Román Gubern: Patologías de la imagen. Barcelona: Anagrama, 2004.
Román Gubern (Barcelona, 1934) ha sido profesor de Historia del Cine en Estados Unidos y actualmente es catedrático de Comunicación Audiovisual en la Universidad Autónoma de Barcelona. Entre sus libros más recientes se hallan Historia del Cine (Lumen, 2001, aunque la primera edición es de 1969), El simio informatizado (FUNDESCO, 1987), Del bisonte a la realidad virtual: la escena y el laberinto (Anagrama, 1996), Viaje de ida (Anagrama, 1997) Proyector de luna: la generación del 27 y el cine (Anagrama, 1999), El eros electrónico (Taurus, 2000), Máscaras de la ficción (Anagrama, 2002), La caza de brujas en Hollywood (Anagrama, 2002), La imagen pornográfica y otras perversiones ópticas (Anagrama, 2005; 1ª ed. 1987).
El objeto de la perspicacia analítica de Gubern es la imagen en todas sus manifestaciones: cinematográfica, pictórica, escultórica, publicitaria, digital… Patologías de la imagen se ocupa de aquellas imágenes que a lo largo de la historia han sido objeto de polémica y, en ocasiones, perseguidas y destruidas. El libro se divide en siete capítulos relativamente independientes. Los capítulos centrales, Embrollos cristianos e Imagen y sexualidad, son los más interesantes. En ellos Gubern despliega todos sus recursos para elaborar un entretenidísimo inventario de los prejuicios acerca de lo blasfemo, lo herético, lo depravado y lo antinatural. Esta variada casuística es el aspecto más sobresaliente del texto.
En el II Concilio de Nicea (787) fue aprobada la doctrina cristiana acerca de la imagen religiosa. El cristianismo tuvo que obrar una síntesis entre la tendencia iconoclasta semita y la afición greco-romana por la representación. El resultado es la teoría de la translatio ad prototypum. Según ésta, cuando nos arrodillamos ante una imagen lo hacemos, no ante la imagen material, sino ante el prototipo sobrenatural y suprasensible que está representado en el mármol o la pintura. De este modo, el cristianismo pretendía distanciarse de la veneración de las imágenes materiales propia de la idolatría. El tiempo se ha encargado de cuestionar una y otra vez esta aspiración teórica del Concilio de Nicea por poner freno al fetichismo natural que hemos heredado del hombre de las cavernas. Los ejemplos de Gubern al respecto son muy ilustrativos: recuérdese que «en junio de 2002, la policía italiana aseguró haber desbaratado un plan de la célula milanesa de Al Qaeda para atentar contra la basílica de San Petronio en Bolonia, a causa de un fresco gótico de Giovanni da Modena, que exhibe a Mahoma en el infierno y torturado por un demonio que le agarra el cuello.» (p. 92)
El capítulo Embrollos cristianos se abre con la constatación de que el cristianismo ha sacralizado o demonizado imágenes de un modo totalmente arbitrario a a lo largo de los siglos. Algunos ejemplos de símbolos heterodoxos adaptados al cristianismo son:
- Las aureolas sagradas. Su origen está en Virgilio, quien atribuye a los dioses cierta nube sobre la cabeza. A continuación se extendió a los emperadores romanos en forma de aurea gloriae y a partir del s. V se adaptó a las personas de la Trinidad.
- Los cuernos del Moisés de Miguel Ángel se deben a un error en la traducción de la Biblia de San Jerónimo que, donde iba «cabeza resplandeciente» tradujo «cabeza cornuda».
Además, la religión cristiana, sabedora del analfabetismo de sus fieles, ha utilizado desde siempre las imágenes como propaganda. Por ello, cualquier desviación del punto de vista ortodoxo en la representación de las figuras bíblicas ha sido objeto de viva polémica, cuando no de persecución y castigo. Gubern nos ofrece abundantes ejemplos al respecto:
- El Cristo niño sangrando y atendido por María en la obra de J. E. Millais, Cristo en casa de sus padres (1850).

- El aspecto pagano y lampiño de Jesucristo en el Juicio Final de la Capilla Sixtina.

- Los atributos viriles del Cristo muerto (1840) de Andrea Mantegna.

