Slavoj Žižek: Irak. La tetera prestada. Luis Álvarez Mayo (tr.) Madrid: Losada, 2006
En este hermoso día de otoño en el que los valientes de Wikileaks, con Julian Assange a la cabeza, le han arrancado otra máscara al discurso oficial sobre la guerra de Irak, resulta adecuado dejar constancia del análisis que hace unos años realizó otro irreverente iconoclasta, Slavoj Žižek.
Antes de empezar a comentar el texto de Žižek quiero además brindar al sol por este día en que Internet no es sólo porno, tuenti y facebook sino un maravilloso invento que abre las puertas a un nuevo modo de entender el periodismo, la información, la propiedad y quién sabe si la política.
El título, dice Žižek, se refiere a un chiste de Freud para ilustrar la lógica absurda y, al mismo tiempo reveladora, de los sueños:
(1) Jamás me prestaste una tetera;
(2) te la devolví intacta;
(3) la tetera ya estaba rota cuando me la prestaste. (p. 13)
Quien así razona para defenderse confirma precisamente lo que quiere negar, que devolvió una tetera rota. El gobierno de Estados Unidos también defendió la intervención en Irak argumentando de modo descabellado:
- Sadam Hussein tiene armas de destrucción masiva que ponen en pelígro a sus vecinos e incluso a Israel.
- Cuando el funcionario de la CIA David Kay informó de que no existían tales armas se argumentó que Sadam era íntimo de Al-Qaeda y estaba implicado en los atentados del 11/S. Este bulo permanece aún en el inconsciente colectivo de los estadounidenses y está presente en muchos de los productos de la maquinaria propagandística de Hollywood.
- Finalmente, la administración Bush tuvo que conformarse con afirmar que Sadam era un tirano despiadado y que el pueblo iraquí merecía ser liberado. El razonamiento era extremadamente débil pero a fuerza de repetirlo en los medios caló entre el público. De tantos tiranos que hay en el mundo qué casualidad que fueran a fijarse a Sadam, viejo amigo al que habían vendido armas químicas y biológicas cuando alentaron la guerra contra Irán.
¿Qué nos revela esta esta disparatada lógica en la política exterior de la primera potencial mundial? Muy sencillo: la guerra estaba ya decidida de antemano. Y por tres razones:
- La arraigada idea presente en el imaginario colectivo tras la II Guerra Mundial de que Estados Unidos es el encargado de repartir democracia y la prosperidad en el mundo,
- reafirmarse como primera potencia mundial, al menos en el plano militar y, por último, aunque no menos importante,
- hacerse con el control de las reservas de petróleo en Oriente Medio.
Cada nivel se corresponde con la tríada lacaniana Imaginario-Simbólico-Real. Gozan de una relativa autonomía pero no podemos descuidar ninguno de ellos.
Pero si profundizamos aún más, ¿cuál fue el verdadero motivo de la guerra contra Irak, la guerra contra el terror? No fue, por supuesto, terminar de una vez por todas con el Islam fundamentalista, con la Yihad. Antes bien, fue la propia guerra de Irak quien engendró el terrorismo global. La Yihad es, en el fondo, McYihad. Y Žižek se pregunta:
¿y si, como ya han sugerido algunos economistas, el verdadero objetivo de la guerra no fuera principalmente el control de los recursos petrolíferos, sino el fortalecimiento del dólar, la prevención de la derrota del dólar por parte del euro, la prevención del colapso de un dólar que está cada vez menos «cubierto» por un valor «real» (pensemos en la inmensa deuda norteamericana? Hoy día, una Europa unida es el principal obstáculo del Nuevo Orden Mundial que Estados Unidos quiere imponer. (p. 59)
Las previsiones de Žižek, pensadas en 2004, han terminado por hacerse realidad. Europa fue la gran derrotada en la guerra de Irak. Su papel en la política internacional quedó reducido al de una desafinada comparsa y el Tribunal Penal de La Haya a mera pantomima.
