Trier: Melancholia (2011)

Hoy 22 de abril de 2012, el día de la Tierra, es el día perfecto para ver la última película de Lars von TrierMelancholia, que fantasea con la idea de la desaparición del planeta.

Los siete primeros minutos que puedes ver arriba son un ejercicio cinematográfico brillante. La música de Wagner, el preludio de Tristán e Isolda, combina a la perfección con esa mezcla de nihilismo y surrealismo que sintetiza todo lo que ha de ocurrir después.

Aunque no lo parezca, el director danés nos ofrece por fin un mensaje optimista. Melancholia es una celebración serena y sensual del apocalipsis.

Justine o el erotismo de la desaparición. Fotograma de Melancholia (Lars von Trier, 2011)

Me ha recordado especialmente a Sacrificio (Offret, 1986) de Tarkovski. El escenario es semejante: un grupo aislado de personajes dispuestos a enfrentar el fin del mundo. Sin embargo, allí donde Tarkovski encuentra una última esperanza gracias a la religión, a la locura que supone un salto de fe a lo Kierkegaard,  Lars von Trier, influido por Sade (el personaje principal se llama Justine), queda satisfecho con el vacío y la nada.

El director dice, a través de su protagonista, que  la Tierra es malvada, que estamos solos en el Universo y que la catástrofe final es, en cierto modo, la única redención posible.

El nihilismo de Justine. Fotograma de Melancholia (Lars von Trier, 2011)
El nihilismo de Justine. Fotograma de Melancholia (Lars von Trier, 2011)

Me pareció curioso que ambos directores coincidiesen en la debilidad de la ciencia para comprender, predecir y controlar el Universo. El personaje del médico en Sacrificio es una representación exacta del nihilismo. En el caso de Melancholia, el estereotipo del científico, incapaz de admitir su derrota, prefiere suicidarse antes del momento final.

Al contrario que en su anterior película, Antichrist (2009), Lars Von Trier no hace trampas en Melancholia. Anticrist me parece un refrito de Schopenhauer mezclado con historias de brujas e Inquisición; lastrada, además, por el resentimiento hacia la vida, una sarcástica dedicatoria a Tarkovski y mucha violencia gratuitaMelancholia , en cambio, me seduce por la serenidad y sabiduría que alcanza la protagonista. El ser humano adquiere una dignidad inesperada en el momento de su desaparición. Contra toda evidencia Melancholia es un manifiesto humanista.

Por último, comentar que me agradó especialmente el homenaje a la Ofelia de Millais.

Homenaje a la Ofelia de Millais. La modelo del pintor fue Lizzie Siddal, pelirroja como Kirsten Dunst.Fotograma de Lars von Trier (Melacholia, 2011)

Ficha técnica

Cartel de Melancholia (Lars von Trier, 2011)

– Dirección: Lars von Trier

Guión: Lars von Trier

Productor: Meta Louise Foldager, Louise Vesth

Música: Wagner, preludio de Tristán e Isolda, la música favorita de Nietzsche.

Fotografía: Manuel Alberto Claro

Protagonistas: Kirsten Dunst, Charlotte Gainsbourg, Kiefer Sutherland, Charlotte Rampling, John Hurt, Alexander Skarsgård, Stellan Skarsgård, Udo Kier

País: Dinamarca, Suecia, Italia, Francia, Alemania,

Fecha de estreno: 18 de mayo de 2011. Festival de Cannes, de donde Lars von Trier fue expulsado por unas polémicas declaraciones sobre Hitler.

Compañías: Productora Zentropa Entertainments

Duración: 130 minutos.

13 comentarios en “Trier: Melancholia (2011)

    1. Hola Fran, Nietzsche está presente en la película. Sólo el preludio de Tristán ya lo justifica.

      Lo mejor que he leído sobre el abrazo de Nietzsche al caballo es de Kundera: «Nietzsche sale de su hotel en Turín. Ve frente a él un caballo y al cochero que lo castiga con el látigo. Nietzsche va hacia el caballo y, ante los ojos del cochero, se abraza a su cuello y llora. Esto sucedió en 1889, cuando Nietzsche se había alejado ya de la gente. Dicho de otro modo: fue precisamente entonces cuando apareció su enfermedad mental. Pero precisamente por eso me parece que su gesto tiene un sentido más amplio. Nietzsche fue a pedirle disculpas al caballo por Descartes. Su locura (es decir, su ruptura con la humanidad) empieza en el momento en que llora por el caballo.
      Y ése es el Nietzsche al que yo quiero,»

