Rafael Reig en Plasencia (2012)

El Aula de Literatura José Antonio Gabriel y Galán ha invitado estos días a Rafael Reig para dar unas charlas. Gracias a esta feliz casualidad he podido conocer en persona al novelista cuya obra más me ha entusiasmado en los últimos años. Ha sido para mí una experiencia feliz y totalmente inesperada. Me pareció un hombre amable, sincero y apasionado.

De sus conferencias me impactó una idea sobre la naturaleza de la actividad literaria. Quien escribe tiene que colocarse del otro lado, viajar hasta donde los demás no nos atrevemos, y contemplar el mundo como si ya estuviese muerto. Así lo decía Spinoza, sub specie aeternitatis. Siempre lo he sabido. Debe ser la reminiscencia platónica.

Fue una alegría observar cómo transmitía a los alumnos de Bachillerato la ilusión por aprender a leer y escribir, no sólo libros, sino también sus propias vidas.

Por último, dejo el enlace a una de las reseñas que he hecho de su obra para animar a futuros lectores: Guapa de cara.

4 comentarios en “Rafael Reig en Plasencia (2012)

  1. Hola Fran, creo que lo más importante que dijo a los que querían ser escritores es que antes había que leerlo «todo» y tener una fe ciega en ti mismo. El problema de la literatura actual es que se hace pasar por vanguardia lo que ya se escribió hace años. Hay, dijo, una burbuja literaria que tarde o temprano pinchará como la inmobiliaria.

    Una de mis alumnas le preguntó qué libro le recomendaría para iniciarse como escritora. En un tono serio le dijo que el libro que supuso para él su primer estímulo no serviría para ella. Luego, en un tono más jocoso, que empezara por Galdós. Reig insiste en Galdós, García Hortelano y Zola.

    Les dijo en general que uno decide ser escritor cuando deja de identificarse con alguno de los personajes, que es lo que hace el lector, y empieza a asimilarse al autor, a querer ser quien manda, el que decide el destino de los personajes. También en tono jocoso, les dijo que escribir le había servido como arma de seducción. Y que había resultado ser un arma poderosa.

    Cuando le preguntaron por su próxima novela dijo que tendría que ser una novela de terror porque no hay otra forma de hablar de lo que está pasando.

    Les comentó que empezó a publicar en Lengua de Trapo porque lo tomaron en serio y las correctoras eran maravillosas. Tanto que no cabía otra que enamorarse de ellas. Nadie lee una novela con más atención que las correctoras de pruebas.

    También me resultó muy interesante la reflexión sobre los soportes de la información. El hombre evoluciona al tiempo que mejora sus mecanismos de almacenamiento de información. Los hombres de Altamira lo hacían mejor que nosotros: sus pinturas han durado 20000 años. Hoy día, lo que escribías hace veinte años en un Commodore ya no puedes recuperarlo. En algún sentido vamos a peor: los soportes son peores y más falsos.

    Dijo de la literatura que es el lenguaje específico donde almacenábamos nuestro conocimiento sobre las emociones, del mismo modo que las fórmulas de la física es donde se guarda nuestro conocimiento de las leyes de la naturaleza. Si quieres leer bien tu vida tienes que leer novela porque si no, no podrás darle un sentido a tu historia. Las emociones hay que transcribirlas en forma narrativa.

    Y mucho más…

    Un saludo.

  2. Dijo también que era un escritor más de oficio que de inspiración. De oficio. No se hacen novelas con ideas sino con palabras. «Escribo con los dedos», decía. Y mejor si hay un anticipo de la editorial, la presión añadida.

    También dijo que escribir novela era lo que le resultaba más difícil. El relato o los artículos obligan a mantener un «estado de ánimo» concreto pero durante poco tiempo. Sin embargo, se tarda en escribir una novela 2 o 3 o 6 años. Mantener tanto tiempo un «estado de ánimo» es complicado. Imagina que tuvieses que escribir desde el rencor y la amargura durante años. Un poco insoportable.

    Dijo que podía entender su vida sin el deporte, pero no sin el whisky, el sexo y el ajedrez.

    Una novela, dijo, tiene que romper la visión del mundo del lector, hacerle ver el mundo de un modo diferente… para entretenerse está la televisión.

    Y mucho más.

  3. A veces creo que Galdós es un novelista con el que aprender; para luego discurrir por otras aguas (a la hora de crear). Es un maestro, sus personajes están llenos de psicología propia, particular. Emile Zola estudió psicología para escribir sus novelas, se interesó por los distintos carácteres de los humanos.
    Como fracasado en eso de escribir, puedo recomendar: tomarnos como escritores diminutos, que no moriremos sin ser un poquito de lo que queríamos ser. (Hablo con los que se sientan frustrados y decepcionados por no lograr publicar).
    Rafael Reig es un hombre de buenos consejos y de templada sensibilidad. Un creador fantástico que camina entre nosotros.

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