Éric Rohmer: Conte de printemps [Cuento de primavera, 1990]

Parece que hubiesen pasado siglos desde este clásico de Éric Rohmer. Siglos desde que escuché a Anne Teyssèdre explicar en la gran pantalla cómo entusiasmaba a sus alumnos de Filosofía hablándoles sobre los «juicios sintéticos a priori» de Kant. Puede que fuera posible durante un tiempo, pero ya no lo es.

Hoy día, la reminiscencia, el extraño temblor que produce el reconocer lo que ya se sabe, ocurre cuando el tema a tratar son videojuegos como Bioshock o el análisis de la publicidad. Los «juicios sintéticos a priori» se ven desplazados por la pornografía como «lengua universal» y el imperativo categórico por el imperativo ‘ instagram ‘-‘sexy baby.

Ficha técnica de Cuento de primavera

  • Dirección: Eric Rohmer
  • Producción: Margaret Menegoz
  • Guión: Eric Rohmer
  • Música: Ludwig van Beethoven
  • Fotografía: Luc Pagès
  • Montaje: Maria-Luisa García
  • Protagonistas: Anne Teyssèdre, Florence Darel
  • País: Francia
  • Año: 1990
  • Duración: 105 minutos
  • Idioma: Francés
  • Compañías: Productora Le Films du Losange, Soficas Investimage

2 comentarios en “Éric Rohmer: Conte de printemps [Cuento de primavera, 1990]

  1. Hola. Estaba buscando en Internet opiniones sobre «Las cuatro estaciones» y me he encontrado curiosamente con este excelente blog, que más de una vez he consultado como profesor de filosofía. Gracias por tus comentarios de textos tan completos y sugerentes.
    Aprovechando tu entrada, me gustaría dar mi visión sobre Rohmer y su visión de la filosofía, porque llevo años viendo sus películas y siempre me ha parecido muy peculiar el tratamiento que hace de este tema. Lo que más me llamó la atención de la escena que describes es que nunca jamás me creí que esa profesora pudiera entusiasmar a nadie, y menos con los juicios sintéticos a priori. Lo que vi en esta película y en otras dos de las cuatro estaciones, fue una visión de la filosofía muy negativa y… muy realista. En «Cuento de primavera» la profesora aparece al principio como alguien muy seguro de sí mismo, con las ideas muy claras y con opiniones muy formadas y complejas sobre cualquier tema…, en fin, una sabia en el viejo sentido griego de la palabra. Pero ya lo decía el refrán, «Dime de qué presumes…». Según avanzaba la película su ropaje filosófico se fue cayendo, se quedó desnuda, sin un solo juicio sintético a priori que pudiera cubrir sus vergüenzas, y dejó a la vista una persona insustancial, vacía, incapaz para la vida, que se comportaba como una niña asustada o como un muro de hielo. Cuando dice que su trabajo resulta apasionante y que pretende hacer reflexionar a sus alumnos sobre el puro acto de pensar, es imposible creerla. A mi entender, Rohmer hace uso de una ironía desmedida para describirnos la filosofía como un refugio que utilizan personas neuróticas como vía de escape ante sus problemas personales; así, la profesora lleva un disfraz que básicamente consiste en atribuirse modestamente la capacidad para resolver todos los problemas del mundo. La filosofía sería usada paradójicamente como mecanismo de defensa para no tener que enfrentarse a los problemas auténticos de su vida. Esta profesora podía estar sacada perfectamente de «El drama del niño dotado».
    Tenía en realidad dudas sobre si la intención de Rohmer era ésa, pero volví a encontrarme el mismo trato despectivo hacia la filosofía en otros dos cuentos de las cuatro estaciones. En «Cuento de otoño» (el mejor de la serie para mí), aparece otro profesor de filosofía, y en su caso usa la misma para seducir alumnas o lo que sea que pase cerca. La sabiduría, o la apariencia de ella, siempre ha ejercido un magnetismo comprensible sobre los jóvenes, que están a la caza urgente de darle un sentido a sus vidas. De esa necesidad juvenil se aprovecha este profesor, que, consciente o inconscientemente, usa sus conocimientos filosóficos para deslumbrar y embelesar a sus alumnas. La protagonista de «Cuento de otoño» no cae en ese anzuelo filosófico del hombre «sabio», conocedor del sentido de la vida y con la autoestima por las nubes (él mismo parece creerse el papel que representa), pues ella se da perfecta cuenta de la inmadurez del individuo, de su impostura, y de que no puede obtener de él ningún tipo de relación seria y adulta.
    En «Cuento de Invierno», película que vi hace ya más de diez años, aparecía un personaje que, creo recordar, aunque no era profesor de filosofía era aficionado a la misma y trataba de seducir a la protagonista leyéndole fragmentos de Platón. Lo que sí recuerdo con claridad es que este personaje era un soso redomado, incapaz para la seducción, un «pagafantas», un pobrecillo que usaba la filosofía para dárselas de sabio y engatusar a su amada, pero ésta le tenía bien calado y sabía que en el fondo era un hombre insignificante y superficial que utilizaba los textos de Platón para ocultar sus miedos.
    En definitiva, Rohmer encontraba un extraño placer en mostrarnos la frivolidad que se esconde tras los «filósofos»: su engreimiento, su ignorancia y su torpeza para la vida auténtica.
    «Cuento de verano» la vi en el cine hace veinte años, y me encantaría revisarla para ver si también en ella aparece esa visión tan desencantada de la filosofía, pero desgraciadamente está descatalogada desde hace años. Descubrí hace poco que un hermano de Rohmer era un filósofo muy conocido y controvertido en Francia, pero no sé si esto puede guardar alguna relación con la visión que creo que tenía Rohmer de la filosofía.
    Simplemente quería compartir esta reflexión con alguien. Muchas gracias de nuevo por tu blog

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