When one looks at the emptiness of current art,
the only question is how such a machine
can continue to function in the absence of any new energy.
Parece que hace 30.000 años nos convertimos en artistas al mismo tiempo que en sapiens. Las pinturas de las cuevas de Altamira son un buen ejemplo. Para los expertos todavía no está claro cuál era el objeto del realismo en la representación de las escenas de caza. Para mí es bastante simple: en esos primeros momentos de la humanidad la pintura, el signo, no estaba separada de la realidad. Arte y magia (acción a distancia) iban de la mano.

Con el paso de los siglos perdimos la inocencia y la técnica se convirtió en el único modo de relacionarnos con la naturaleza. El arte, simplemente, asumió otras funciones que veremos a continuación.

Tassili n’Ajjer, Sáhara,
Argelia
El arte griego supone la victoria de lo apolíneo sobre lo dionisiaco, de la razón sobre los instintos, de la belleza pura sobre la naturaleza. En la escultura griega Camille Paglia analiza el tránsito desde el primitivo joven (kouros) de inspiración egipcia al Efebo de Kritios, primer ejemplo histórico del contraposto. La figura adquiere por vez primera movimiento y personalidad individual.


Ya no se trata de un tipo, sino que es un joven de verdad, serio y regio. Su cuerpo suave y bien formado tiene una sensualidad pura. En el kuros arcaico, que era calipigio, se realzaban y se valoraban más que la cara las nalgas grandes y bien formadas. Pero las nalgas del Efebo Critios tienen un refinamiento femenino, tan erótico como el pecho en la pintura veneciana. Es una figura en contrapposto: aprieta una nalga y relaja la otra. El artista las imagina como una manzana y una pera, brillantes y compactas… La pederastia griega alababa el magnetismo erótico de los muchachos adolescentes de una forma que hoy puede llevarle a uno a vérselas con la justicia. (Camille Paglia: Sexual Personae, pp. 180-185)
El efebo griego es el ídolo del ojo apolíneo, reproche definitivo a la madre naturaleza, rechazo del laberinto del cuerpo femenino, marcado por los fluidos y la procreación. La decadencia de la escultura griega comienza cuando el desnudo masculino es sustituido por el femenino. De todos modos, la ostentación de la simetría matemática en la escultura y la arquitectura sirve, al mismo tiempo, a la búsqueda de la Idea de Belleza y a la legitimación del orden político. En la filosofía de Platón resultan absolutamente inseparables.
En el arte religioso se pintaba el horror de la crucifixión de Cristo con una intención perversa. Cuanto mayor fuera el sufrimiento del hijo de Dios mayor sería nuestra deuda con él. La deuda es el instrumento de sometimiento más antiguo y es tanto más efectivo si resulta imposible de devolver. Ante el horror de la crucifixión pintada con todo detalle por Grünewald no podemos experimentar más que una deuda infinita que nos transforma en seres eternamente sumisos. Este uso sofisticado de la deuda no es muy diferente del modo en que hoy día gestionan la economía mundial las grandes entidades financieras. Dicen con razón que los bancos son las nuevas catedrales.

En general el arte medieval tuvo siempre un significado perverso: mostrar a la mayoría analfabeta las consecuencias terribles de desafiar el orden moral y político. Además de los infiernos surrealistas de El Bosco quiero dejar constancia de la ingenuidad de los calderos en el portada de la Virgen Blanca de la Catedral de León y de los frescos de Giotto en la Cappella degli Scrovegni en Padua.



En El Conocimiento Secreto David Hockney afirma que entre los siglos XIV y XIX los grandes maestros de la pintura al óleo usaron diferentes tipos de cámaras buscando la perfección absoluta en la representación de la realidad. Piénsese, por ejemplo, en Caravaggio, a quien se le criticaba no saber pintar sin modelo. La exactitud en la representación tenía para los altos cargos eclesiásticos que financiaban la turbulenta vida del pintor la misma función que tienen hoy los reportajes fotográficos de una revista gay.

El porno hetero también ocupa muchas páginas en la Historia del Arte.