- El Autorretrato de Durero como Cristo (1500)

- El excesivo realismo de la Crucifixión (1512-1515) de Grünewald. Observa cómo se retucercen sus pies y sus manos.

- El Cristo carcajeante de la visión de Nazarín en la película homónima de Luis Buñuel (1959). Este fotograma sería una buena representación del gnosticismo de Basílides. Éste inventa una herejía que se llama docetismo. Jesús, demasiado divino para ser crucificado, se intercambia con el incauto Simón de Cirene que es quien verdaderamente sufre todo el martirio de la cruz. Mientras Simón sufre su calvario, Jesús ríe. Basílides defiende que sólo salva la gracia. La moral es indiferente. Así, Basílides lleva a cabo una nietzscheana transvaloración de todos los valores: el bien está allí donde los otros (los paulistas) ven el mal.

- El aspecto teatral del martirio de Cristo en Jesucristo escarnecido por soldados (1865) de Manet.

- El aspecto afeminado de El Cristo de la sangre (1911) de Zuloaga.

- El sincretismo herético del Cristo en el Olimpo de Max Klinger.

- La perspectiva exclusiva del Padre en el Cristo de San Juan de la Cruz (1951) de Salvador Dalí.

- El Cristo irreconocible en La Crucifixión de Oskar Kokoschka (1911-1912)

- La habitual dureza de Caravaggio aplicada a La muerte de la virgen (1606)

- La Virgen castigando al Niño Jesús ante tres testigos: André Breton, Paul Eluard y el artista (1926) de Max Ernst.

Los problemas con la ortodoxia católica se acentúan cuando es necesario representar el cuerpo humano desnudo para ilustrar episodios del Antiguo Testamento. Por ejemplo:
- Los genitales de Adán en Adán y Eva de Masaccio.

- El erotismo a flor de piel en Adán y Eva de Tiziano o Rubens.

- El sexo oral en el Paraíso tal y como están colocados Adán y Eva en la Capilla Sixtina.

- La evidente felicidad que emana del Adán y Eva de Durero.

- El atractivo de la Salomé de G. Moreau en La aparición (1876)

- El placer sensual de orientación gay en el San Sebastian (1610) de Guido Reni.

El capítulo Imagen y sexualidad está dedicado a las representación erótica a lo largo de la historia. Fueron los griegos quienes, en el s. V a. C., inventaron el desnudo masculino y femenino como género artístico. El cristianismo lo prohibió por considerarlo indecente. A partir del Renacimiento el arte vuelve a ocuparse del desnudo en un ambiente no exento de censura. Es frecuente que estas obras de arte se guarden durante siglos en Salas Reservadas para disfrute privado de los Reyes. Hitos en la representación del desnudo femenino son:
- La Venus de El nacimiento de Venus de Boticelli es algo deforme por el escaso conocimiento de la anatomía femenina del pintor.

- En La Venus del Espejo de Velázquez el espejo no debería reflejar el rostro.

- Las Tres Gracias de Rubens nos hacen pensar en el relativismo del concepto de belleza.
- El desnudo femenino que durante siglos poseyó una increíble fuerza subversiva: Venus dormida de Giogione (1510)

- Tiziano: Venus recreándose en el amor y la música (1545) y Venus de Urbino (1538)
Tiziano: Venus recreándose con el Amor y la Música – Colección – Museo Nacional del Prado
- Goya: La maja desnuda (1800)

- Ingres: La gran odalisca -observa que le sobran un par de vértebras- (1814).

- La aparición de la mirada pornográfica, tema del libro de Gubern comentado más arriba, es El origen del mundo de Courbet.

En definitiva, un libro imprescindible y entretenidísimo de este maestro del ensayo que es Román Gubern.
qué blog interesante! voy a utilizar ésta información para un trabajo práctico (con su permiso). Es para la materia ¨comunicación ¨de Diseño Gráfico, y justo estamos trabajando éste autor. Por lo que vi, parece que éste blog me va a servir para varias materias, felicitaciones, saludos.
Me alegra que mis comentarios sobre Gubern te resulten útiles.>>Gracias por participar.
Que opinión le merece la historia del cine de Gubern? Un saludo!
A mí me parece una obra de consulta digna pero no para comprarla y leerla de un tirón. Vas a ella cuando la necesitas buscando algo específico.
Saludos.