Platón: Las leyes, libro VII.

Platón. Manuscrito del «Timeo» Oxford Bordleian Library ms digby23, fol. 051v / 052ar.

El libro VII está dedicado principalmente a la educación. Destacan sobre todo la insistencia en educar del mismo modo a hombres y mujeres en el arte de la guerra y la censura omnipresente de los legisladores, que habrá de aplicarse no sólo a los juegos de los niños sino también a cualquier obra artística, ya sea musical o literaria. También son memorables sus observaciones sobre la infancia donde, anticipando a Freud, afirma que el niño es la más terrible de todas las bestias. Incluye también una crítica severa a un deporte de la época, la caza del hombre, lo que me ha traído a la memoria aquella mala película de John Woo Hard target (Blanco humano, 1993).

En primer lugar Platón reflexiona sobre la educación de los niños hasta tres años. El ateniense está convencido de que “todos los cuerpos tienen un beneficio en salud, cuando son sometidos a todo tipo de vibraciones y movimientos, tanto los que efectúan ellos mismos como también cuando van en literas o incluso por mar…” (789d) Así que las nodrizas deben acarrear a los bebés a todas partes hasta agotarse y aquellas que falten a este deber serán castigadas.  El movimiento ayuda al desarrollo de la virtud en el alma: sirve para contrarrestar el miedo que no es otra cosa que un movimiento interior “asustadizo y frenético”.

¿Cómo instaurar en el alma del bebé un buen carácter? Si se le cría con demasiados mimos se volverá malo e irascible y si se le somete brutalmente se volverá pusilánime, servil y misántropo. Ha de buscarse por tanto el “justo medio”: ni placeres ni dolores en exceso.  Es lo que Platón llama “apacibilidad” y que es considerada la mejor disposición para el desarrollo adecuado del alma.

Estas reglas son leyes tácitas que deben ser mencionadas para que todos las tengan en cuenta pero no deben ser escritas como sí ocurre con la elección de magistrados. Pretender legislarlo todo es el peor camino para alcanzar una sociedad ordenada.

De los tres a los seis años el niño ha de ser educado mediante el juego, aunque ya es necesario aplicar algún correctivo para que no se vuelva caprichoso. En cualquier caso, hay que evitar siempre la humillación, que, como en el caso del castigo a los esclavos, no lleva sino al deseo de venganza.  La educación se llevará a cabo en un templo y será dirigida por una nodriza elegida por las “encargadas de la supervisión de los matrimonios”. La nodriza podrá aplicar castigos inmediatos a hijos de esclavos y extranjeros pero habrá de consultar a los guardias urbanos antes de decidir la sanción de un ciudadano.

Después de los seis años los niños deberán separarse de las niñas aunque habrá de procurarse que reciban una educación similar, especialmente en lo que concierne al uso de las armas. Al contrario que para la mayor parte del mundo griego de la época, Platón cree que no puede desaprovecharse a las mujeres en caso de guerra y que, por tanto, necesitan saber cabalgar y conocer el manejo de las flechas, la honda y la jabalina. Es absurdo obligarlas a realizar trabajos de esclavo o mantenerlas encerradas en el hogar. Es, por el contrario, preferible andar el camino de los espartanos que autorizan a las muchachas a participar en los ejercicios físicos y los festivales musicales. Sin embargo, las mujeres espartanas parecen hombres por disipadas y derrochadoras. El legislador ha de aprovechar lo bueno del modelo espartano y evitar sus defectos.

Las materias de estudio deberían ser de dos tipos: unas relacionadas con el cuerpo, englobadas bajo el concepto de gimnasia, y otras con el buen estado del alma, llamadas genéricamente música. Dentro de la gimnasia pueden distinguirse la danza y la lucha. La danza facilitará la armonía en el movimiento del cuerpo y la lucha debe estar orientada principalmente al combate. Tanto en la paz como en la guerra los niños deben desfilar con frecuencia armados y a caballo para honrar a los dioses de la ciudad.

