Don DeLillo: Cero K. Javier Calvo (tr.) Barcelona: Seix-Barral, 2016.
Cero K es la última de las novelas publicadas por Don DeLillo. En ella vuelve sobre sus temas de siempre. Siguiendo la conexión Nietzsche-Heidegger, si en algún lugar ha de engendrarse la Historia es en el desierto, ese lugar en el que espacio y tiempo parecen no existir. El desierto es metáfora del nihilismo, de la catástrofe que engendra los grandes cambios que hacen girar el mundo. En Submundo el detonante fue el poder atómico y sus consecuencias la aceleración de la Historia o la «muerte del arte». En Cosmópolis es la bomba informática junto al capital el agente destructor que dejará a media humanidad en la cuneta. En Cero K DeLillo sitúa en un desierto de Uzbekistán las instalaciones donde se está delineando el futuro del ser humano para los próximos siglos. Allí se ha cumplido la obsesión de las primeras décadas de este milenio: la posibilidad científico-técnica de vencer a la muerte. A ese lugar perdido acuden los poseedores de las grandes fortunas del mundo para ser criogenizados y mejorados mediante nanobots mientras permanecen inertes. Cuando despierten, dentro de doscientos años, serán expertos en física cuántica, matemáticas avanzadas y hablarán un nuevo idioma, más perfecto.
Pero, evidentemente, cabe preguntarse si seguirán siendo humanos o si seguirán siendo los mismos a los que congelaron. La inmortalidad y el incremento exponencial del conocimiento son atributos de dioses, no de hombres. ¿O no?
Con mucha mejor fortuna Michel Houellebecq había explorado el mismo tema en La posibilidad de una isla. Cero K no es la mejor novela de DeLillo, no. Las reflexiones filosóficas entorpecen una narración ya de por sí lenta y monótona. Si se quiere entender de primera mano lo que digo léase Cosmópolis y, a continuación, Cero K.
Otras novelas de Don DeLillo comentadas en el blog en este enlace.
Algo que suma a lo ya dicho Eugenio.
Saludos
https://revistapaco.com/2016/08/26/cero-k/
Gracias por el enlace.
Saludos.
Hola y gracias Eugenio. Te he nombrado, si no te importa en la última entrada de mi blog: http://www.unaaventuraencambridge.blogspot.com
Gracias a ti.
Saludos.
Interesante 🙂
Hola Eugenio, ¿algo de Posteguillo? Yo voy a empezar esta semana a ver qué tal. Un buen autor de novelas históricas siempre vale la pena.
Saludos
La novela histórica no es de mi agrado pero entiendo que guste. Siempre he sido más de ideas abstractas que de hechos. Aquí donde vivo en Plasencia da clase Javier Reverte, también conocido autor de novelas sobre la antigua Roma.
Saludos.
Prefiere a Delillo o a DFW? Yo tengo mis dudas…los dos son autenticos titanes de la literatura. Delillo tiene obra ensayística? Un saludo
De Lillo tiene obra ensayística:
In the Ruins of the Future, Harper’s Magazine, December 2001 — En las ruinas del futuro, sobre el atentado del 11 de septiembre de 2001; Circe, Barcelona, 2002. Este breve ensayo escrito en caliente tras el ataque a las Torres Gemelas viene a decir que el capital arrasa cualquier singularidad cultural. Resistirse a esta aniquilación total es, según explica DeLillo, el motivo del ataque al World Trade Center. Pero la onda expansiva del capital es irrefrenable.
Contrapunto (2004), tr.: Ramón Buenaventura; Seix Barral, Barcelona, 2005. Aquí tienes la reseña: https://auladefilosofia.net/2013/10/23/don-delillo-contrapunto/. Don DeLillo rastrea parecidos de familia entre tres películas, una novela y una vieja foto. Las películas son Atanarjuat, la leyenda del hombre veloz (Kunuk, 2001), Treinta y dos cortometrajes sobre Glenn Gould (Girard, 1993) y Thelonius Monk: Straight, No Chaser (Zwerin, 1988). La novela es El malogrado (1983) de Thomas Bernhard. La fotografía de 1953 que cuelga de la pared de la habitación donde DeLillo trabaja incluye a Monk al piano, Haynes a la batería, Mingus en el bajo y Charlie Parker al saxo. A mí me pareció apasionante.
¿Delillo o DFW? Siento afinidad por el romanticismo negro que envuelve la vida de DFW. Me encanta su obra. Pero hay mucho artificio. Creo que DeLillo tiene una mirada más profunda. Bueno, yo he aprendido más con él.
Saludos.
Cierto. Hay una sensación de que DFW se la juega como escritor, como estilista, como artifice de una obra magna. Pero siempre desde la distancia, tratando los temas de forma lateral, distante e irónica en muchas ocasiones. Las preocupaciones de Delillo son de otro calado. Quizá se involucra más en su obra como intelectual y como pensador de su época que desea capturar el zeitgeist:
http://elpais.com/diario/2011/06/05/cultura/1307224801_850215.html
En cualquier caso tenemos la enorme suerte de poder disfrutar de su inmensa obra.
Tengo ganas de probar con Canada de Richard Ford.
Saludos