estaba buscando peliculas sobre este tema.
A ti por el comentario.
Saludos.
Increible pelicula Los camaradas.
Un saludo.
Gracias por la recomendación.
http://www.filmaffinity.com/es/film284408.html
Saludos.
Lo que en Platón son las sombras de la caverna, en Marx es la ideología, es decir, el conjunto de creencias que la clase dominante impone a la clase sometida para que de el sistema por bueno. Puede ser ideología la “ciencia económica”, ciertas corrientes filosóficas, teorías políticas, religiones, el arte de masas…
La cuestión, evidente, es si la propia filosofía de Marx no es asimismo ideología o, puesto en términos platónicos, cómo saber si cuando contemplas la Idea del Bien has salido realmente de la caverna.
Esto lo escribió usted hace tiempo y creo que da en la diana. Como sabe marx que su propuesta no es ideologia, fruto de sus relaciones socioeconomicas? Quizá la ideologia proletaria esté mas legitimada por ser revolucionario y catalizadora del cambio? Quizá al ser consciente de que su pensamiento es ideológico éste deja de serlo? Quizá nunca se pueda escapara de la ideología marxista o de la caverna platónica?
Un saludo
La respuesta no la vas a encontrar en la teoría sino en la práctica. Son los ganadores los que dictan qué es ideología. Hoy día, dominados por el capitalismo, ideología es todo lo que huela a marxismo e incluso socialdemocracia. Lo habitual es que el marxismo no quepa en una Facultad de Ciencias Económicas ni de casualidad. Pero no resulta difícil imaginar el caso inverso. El que gana la guerra: ese dicta qué es ideología y qué no lo es.
Saludos.
Este material es muy bueno. Merece la pena que alguien se haya tomado la molestia de redactar esto.
‘Rocco y sus hermanos’, fundamental, como ‘La dolce vita’ y ‘Trainspotting’, no tanto como crítica del modelo de producción pero sí de la alienación y los efectos psicológicos tanto en clases oprimidas como en las opresoras y pequeñoburguesas. Y una pequeña joya, sobre todo muy sorprendente teniendo en cuenta dónde y cuándo se hizo: ‘Los peces rojos’
https://www.filmaffinity.com/es/film934719.html
P. D.
Vértov no era norteamericano. No titulaba sus películas en inglés. Si traducimos o buscamos el título en otro idioma del original ruso lo hacemos al castellano, hombre. ¿O ahora vamos a decir que Elem Klímov filmó ‘Come and see’, Tolstói escribió ‘War and peace’, Chaikovski compuso ‘The nutcracker’ o yo qué sé… que Nietzsche escribió ‘Beyond good and evil’? xD
P. P. D.
Y una sugerencia más: ‘Brassed off’. No sé cómo se tituló en castellano porque la vi en VOSE y nunca me fijé en la traducción del título. Pero vamos, en Filmaffinity vendrá.
Perdón, me he confundido en el comentario de antes, no quería decir ‘Los peces rojos’, estupenda película también pero no de contenido social crítico, sino ‘Surcos’, También dirigida por J. Antonio Nieves Conde, que me he “liao”. Crítica sui generis, cierto, una especie de neorrealismo español timidillo. Algunos dicen que desde el pretendido, o “estafador”, creo que habría que decir, anticapitalismo falangista, pero como digo, sorprendente en esos años duros del franquismo.
https://www.filmaffinity.com/es/film323900.html