Otra cuestión que preocupa gravemente a Platón es la del juego. Es evidente que, aunque no están presentes en la legislación, los juegos son parte esencial de la educación. Respecto a los juegos Platón insiste con vehemencia en una sola cosa: ¡prohibida toda innovación!

“Pero cuando, por el contrario, los hacen cambiar e innovar, practicando siempre nuevas variantes, mientras los niños nunca declaran que les agradan las mismas cosas, y provocan que nunca permanezca lo elegante y lo inelegante de la manera en que han acordado, ni en el aspecto exterior de sus propios cuerpos ni en los otros utensilios, sino que se honra por encima de todos al que innova constantemente e introduce algo diferente de lo acostumbrado en el aspecto, los colores y en todo ese tipo de cosas, tendríamos razón si dijéramos que no hay un daño mayor para la ciudad que eso. En efecto, hace cambiar la forma de ser de los jóvenes inadvertidamente y desacredita lo antiguo entre ellos, mientras celebra lo nuevo. Digo nuevamente que no hay un castigo mayor para todas las ciudades que esta palabra y esta doctrina” (797b-d)

Cualquier  tipo de cambio es perjudicial para el orden social. Para que la innovación no afecte tampoco al mundo de la música y la danza se las convertirá, imitando el modelo egipcio, en sagradas. Aunque en principio parezca ridículo, es necesario legislar el tipo de música que debe existir en la ciudad. Habrá de ser una música que aleje las desgracias y concite el favor de los  dioses. Para que los poetas sigan estos criterios sufrirán la censura de los guardianes de la ley. La música recomendada por los legisladores será sobria y elegante.

Ahora bien, los ciudadanos que hayan recibido esta educación no podrán quedar libres de servir al Estado sino que habrán de sobrellevar la tarea más importante de todas, que es el gobierno. Un buen síntoma de que esta tarea se está asumiendo verdaderamente es el no dormir jamás una noche entera, levantarse antes que los esclavos y velar todas las noches por la seguridad de todos. «Cuando los magistrados están despiertos durante la noche en la ciudad, son temibles para los malvados, tanto los enemigos exteriores a la ciudad como los que son ciudadanos…» (808 c).

No pasará un día sin que los niños asistan a la escuela. Los niños, como el ganado, no deben pasar un solo día sin pastor. «El niño es la más difícil de manejar de todas las bestias. En efecto, en la medida en que todavía no tiene disciplinada la fuente de su raciocinio, se hace artero, violento y la más terrible de las bestias. Por eso, es necesario domarlo con muchos frenos…»(808 d) No sólo podrá castigarlo la maestra sino cualquier ciudadano. E incluso, si un ciudadano dejase pasar alguna acción malvada sin castigo será objeto de la crítica más despiadada.

Incluidas en el  aprendizaje de la música y la gimnasia se hallan materias como la lira, leer y escribir, principios de astronomía, reglas para el buen gobierno de la casa y la ciudad… Quienes van a ser ciudadanos habrán de ser adiestrados en la lectoescritura y la lira del siguiente modo. A partir de los diez años y durante tres aprenderán a leer y escribir. De los trece en adelante y durante otros tres practicarán con la lira. Ahora bien, no se permitirá que el niño prolongue sus estudios más allá, aunque le guste aprender. «La erudición es peligrosa para los niños» (811 b)

Sobre el leer y el escribir Platón se enfrenta a la práctica común de su época que utilizaba a poetas como Homero para educar a los jóvenes. La solución propuesta no deja de tener su gracia. «No podría dar al guardián de la ley y educador, así creo, un ejemplo mejor que éste, es decir que no sólo debe mandar a los maestros que enseñen a los niños esta conversación, sino que las obras relacionadas y semejantes a esta…» (811 e)

El ateniense insiste de nuevo en que dentro de la gimnasia habrán de incluirse todos los ejercicios físicos relacionados con la guerra como el arte del arquero, de la infantería liviana, tácticas, estrategias, marchas… Para esto el encargado de los niños recurrirá a quienes considere más dotados para impartir estas enseñanzas. Y vuelve a insistir: las mujeres habrán de conocer también estas artes pues sería «una gran falla del orden político que las mujeres estuvieran tan mal educadas que no quisieran morir como los pájaros, luchando por los hijos contra cualquier bestia más poderosa y correr todos los peligros…» (814 b)