En cualquier caso, la perfección en el retrato servía principalmente para que el comprador hicisese ostentación de sus riquezas y poder. La pintura al óleo, nos cuenta John Berger en Modos de ver, era el recurso que los adinerados tenían más a mano para perdurar en el tiempo. Fíjate, por ejemplo, en el sorprendente realismo con que Bronzino pinta los bordados del traje de Leonor de Toledo en la corte de los Medici.

Una vez que a fines del s. XIX se popularizó la fotografía, la pintura tuvo que tomar otros caminos, abandonar el arte figurativo para para pintar la verdad más allá de las apariencias. Se renuncia a los diferentes tipos de cámara que habían usado Vermeer o Caravaggio y se buscaron nuevas formas expresivas que darían lugar a las sucesivas vanguardias del s. XX. Hockney usa un ejemplo muy claro para ilustrar el modo en que Van Gogh reacciona ante la fotografía: vuelve al pasado para recuperar formas bizantinas.

En las vanguardias la pintura cambió sus técnicas y también sus objetivos. Ya no se trataba de ensalzar a los poderosos, hacer propaganda religiosa o adentrarse en el terreno de la pornografía. La fotografía y el cine irían apoderándose progresivamente de todas estas funciones. El arte de las vanguardias aspiraba a impactar al espectador, a mostrarle, por ejemplo, la verdad de la naturaleza humana o el horror de la guerra. El artista se convirtió en elemento subversivo, en la voz del pueblo, en moralista. En este sentido, podemos citar los Desastres de la Guerra de Goya y su versión cubista, Guernica de Picasso.



Sin embargo, el mismo orden económico capitalista que hizo posible reproducir hasta el infinito la obra de arte, también fue el responsable de utilizar para sus propios fines las técnicas de las vanguardias artísticas transformando al arte en publicidad y a la obra en mercancía. Los precios que adquieren las grandes firmas en las subastas desvirtúan su mensaje y las vacían de contenido, del mismo modo en que la hipoteca de tu casa se convierte en un derivado financiero que adquiere un fondo de pensionistas en Miami. En el mismo sentido, la técnica cubista, por ejemplo, es aprovechada por Citröen para hacer publicidad de sus vehículos.

Pero, como dice Jake Chapman en el documental Is Bad Art for Bad People?, resulta imposible continuar usando la pintura para eternizar mascotas. De ningún modo, después del horror del Holocausto o la masacre de Vietnam.



El reto permanece ahí. Impactar al espectador para mostrarle el lado oscuro del sistema capitalista, el mal arraigado en el alma humana. El arte se ve obligado a poner al espectador en una situación límite. Así, producir la náusea con sus performaces fue el objetivo del Accionismo Vienés.
Pero otra vez vuelve a ocurrir lo mismo. El sistema publicitario se las arregla para poner a su servicio hasta los excesos del Accionismo Vienés. Aquí tienes un fotograma del conocido programa de televisión Jackass donde, buscando la mera diversión, los participantes se infligen heridas dignas de un Hermann Nitsch. Llegamos a otro callejón sin salida.

En El mapa y el territorio el novelista Michel Houellebecq sentencia: el mercado del arte está en manos del kitsch nihilista de Jeff Koons o de la muerte como espectáculo de Damien Hirst o los hermanos Chapman
Damien Hirst y Jeff Koons repartiéndose el mercado del arte… era un testimonio bastante certero de la situación del arte en un momento determinado. Hubo, en efecto, una especie de división: por un lado el fun, el sexo, el kitsch, la inocencia; por el otro el trash, la muerte, el cinismo (pp. 182-183) Michel Houellebecq: El mapa y el territorio.
El kitsch nihilista de Koons nos resulta bastante cercano. A él le debemos la mascota del Guggenheim de Bilbao. Es muy conocida su performance erótica con la actriz porno Cicciolina y la inocencia perversa del oso y la pantera rosa. Todo en Koons es símbolo freudiano envuelto en iconos infantiles.




En el otro extremo está la obsesión por la muerte de Damien Hirst. Son muy conocidas la oveja y el tiburón en formol. Eternizar el instante es el equivalente de la muerte. El mérito de Hirst es eternizar instantes en los que los seres parecen vivos porque están en plena actividad, en movimiento.



