Aprender a saber que se ha mentido.
(SOLO CONFUSO, p. 18)
Ramón Buenaventura: Teoría de la sorpresa. Madrid: Libertarias, 1993, (disponible para descarga en pdf en el sitio web del autor)

La guerra declarada por Platón a la poesía está en el núcleo de este libro de poemas de Ramón Buenaventura, que dice más sobre Estética que muchos tratados académicos.
En Prefacio a Platón, Erick A. Havelock sugiere que las críticas de Platón a la poesía en el libro X de República se corresponden con el tránsito de una cultura oral (homérica) a una cultura escrita (democrática). Dentro de esta línea temporal, la poesía pertenecería al pasado, a las sombras de la caverna, mientras que la filosofía buscaría fijar las esencias a través de la escritura de modo que un diálogo racional sirviera como método para alcanzar la Verdad y el Bien.
Otra forma de interpretar las críticas de Platón a la poesía está relacionada con la jerarquización de las Ideas. En República se establece que, sin la Idea del Bien, las demás Ideas no son y no pueden ser conocidas. Es decir, que la Belleza no es posible si no está subsumida bajo el Bien. Por ejemplo, una tragedia no sería bella si no fomentase la virtud entre los ciudadanos de la polis. Evidentemente, este sometimiento de la Estética a la Ética y la Política es una prisión para el arte y un signo claro del totalitarismo de Platón. Este fenómeno se ha repetido infinitas veces a lo largo de la historia. Así, las polémicas alrededor del realismo socialista y el expresionismo abstracto. Este dogma metafísico no implica la desaparición del arte sino su adecuación a los fines políticos del rey-filósofo. El propio Platón es muy aficionado a recrear mitos, esto es, a desplegar un imaginario de metáforas y «mentiras» pero siempre al servicio del bien de los ciudadanos.
Pero dejemos a un lado a este Platón rígido como un jeroglífico egipcio y recordemos sus diálogos previos como Fedro o Banquete. El primer paso hacia la Filosofía es siempre el erotismo, el amor por los cuerpos bellos. Esa sensualidad, «despeinada y ardiente» («PARALELOS, p. 10), es la que salva a a la rosa de convertirse en Idea, en momia, como diría Nietzsche. En estos diálogos fecundos y alegres la Belleza aún no ha sido castrada por la Ética. Entiendo que este es el entorno adecuado para entender por qué Ramón Buenaventura rechaza como funciones de la poesía la charlatanería de la lírica o la rigidez de la tragedia para elegir como fin la Sorpresa: «la repetida comprobación sensual de que estoy absolutamente vivo, comparada con la noción científica de que estaré absolutamente muerto». (ABSOLUTAMENTE vivo muerto, p. 15)
En el poema «Disgresión» existe un cierto equilibrio de esperanza y cinismo en torno a la descripción de esta teoría estética de la sorpresa que aspira a hacer habitable el universo en cuanto azar que lo ignora todo: su propia belleza, su propia utilidad, su propio ser.
DISGRESIÓN
La poesía hace tal vez verosímil la existencia del hombre en un entorno que no es hostil ni horrífico, sino sencillamente desmesurado para nuestros medios de percepción. La poesía no nos lleva a creer —al modo de las técnicas menores— que la realidad exterior es pequeña y controlable. La poesía suprime la sensación de límite: la inteligencia se nos vuelve infinita y, al final del poema, nos cabe el universo. La poesía hace tal vez verosímil la coexistencia del hombre contra una estructura social que no es tiránica ni arbitraria, sino sencillamente inmune a mis carantoñas de seducción privada. La poesía no nos lleva a creer —como las prosas menores— en el alivio del dolor humano. La poesía suprime la sensación de límite: gana existencia el alma y, al final del poema, el cuerpo cabe entero en otro cuerpo.
¡Aplausos!
La poesía es el arte de protagonizar la historia
sin tocarla.
La Estética no puede ser doctrina o dogma. En ese caso se transforma en gusto y «el gusto encastilla los cotos y acantona las clases. El gusto es injusto y brutal.» («¡OH!», p. 21). La Belleza está en el «parpaedeo de sentido», en el momento de la ilusión radical, de la apariencia antes de ser tocada por el sentido. Baudrillard desarrola muy bien esta cuestión en sus escritos sobre fotografía. Así lo explica Buenaventura en el poema ESPORÁDICOS OJOS (p. 26).