En cualquier caso, el discurso de Žižek se vuelve insuperable cuando se deja llevar por una inesperada y contundente asociación libre. Žižek compara la política exterior norteamericana actual con los casos de pedofilia católica. En el caso de la religión la técnica de seducción de los sacerdotes utilizaba la religión, los depredadores usaban la religión para autorizar lo que pretendían. Estados Unidos no apela hipócritamente a la democracia para justificar sus actos en política exterior, sino que moviliza «aspiraciones democráticas sinceras» para justificar la tortura y una guerra que ha costado un millón de víctimas civiles en el bando iraquí. Léase este texto, muestra de la retórica ejemplar de Žižek:
Por tanto, no se invoca la religión solamente para tener una frisson de lo prohibido (esto es, para aumentar el placer al hacer del sexo un acto de transgresión); por el contrario, se presenta el propio sexo en términos religiosos, como una cura religiosa del pecado (la masturbación). Los sacerdotes pedófilos no eran liberales que seducían a niños afirmando que la sexualidad homosexual era saludable y permisible: en un uso magistral de la inversión que Lacan llamó point de capitón, insistieron primero en que el pecado confesado de un niño (la masturbación) era verdaderamente mortal, y después ofrecieron actos homosexuales (por ejemplo, la masturbación mutua) como un proceso «curativo»: en otras palabras, lo que únicamente puede considerarse un pecado aún peor. La clave de esto es esa misteriosa «transubstanciación» a través de la cual la Ley prohibitoria que nos hace sentirnos culpables de un pecado ordinario se aplica bajo el aspecto de un pecado mucho peor: como si, en una especie de coincidencia de contrarios hegeliana, la Ley coincidiese con la mayor de las transgresiones. (…) La política norteamericana actual, en su estructura inherente, es una especie de equivalente político a la pedofilia católica. El problema de su nuevo vigor moral no es solo que se explote la moralidad de manera manipuladora, sino que se movilice directamente; el problema de su apelación a la democracia no es que sea simplemente una hipocresía y una manipulación externa, sino que movilice directamente aspiraciones democráticas «sinceras» y se base en ellas. (pp. 80-81)
Sadam fue capturado y, al tiempo, fueron divulgadas unas imágenes en las que el tirano que amenazó la estabilidad del mundo entero aparecía como un anciano desamparado o, como dice Žižek, un judío inspeccionado por nazis. Más tarde fue ahorcado en uno de los episodios de venganza callejera más vergonzosos y despreciables de los últimos años. Fue una chapuza de tal calibre que cualquier justificación de la invasión en términos de democracia y derechos humanos quedaba deslegitimada.
Sadam fue capturado, juzgado y ejecutado. Pero Žižek se pregunta «¿quién juzgará a quienes luchan contra el terror?»
Para terminar, quiero recordar la masacre donde murió el fotógrafo Namir Noor-Eldeen, destapada también por Wikileaks en 2010.
P. D.: Si has leído hasta aquí no te pierdas la serie de televisión Rubicon de la cadena AMC. Viene a ser como Los tres días del Cóndor pero sin Robert Redford ni Faye Dunaway.
Acabo de ver el primer capítulo, y tiene una pinta estupenda. La recomendación ha sido acertada, gracias.
un saludo
Me alegra que te haya gustado. Un saludo.
Hola amigo me ha gustado demasiado tu comentario, como reacatas el discurso de Zizek, gracias… Quisiera solicitarle un favor, en México el libro esta agotado, y ahora al leerlo a usted creo que por obvias razones no lo editaran nunca mas por su radicalizar, me gustaría saber si vos podéis escanearlo y compartirlo con un servidor y con la comunidad, le estaría muy agradecido y podría ofrecerle algún intercambio, tengo varios libros de Zizek, espero su respuesta, saludos desde México
Hola Orlando, me alegra que te guste la entrada. Intentaré encontrar un enlace en la red. Si no aparece podría escanearlo pero tardaría bastante tiempo. Estoy muy liado.
Saludos.
Eugenio.
Me interesa el libro me gustaría tener aunque sea el pdf, vos podéis ponerlo en dicho formato? Me da mucha pena solicitarlo pero el libro esta agotado y no lo encuentro por ningún lado
En estos meses tengo mucho trabajo, lo siento.