Escrita en 1887, un año antes del advenimiento de la locura, ésta es con seguridad la obra más «sombría y cruel» de Nietzsche. En ella Nietzsche se atreve a llevar sus planteamientos hasta las últimas consecuencias y no retrocede ante la verdad, por muy «áspera, fría y desagradable» que sea. Si buscamos una obra de Nietzsche para entresacar fragmentos y demostrar lo fascista, racista y machista que podía ser este es el libro ideal. Pero pasaríamos por alto algo fundamental: La genealogía no es un libro de aforismos, es un libro «científico», donde Nietzsche aplica el método histórico -genealógico- para tratar temas relativos a la moral, la religión y el derecho. Aunque sus conclusiones puedan resultar en ocasiones escandalosamente bárbaras, su método de investigación es de una riqueza insuperable. Nietzsche se llama a sí mismo «cazador de ratas», derriba falsos ídolos, descubre la podredumbre allí donde todos vemos el «ideal».
En su autobiografía, Ecce homo, Nietzsche describe los tres tratados de La Genealogía del siguiente modo:
La verdad del primer tratado es la psicología del cristianismo: el nacimiento del cristianismo del espíritu del resentimiento, no del «espíritu», como de ordinario se cree, un anti-movimiento por su esencia, la gran rebelión contra el dominio de los valores aristocráticos. El segundo tratado ofrece la sicología de la conciencia: ésta no es, como se cree de ordinario, «la voz de Dios en el hombre», es el instinto de la crueldad, que revierte hacia atrás cuando ya no puede seguir desahogándose hacia fuera. La crueldad, descubierta aquí por vez primera como uno de los más antiguos trasfondos de la cultura, con el que no es posible dejar de contar. El tercer tratado da respuesta a la pregunta de dónde procede el enorme poder del ideal ascético, del ideal sacerdotal, a pesar de ser éste el ideal nocivo par excellence, una voluntad de final, un ideal de décadence. Respuesta: no porque Dios esté actuando detrás de los sacerdotes, como se cree de ordinario, sino faute de mieux [a falta de algo mejor], porque ha sido hasta ahora el único ideal, porque no ha tenido ningún competidor. «Pues el hombre prefiere querer incluso la nada a no querer«… Sobre todo, faltaba un contraideal, hasta Zaratustra.
Friedrich Nietzsche: Ecce homo. Genealogía de la moral. Un escrito polémico.
Cuestionario para Historia de la Filosofía
- ¿Qué quiere decir la frase «cada uno es para sí mismo el más lejano» del Prólogo, 1?
- ¿Cuál es la influencia de Schopenhauer en Nietzsche a partir de los parágrafos Prólogo 3 y 5?
- ¿Qué relación puedes establecer entre Nietzsche y el sofista Calicles a partir de la lectura del Prólogo de La Genealogía?
- ¿Cuál es el origen del concepto «bueno» según el Tratado Primero, 2? ¿Qué significa la equivalencia moral:no-egoísmo:desinterés?
- En el Tratado Primero, 4 Nietzsche explica el origen de la inversión de los valores bueno-malo. Resúmelo.
- En Tratado Primero, 5 ¿cómo define Nietzsche la democracia?
- En Tratado Primero, 7 Nietzsche relata el enfrentamiento entre la casta sacerdotal y la casta caballeresco-aristocrática. Resúmelo.
- Una vez que ha vencido la rebelión de esclavos, ¿qué función cumple ya la Iglesia? Hallarás la respuesta en Tratado Primero, 9
- En Tratado Primero, 11 Nietzsche califica al noble como «animal de rapiña«. ¿Por qué?
- ¿En qué consiste el nihilismo? Busca la respuesta en Tratado Primero, 12.
- ¿Qué significa en Tratado Primero, 13 la expresión «el débil se ha vestido con el falso lujo de la virtud renunciadora«?
- En Tratado Primero, 14 encuentra la verdadera raíz de los ideales cristianos bondad, humildad, paciencia, perdón, obediencia, bienaventuranza.
- Resume el texto de Tertuliano que aparece en Tratado Primero, 15 y explica qué tiene que ver con la afirmación de Nietzsche de que el Paraíso cristiano se construyó con el odio eterno.
- En Tratado Primero, 16 Nietzsche hace una historia de la antítesis bueno-malo, bueno-malvado. Resume sus etapas más importantes.
- En Tratado Segundo, 3 se explica que para obligar al animal humano a cumplir las normas necesarias para vivir en sociedad hubo que desarrollar su memoria. ¿Qué métodos hubo que emplear?
- En Tratado Segundo, 6 Nietzsche explica qué posible que el deudor pueda compensar al acreedor. ¿De qué hecho se trata?
- La constatación de la pertenencia de la crueldad a la naturaleza humana no debe llevarnos ni al camino de Schopenhauer ni al de Inocencio III sino que debe «seducirnos a vivir«. Explica esta idea que aparece en Tratado Segundo, 7.
- También en Tratado Segundo, 7 Nietzsche intenta consolar a los delicados que no soporten la inevitabilidad de la crueldad y el dolor en el mundo. ¿Cómo lo hace?
- ¿En qué momento de la relación acreedor-deudor puede suavizarse el derecho penal como ocurre hoy día? Busca la respuesta en Tratado Segundo, 9.