ESPORÁDICOS OJOS
Él ha visto bellezas
que le impiden brindar por las doctrinas.
Copulaciones de palabras, mares,
honduras en los ojos.Averías de éxtasis
en la precisión del raciocinio.Belleza: la súbita percepción de un orden efímero, de algún inesperado equilibrio de los fenómenos. Deseamos al ver, y transmitimos. Arte. Belleza: una fracción de segundo, un parpadeo de sentido, un brevísimo instante durante el cual no comprendemos el maridaje de nuestra vida y el universo, pero tampoco la necesidad de explicación. Belleza la evidencia.
Poema: Tratado de lógica natural; de impacto en el objeto y su descripción más atinada, de hallazgo estable. Poema: refutación de toda lógica trucada por los filósofos prestidigitadores. No hay concatenación silogística, porque la verdad no pulsa —benéfica abeja reina— donde convergen los datos obreros. Ni convergencia ni verdad.
Armonía esporádica, tan solo.
√ Ningún silogismo
termina bien para los hombres
Desgraciadamente, el final del siglo XX y principio del XXI no ha sido un tiempo propicio a la poesía. Saturada «de cuadros y de libros y de músicas» («NUL PTYX»/PARCELA, p. 30) se ahoga la creatividad. En la era de la técnica ya no es posible la poesía como celebración de la voz tribal (Homero) y sólo queda la hojarasca frívola del blablá lírico. O, aún peor, el silencio impostado de la secta pseudo-wittgensteiniana.
Otra opción es todavía posible, tal vez: bucear en el inconsciente, ese almacén de percepciones prelingüísticas. Fiel al inconsciente es posible sobreponerse a la lógica, la religión y la metáfora; es posible «ser absolutamente real», «ser absolutamente» (ESTÉTICA REAL, p. 68), celebrar la inocencia del devenir. No olvidar que » ‘Todo funciona’, dijo Heráclito», aunque a Anaximandro le pareciese lo contrario (HIGIENE DE NEÓN, p. 45).
Como decía al principio, de la disputa entre filosofía y poesía se nutre este poemario colmado de belleza, experiencia y sabiduría.
Os animo a todos a leerlo.
El lenguaje, como estructura solidificada…se nos escapa de las manos. No es ya el discurso, sino la forma en que guía el pensamiento y traduce las ideas. Ese paSiso de lo oral a lo escrito supuso un momento transgresor, y Platón se movía entre la fidelidad a la ética de Sócrates y al » intelectual próximo al poder». La poesía sigue siendo una forma de urgencia de lo sentido. Ya sea en forma de canción o en versificción. Es un acontecimiento en el desarrollo del lenguaje. La Ética y la Estética se mueven entre «algoritmos verbales y disquisiciones filosóficas». El rap es una forma prodigiosa de disolver la estética para configurar una poética de asfalto, una estética que captura la relidad del aquí y ahora. Los nuevos mitos mueren con la celeridad de un tiempo que todo lo consume. Si fuera posible un retorno de los dioses, quizá, precisaran de un nuevo manejo de las estructuras del lenguaje y de una adaptación a procesos tan «a/platónicos», que ninguna referencia les sería familiar. Un saludo.
Un excelente tratamiento del libro y del tema. Saludos y gracias. Francisco.
Hola Francisco, hay muchas ideas en tu comentario. Me quedaría con la sensación de que vivimos la lenta y angustiosa agonía de la muerte de dios nietzscheana. En el tema que nos ocupa, la estética y la poesía, una vez desaparecida la Belleza en cuanto Idea y Criterio, llegan las vanguardias y luego el vacío. ¿Qué es la experiencia estética en un mundo saturado de experiencias? ¿Qué es música en un mundo con un perpetuo ruido de fondo? Ramón Buenaventura remite a un «parpadeo de sentido», a la «sorpresa», de habitar un Universo que no se sabe a sí mismo.
Saludos.
Eugenio.