A continuación pasa el Ateniense a distinguir varios tipos de danza. En primer lugar, hay dos tipos de danza según se imite a un cuerpo bello en su aspecto más serio o a un cuerpo feo en su aspecto «chabacano». La danza seria puede dividirse a su vez en dos, según se imite a un alma valiente en la guerra o la serenidad del alma prudente en una situación afortunada. A la primera la llamaremos pírrica y a la segunda  pacífica. La pírrica se centrará en estimular la flexibilidad del cuerpo para poder esquivar flechas, jabalinas y todo tipo de golpes. Existe otra danza noble que pertenece al ámbito de lo sagrado, la relacionada con purificaciones y ritos iniciáticos. Las danzas en las que se imita lo ridículo son también necesarias para la educación para que el joven aprenda qué no debe hacer. Pero ningún hombre libre debe aparecer aprendiéndolas. Se contratará a esclavos y extranjeros para que las interpreten.

Si los autores de tragedias consultaran a los legisladores del Estado si les permitirían representar sus dramas en la ciudad la respuesta de Platón sería la siguiente: vuestro arte no es mejor que el nuestro, nuestro sistema político aspira a imitar la vida más bella y mejor, tal y como intenta la tragedia más verdadera. Si queréis representar en esta ciudad sólo os lo permitiremos si antes sometéis vuestra obra al criterio de los magistrados. En caso contrario estaríamos locos si os permitiéramos decir a la multitud cosas contrarias a nuestras leyes tal y como ahora se os permite.

«Excelsos extranjeros, diremos, también nosotros somos poetas de la tragedia más bella y mejor que sea posible. Todo nuestro sistema político consiste en una imitación de la vida más bella y mejor, lo que, por cierto, nosotros sostenemos que es realmente la tragedia más verdadera. Poetas, ciertamente, sois vosotros, pero también nosotros somos poetas de las mismas cosas, autores y actores que rivalizan con vosotros en el drama más bello, del que por naturaleza sólo la ley verdadera puede ofrecer una representación, tal como es nuestra esperanza124. No creáis, por cierto, que nosotros os dejaremos alguna vez levantar tan fácilmente escenarios en la plaza y presentar las actuaciones de actores de bella voz, que hablen más fuerte que nosotros ni que os encargaremos dirigiros a los niños, las mujeres y a todo el populacho, diciendo de las mismas costumbres e instituciones cosas que no son las mismas que las que decimos nosotros, sino, por lo general, contrarias en su mayor parte. Pero es que estaríamos completamente locos, no sólo nosotros sino también cualquier ciudad que os permitiera hacer lo que estamos diciendo ahora, antes de que su magistratura juzgara si lo que habéis compuesto se puede decir y es apto para ser dicho en público o si no. Ahora bien, hijos descendientes de las débiles Musas, mostrad primero a los magistrados vuestras canciones que nosotros las compararemos con las nuestras y, en caso de que sea evidente que dicen lo mismo o mejor lo que nosotros decimos, os permitiremos hacer una representación, pero si no, amigos, nunca podríamos dejaros»

Quedan tres materias de estudio para los hombres libres: la aritmética, la geometría y la astronomía. Son conocimientos que no deben estar disponibles para la mayoría sino sólo para unos pocos. Sólo aquellos destinados a alcanzar la excelencia, imitando a lo divino, deberán andar el camino de la ciencia en toda su profundidad. Para la mayoría  de hombres libres será suficiente que aprendan las reglas básicas del cálculo a través del juego.

En cuanto a la geometría, es indispensable usar también el juego para arrancar a los griegos de la ignorancia. Platón reconoce cómo le impactó el descubrimiento de la inconmensurabilidad cuando tuvo conocimiento del mismo a una edad tardía. Se sintió un burro y sintió tristeza por la ignorancia de todos los griegos. Así que la inconmensurabilidad del triángulo rectángulo es uno de esos conocimientos indispensables para cualquier hombre libre.