En el lado oscuro también se posiciona Marcus Harvey quien con su obra Myra provocó un gran escándalo. Observa que el retrato es de una asesina en serie y que las pinceladas son pequeñas manos de niños. ¿Por qué inmortalizar a un personaje tan siniestro?



Los hermanos Chapman, autores del documental en el que se inspira esta entrada, utilizan maniquíes para denunciar la deshumanización y la barbarie del mundo contemporáneo. En primer lugar, puedes ver una versión muy cruda de Los Desastres de la Guerra de Goya y en segundo lugar tres aberraciones pornográficas. Es especialmente impactante Fuckface ¿No te parece? La proliferación vírica de la pornografía en internet funde los cuerpos en un engendro maldito, no-humano.





A modo de conclusión, estas viñetas de El Roto acerca de la Feria de Arte Moderno Arco que se celebra en Madrid anualmente:


Bibliografía
- David Hockney: El conocimiento secreto. Destino.
- Michel Houellebecq: El mapa y el territorio. Anagrama.
- Camille Paglia: Sexual Personae. Valdemar.
Documentales
- John Berger: Ways of seeing.
- Jake Chapman: Is bad art for bad people?
Hola Eugenio, si me permites, te voy a plantear unas «cuestioncillas» que formaran parte de una entrada del blog, (considéralo entrevista)
– ¿Qué es el arte? ¿Cuál su función?
– ¿ qué es el arte «de calidad»? ¿quién decide eso? ¿en qué sistema económico se puede sostener una cultura artística «de calidad»?
– esto me lleva a ¿cómo se hace llegar el arte «de calidad» a la gente?
– si lo llevamos a la música, ¿es por el sistema educativo por lo que «Pitbull» vende millones de discos mientras que intérpretes como Barenboim u otros tienen dificultad para esa tarea? ¿Cómo cambiar esa situación?
– y para terminar, personalmente, ¿qué buscas en el arte?
Muchas gracias.
Menudas preguntas. Hay infinitos libros dedicados a estos temas pero intentaré ser claro y breve.
1. ¿Qué es el arte? ¿Cuál su función?
Cualquier experto encontrará innumerables fallos y excepciones en este relato. Su objetivo no es la exactitud sino dar cuenta de un proceso de un modo rápido.
El arte de las cuevas de Altamira empieza siendo lo mismo que la magia y la técnica, una forma de dominar nuestro entorno. En el arte griego es donde se realiza la forma de arte por antonomasia, la que todo el mundo reconoce como el paraíso perdido: la transformación del caos de la naturaleza en forma perfecta, bella, matemática. El arte religioso y medieval y es pura propaganda. Eso no significa que no sea importante. Es sólo que, al igual que la filosofía, pierde su autonomía en favor del poder religioso. La pintura al óleo de los siglos XIV al XIX cumple varias funciones: propaganda del estado y de la iglesia, ostentación del poder y las riquezas de los mecenas, pornografía de todo tipo, conmemoración de hechos históricos, etc. Una vez que se inventa la fotografía en el s. XIX el arte abandona todas esas funciones y busca reencontrarse con la metafísica, con bucear detrás de las apariencias y mostrar la verdad del mundo (habitualmente la Nada) o realizar crítica social o convertirse en la voz del pueblo. Somos herederos de estas variantes del Romanticismo. Todas las vanguardias se dedican a excavar las apariencias: cubismo, surrealismo, expresionismo. Entonces, a mediados del s. XX, surge la reproducción técnica de la obra de arte y el arte ya puede ser cualquier cosa. Aquello que toque el «genio», por absurdo que sea, se convierte en arte. Esa obsesión por la firma y la originalidad es la respuesta natural a un medio invadido por imágenes artísticas de todos los tiempos, por imágenes de la publicidad que muchas veces han destruido la esencia del arte. ¿Cómo distinguir el arte de la mercancía, aquello cuyo único valor es que puede cambiarse por dinero? Estamos en un punto en el que eso ya es imposible. Es decir, el arte agoniza o ha muerto ya. También podría concluir todo lo contrario. Estamos los filósofos algo confusos al respecto.
