Penn: Hacia rutas salvajes (2007). I Ciclo de Filosofía y Cine.

Cine y Filosofía: Hacia rutas salvajes (Penn, 2007)

El lunes 13 de febrero a las 16.30 proyectaremos  en la Biblioteca para el alumnado de Bachillerato del centro Hacia rutas salvajes.

Libertad y Naturaleza

Los trabajos de Sean Penn como director son escasos pero muy interesantes. Pienso, por ejemplo, en The pledge (El juramento, 2001) o The crossing guard (Cruzando la oscuridad, 1996). Into the wild (Hacia rutas salvajes, 2007) es la última de sus películas.

Tomando como punto de partida el diario de Christopher Johnson McCandless (1968-1992), Jon Krakauer publicó la historia de este aventurero con el título Into the wild (1996) En su libro está basado el guión de Sean Penn.

La cinta narra la historia del joven McCandless que, tras graduarse en la Universidad de Emory en Antropología e Historia, decidió dejar atrás un hogar roto y una sociedad vacía, materialista, corrupta y consumista para buscar una Verdad más auténtica en la soledad de la Naturaleza. Este mito romántico que sustituye a Dios por la Naturaleza tuvo su origen en el filósofo ilustrado Jean Jacques Rousseau y una brillante continuación en el Walden de Henry David Thoreau.

Además de admirar a Thoreau, el joven McCandless siente veneración por Jack London, novelista de principios del s. XX  que convirtió a la Naturaleza salvaje en el único lugar donde todavía era posible una vida humana auténtica. La influencia de su novela The call of the wild (La llamada de lo salvaje, 1903) hace que la inhóspita Alaska se convierta para McCandless en el territorio mítico donde buscar la Verdad. Es a través de London como se siente la sombra de Nietzsche en las ideas del protagonista.

Sin embargo, una vez allí no tarda en darse cuenta de la falsedad del mito de una Naturaleza benévola creado por Rousseau. Como ya advertía Schopenhauer la Naturaleza no está hecha para el hombre, sino que, al contrario, es cruel y amoral.

Finalmente la lectura de Tolstoi reconcilia a McCandless con la humanidad, con el prójimo, y decide abandonar la soledad de la tundra. La felicidad no tiene sentido si no es compartida, concluye el protagonista. O como ya decía Aristóteles, el ser humano es social por naturaleza.

Eugenio Sánchez Bravo.

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