Unos conocimientos básicos de astronomía también son necesarios para la mayoría pero debe evitarse que el hombre común investigue al «dios más grande», el universo, ni sus causas, pues no es piadoso. Sin embargo, sí conviene explicar a todos que se blasfema cuando se llama a los planetas «errantes», pues eso es sólo lo que se observa a simple vista. El círculo es la única forma posible en el movimiento de seres divinos como los cuerpos celestes.

El último de los temas del libro VII es la caza. Platón entiende que debe ser regulado no mediante leyes sino de un modo tácito, del mismo modo en que se habló de la crianza de los niños más pequeños. Aunque no establezca leyes el legislador si que debe comunicar los ciudadanos qué pautas y criterios han de seguirse al respecto. Todas aquellas variantes de la caza que favorezcan la ejercitación militar de los jóvenes deberán ser alabadas mientras que aquellas modalidades que fomenten la pereza (la pesca con anzuelo) o la crueldad (la caza del hombre) serán criticadas. Será elogiada como la más recomendable la «caza de cuadrúpedos con caballos, perros y sus propios cuerpos» (824a)

Cuestionario

  1. Relaciona la metafísica platónica con su resistencia a cualquier tipo de innovación en los juegos.
  2. Relaciona a Platón y Freud a partir de esta máxima «El niño es la más difícil de manejar de todas las bestias. En efecto, en la medida en que todavía no tiene disciplinada la fuente de su raciocinio, se hace artero, violente y la más terrible de las bestias».
  3. ¿Qué te sugiere el hecho de que Platón recomiende sus libros como lecturas obligatorias para la educación de los jóvenes?
  4. Busca ejemplos históricos en los que el Estado ha censurado obras de arte o ha obligado a los artistas a seguir un determinado programa estético. Da tu opinión al respecto.
  5. ¿Por qué crees que Platón limita el número de personas que puede tener acceso a la ciencia? ¿Ha ocurrido algo parecido a lo largo de la historia?
  6. ¿Cuáles son las consecuencias metafísicas del descubrimiento pitagórico de la inconmensurabilidad?
  7. Platón habla de la caza del hombre como un deporte criticable pero practicado entre los griegos. ¿Recuerdas alguna película donde se trate este tema?

Textos para comentar

1. Ley básica de la educación

At.—Subrayo nuestra convicción de que la blandura y disipación hace a los caracteres de los jóvenes malos, irascibles y excitados por muy pequeños asuntos, pero lo contrario a esto, es decir el sometimiento total y salvaje, al hacerlos pusilánimes, serviles y misántropos, crea compañeros de vida inapropiados.821e

2. El justo medio y el hábito son conceptos platónicos, no aristotélicos.

At.—El tema no carece de importancia para vosotros dos. Presta también tú atención y ayúdanos a juzgar quién tiene razón, Megilo. Mi argumentación defiende que la vida correcta en absoluto debe perseguir los placeres, ni tampoco d huir de los dolores, sino que hay que aceptar con alegría el justo medio, a lo que acabo de aludir con el nombre de apacibilidad, disposición que, siguiendo un cierto auspicio adivinatorio, con acierto todos llamamos del dios. Sostengo que aquel de nosotros que también vaya a ser divino debe perseguir ese estado, y que ni debe abalanzarse en cuerpo y alma a los placeres, puesto que ni siquiera va estar exento de dolor, ni dejar que otro, viejo o joven, varón o mujer sufra eso mismo y, menos que todos, en lo posible, el recién nacido, pues en ese momento, efectivamente, se desarrolla e en todos nosotros con toda su autoridad todo el carácter a través del hábito14. Además, yo al menos, si no fuera a parecer que bromeo, diría que entre todas las mujeres es necesario cuidar más a las que lo llevan en su vientre ese año, para que la embarazada no sufra muchos placeres frenéticos, ni tampoco dolores, sino que viva ese período cultivando la apacibilidad, buena disposición y suavidad.821d