      Sin embargo, en la película, me parece que las cosas ocurren de otra manera. La angustia de Kirsten Dunst (la de Spider-Man, qué curioso es el cine), que presiente el final, llega a su clímax cuando maltrata a su caballo. Luego, cuando el apocalipsis es inevitable, los caballos callan y ella también deja de sufrir. Ella está en sintonía con la Naturaleza y alcanza la sabiduría: la tierra es malvada, no nos apenemos por ella…

      Un saludo.

  1. Hola,
    Vi la película hace un tiempo ya, cuando estaba en cartelera, y debo decir que la encontré fascinante. Sobre todo encontré que Justine (Kirsten Dunst) es en cierto sentido muy estoica al aceptar (de manera un tanto psicótica) su destino. Lo único que no me permite decir que es el paradigma del estoicismo es ver también en la película como ella desciende hacia la locura frente a su destino. También da que pensar, ¿hasta qué punto es locura el estoicismo?

    Un Saludo,
    Joe

    1. El estoicismo tiene cierta semejanza con el cristianismo, con la aceptación del destino, de la naturaleza. Hay serenidad pero también resignación. Y su valoración del mundo está muy lejos del nihilismo del director danés.

      En Melancholia veo más un ansia perversa, sensual, de que la vida y el mundo terminen de una vez.

      Un saludo.

      Encantado de saber de tu blog.

  2. Fabulosa entrada sobre otra peli de Von Trier. Gracias.

    Yo también vi la película hace poco tiempo y me parecio triste y dolorosa. No se me ocurrió hasta qué punto está influida que está por la idea de la aceptación del devenir y el nihilismo de Nietzsche. Por eso me ha resultado tremendamente inspiradora la entrada.

    Otro aspecto en el que se ve la distinta manera de asumir el sinsentido de la realidad es la diferencia de actitudes entre las hermanas, Justine y Claire.

    Claire es la negadora del devenir (y su marido apoya esta actitud vital). Su afán de orden, de guardar la compostura, de que la boda salga bien de arriba a abajo, etc: toda esta actitud culmina en la segunda parte de la película, en la ridiculez de montar una cena espectacular para recibir el apocalipsis. Justine entra en crisis el día de su boda. No puede aceptar más guardar la compostura y las apariencias, y esto lo expresa en un primer momento con una profunda depresión y una angustia que destroza su vida. Poco a poco, ya en la segunda parte, la crisis va dejando paso a la aceptación del sinsentido, la comunión con la naturaleza y el deseo de aniquilación (como bien explicas).

    Saludos y enhorabuena por la entrada.

    1. Hola jmng, totalmente de acuerdo en la contraposición entre las dos hermanas. Quien parece estar al mando en un principio se revela al final como un puro espejismo.

      Me alegro de tener noticias de tus blogs. Te enlazo.

      Un saludo.

      Eugenio

      1. Gracias por enlazar mis blogs, Eugenio.

        Sigo este sitio desde hace años y está enlazado en mi blog sobre enseñanza de la filosofía. He comentado antes con otro nombre (en una entrada sobre otra peli de Von Trier, creo) porque lo hice con mi perfil de Blogger. No sé si ha cambiado algo pero esta vez he tenido que usar un perfil de WordPress para poder hacer el comentario.

        Bueno, aprovecho para saludarte de nuevo y a todos los seguidores de este sitio tan bueno. Espero que sigas con esto mucho tiempo más.

  3. ¿No tenías una entrada dedicada «El Anticristo» de Trier? No sé si lo imaginé pero llevo media hora buscándola entre tus entradas y no doy con ella así que mejor ir directamente a la fuente.

    Saludos Eugenio.

  4. El problema es que tiene una dedicatoria final a Tarkovski que, en el fondo, es de una mala leche… Y yo adoro a Tarkovski. No cambio un minuto de Sacrificio por todas las pelis de Trier.

    Tengo que leer tu reseña cuando esté un poco menos liado.

    Un abrazo.

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