2. ¿Qué es el arte “de calidad”? ¿Quién decide eso? ¿En qué sistema económico se puede sostener una cultura artística “de calidad”?
Lo que se llamó durante siglos arte de calidad era simplemente el signo distintivo de la clase dominante (la burguesía) para distinguirse de las clases populares (el proletariado). Es duro asumirlo pero toda la parafernalia burguesa alrededor del arte es sospechosa. Piensa en el premio Turner de 2001: Martin Creed. 30000€ por una habitación vacía. ¿No es eso una forma de decir «somos la clase dominante, cualquier cosa que queramos será arte si estamos dispuestos a pagar suficiente dinero por ella». En El ruido eterno (http://auladefilosofia.blogspot.com.es/search/label/Alex%20Ross), un libro que te recomiendo, Alex Ross intenta demostrar que las fronteras entre arte culto y arte popular son muy difusas. ¿Hay realmente una diferencia de calidad entre Stockhausen y Thelonius Monk? Te devuelvo una pregunta con una pregunta. Prometo no hacerlo más.
3. ¿Cómo se hace llegar el arte “de calidad” a la gente?
La gente no quiere «arte de calidad». El Festival de Bayreuth sería para ellos una tortura. Una exposición de arte contemporáneo la peor experiencia de su vida. Te diré más: tienen razón. La gente quiere vivir y no encerrarse una tumba. Toda esta propaganda estatal promocionando la lectura y los museos es lo peor para los libros y el arte. La gente llega a ello por sí misma. No hace falta que la dirijan desde arriba hacia libros que no significan nada y museos donde no hay nada para ellos. El arte es connatural al sapiens. La gente lo encontrará quizás en los videojuegos, rodeando el congreso o en el minimalismo de Reich, Glass o Nyman. No lo sé. Pero todo ese «arte» vendido desde arriba me parece sospechoso.
4. Es por el sistema educativo por lo que “Pitbull” vende millones de discos mientras que intérpretes como Barenboim u otros tienen dificultad para esa tarea? ¿Cómo cambiar esa situación?
En los textos que hemos leído hasta ahora, El mito de la caverna de Platón y Qué es Ilustración de Kant, hay una desconfianza severa contra el hecho de que la mayoría quiera otra cosa diferente de Pitbull o Shakira. Personalmente creo que lo primero que debemos hacer es romper las fronteras entre arte culto y arte popular. Esa diferencia es un problema sin solución. Decía Wittgenstein que lo mejor que podemos hacer con estos problemas es cambiarlos por otros. Hay que cultivar la sensibilidad musical y creo que para quien quiera ilustrarse a sí mismo no hay diferencia entre Camarón de la Isla, Beethoven, Scarlatti, Michael Nyman. ¿Por qué si todo el mundo tiene acceso a los cuartetos de Beethoven no los escuchamos en esos coches tuneados a todo volumen? Pues creo que por lo que decía Kant: algunos quieren emprender el camino de la Ilustración y otros muchos quieren simplemente expresar su rabia o embrutecerse o bailar. Todas son buenas respuestas. ¿Estoy diciendo que en el fondo Beethoven y Pitbull valen lo mismo? En cierto modo sí.
5. Y para terminar, personalmente, ¿qué buscas en el arte?
Por unos breves instantes ausentarme de este mundo. Verlo todo desde la perspectiva de quien ha muerto. Contemplar el mundo sub specie aeternitatis.
Espero que mis respuestas no te hayan irritado o decepcionado. En cualquier caso, no sé quién es Piitbull ni pienso averiguarlo. Cada uno elige su camino. Tú has elegido uno maravilloso. Ánimo.
Muchas gracias por el tiempo prestado.
Tienes razón, los filósofos estáis muy confundidos sobre el arte. Pero no cambiaréis vuestras «creencias»
Hola Paco, sería interesante que desarrollaras un poco más tu respuesta. Pero, bueno, todas las críticas son bienvenidas.
Saludos.