3. Evitar siempre la innovación o el cambio

Cuando las leyes, en las que se crían, por alguna fortuna divina, llegan a ser inmutables durante un largo período de tiempo, de modo que nadie recuerde ni haya escuchado que alguna vez fueron distintas de lo que son ahora, toda el alma las respeta y teme cambiar algo de lo instituido en ese momento. El legislador debe, pues, idear de una manera u otra de qué forma la ciudad tendrá esta situación. Yo, al menos, encuentro la siguiente. Todos piensan que si los juegos de los niños se cambian, lo que decíamos antes son en realidad juegos y de ello no se produce ningún daño serio importante, de modo que no los apartan, sino que los acompañan plegándose a la innovación, y no piensan que  esos niños, que han innovado en los juegos necesariamente llegarán a ser hombres diferentes de los que fueron los niños anteriores y que, al haber cambiado, buscarán otra vida y, al buscarla, desearán otras costumbres y leyes, y después de esto, ninguno de ellos temerá que pueda llegar ese mal extremo para las ciudades que acabamos de mencionar. 798d

4. Hay que censurar a los poetas.

At.—Entonces, ¿como ejemplo de qué debemos decir que se expuso ese argumento? ¿No será por casualidad de lo siguiente: de que la raza de los poetas no es del todo capaz de conocer bien lo que es bueno y lo que no lo es?. Cuando, en el texto o en la música, un poeta se equivoca en eso y compone plegarias erradas, hará quizás que, en los asuntos más importantes, los ciudadanos pidan totalmente lo contrario a lo que nosotros ordenamos. En consecuencia, no descubriremos muchos errores, como decíamos, mayores que éste.

5. El camino de la ciencia es sólo para unos pocos

Bien, hay aún tres materias de estudio para los hombres libres: el cálculo y los números constituyen una disciplina; también el arte de la medida de la extensión, de la superficie y la profundidad forman, como un único ámbito, la segunda materia, mientras que la tercera es el estudio de las revoluciones de los cuerpos celestes, cómo es el movimiento natural de unos en relación con los otros. No es necesario que la mayoría estudie todo eso hasta alcanzar un conocimiento exacto, sino unos pocos, que mencionaremos    cuando hayamos progresado hasta la parte final de la exposición.

6. El movimiento circular de los planetas

At.—Estimados amigos, en la actualidad prácticamente todos los griegos decimos mentiras de grandes dioses, de Helios y también de Selene.

Cl.—¿Qué mentira, pues?

At.—Decimos que nunca recorren el mismo camino y también otros cuerpos celestes con ellos, puesto que los llamamos ‘errantes’

Cl.—Por Zeus, extranjero, lo que dices es verdad, pues incluso yo he visto a lo largo de mi vida que el lucifer, el véspero y algunos otros astros nunca toman el mismo curso, sino que van errantes en todas direcciones, pero en el caso del sol y la luna todos sabemos, pienso, que siempre hacen eso.

At.—Justamente eso es, Megilo y Clinias, lo que digo ahora que nuestros ciudadanos y también los jóvenes deben aprender de todos esos dioses celestes hasta no proferir blasfemias contra de ellos y evitar las malas premoniciones cuando con piedad les hacen sacrificios y les elevan ruegos en forma de plegaria.

13 comentarios en “Platón: Las leyes, libro VII.

  1. Gracias fran. Si no fuese por comentarios como el tuyo no sabría que alguien lee lo que escribo.

    Siempre me ha hecho muy feliz leer y comentar a Platón pero ahora mismo estoy pasando una época de mi vida bastante complicada. Apenas tengo tiempo.

    Un saludo.

  2. Ánimo con lo que tengas. Por supuesto que sigo leyendo tus entradas, y las anteriores. Por cierto, «decubrí» hace poco el otro blog. Basta de peloteo.

    Un abrazo y ánimo otra vez.

  3. Un buen antecedente fílmico de la película de Van Damme es El malvado Zaroff (The Most Dangerous Game), rodada por el mismo equipo y en los mismos decorados que King Kong.

  4. gracias por sus aportes que en buenahora llegan a mí. fraterno abrazo a tod@s ustedes. sigan escribiendo lo que les está siendo allegado …ojalá me entiendan….

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