- Por qué afirma Nietzsche que sólo se puede definir lo que no tiene historia. Cómo aplica esta idea al concepto de «pena» en Tratado Segundo, 13.
- ¿Cuál es según Nietzsche el verdadero efecto de la pena? Busca la respuesta en Tratado Segundo, 14.
- Según Spinoza y Nietzsche, en Tratado Segundo, 15, cómo funciona realmente el remordimiento de conciencia?
- En Tratado 2, 17 se trata el tema del estado de naturaleza y el contrato social. ¿Cuáles son las opiniones de Nietzsche?
- En Tratado Segundo, 21 se afirma que el cristianismo supuso un alivio momentáneo de la culpa respecto al judaísmo. ¿Por qué?
- ¿Qué diferencias hay entre el dios cristiano y los dioses griegos tal y como se muestra en Tratado Segundo, 23?
- ¿A quién corresponde la superación del cristianismo y del nihilismo? Tratado Segundo, 24.
- Tratado Tercero, 1, ¿a qué se debe la polisemia de la expresión «ideales ascéticos»?
- Tratado Tercero, 3, ¿cuáles son los motivos por los que Nietzsche critica el Parsifal de Wagner?
- Tratado Tercero, 4 ¿qué relación establece Nietzsche entre el artista y su obra?
- Tratado Tercero, 5 ¿en qué coinciden Nietzsche y Platón en su valoración del arte y los artistas?
- Tratado Tercero 6 ¿cuáles son las definiciones de lo bello propuestas por Kant, Schopenhauer y Stendhal?
- Tratado Tercero 7, ¿qué opinión le merecen a Nietzsche los hijos y los filósofos casados?
- Tratado Tercero 8, ¿qué significan pobreza, humildad y castidad en la vida del filósofo?
- Tratado Tercero 9, ¿qué relación establece Nietzsche entre la era de las «máquinas» y el nacimiento de la filosofía?
- Tratado Tercero, 11 ¿por qué tiene Nietzsche que defender al ideal ascético?
- Tratado Tercero, 20, ¿cuáles son los medios culpables que el sacerdote emplea para liquidar el hastío del alma? ¿de qué manera consigue el sacerdote que la vida vuelva a ser de nuevo interesante?
- Tratado Tercero, 21, ¿qué efectos ha tenido sobre la historia europea la infección con el «virus de la culpabilidad«? ¿qué aportaciones ha hecho la raza alemana a la decadencia europea?
- Tratado Tercero, 22 ¿que críticas le hace Nietzsche al Nuevo Testamento? ¿qué opinión le merece el Antiguo Testamento? ¿qué dice acerca de Lutero y la familiaridad en el trato con la divinidad?
- Tratado Tercero, 23 ¿puede la ciencia moderna, como filosofía de la realidad e independiente de Dios, ser la corriente antagónica al ideal ascético?
- Tratado Tercero, 24 ¿por qué los ateos y los inmoralistas no son todavía espíritus libres? ¿Qué anécdota cuenta Nietzsche acerca de la Orden de los Asesinos y la Verdad?
- Tratado Tercero, 25 ¿cuáles son, según Nietzsche las diferencias entre ciencia y arte? y ¿cúales son las semejanzas entre ideal ascético y ciencia?
- Tratado Tercero, 26 ¿cuál es la crítica de Nietzsche a la historiografía moderna?
- Tratado Tercero, 27 ¿es el ateísmo la superación del ideal ascético o sólo una etapa más en el camino hacia la autosuperación del mismo? ¿cuál es el objetivo final de este libro de Nietzsche?
- Tratado Tercero, 28 ¿qué significa la sentencia final: «el hombre prefiere la nada a no querer.»?
Textos de La genealogía de la moral para comentar
1. La Genealogía de la Moral.
necesitamos una crítica de los valores morales, hay que poner alguna vez en entredicho el valor mismo de esos valores –y para esto se necesita tener conocimiento de las condiciones y circunstancias de que aquéllos surgieron, en las que se desarrollaron y modificaron (la moral como consecuencia, como síntoma, como máscara, como tartufería, como enfermedad, como malentendido; pero también la moral como causa, como medicina, como estímulo, como freno, como veneno), un conocimiento que hasta ahora ni ha existido ni tampoco se lo ha siquiera deseado.
Friedrich Nietzsche: La Genealogía de la Moral. Prólogo, 6.
2. Pathos de la distancia
Antes bien, fueron «los buenos» mismos, es decir, los nobles, los poderosos, los hombres de posición superior y elevados sentimientos quienes se sintieron y se valoraron a sí mismos y a su obrar como buenos, o sea como algo de primer rango, en contraposición a todo lo bajo, abyecto, vulgar y plebeyo. Partiendo de este pathos de la distancia es como se arrogaron el derecho de crear valores, de acuñar nombres de valores: ¡qué les importaba a ellos la utilidad!
Tratado 1, 2
3. Rebelión de los esclavos
Han sido los judíos los que, con una consecuencia lógica aterradora, se han atrevido a invertir la identificación aristocrática de los valores (bueno = noble = poderoso = bello = feliz = amado de Dios) y han mantenido con los dientes del odio más abismal (el odio de la impotencia) esa inversión, a saber, «¡los miserables son los buenos; los pobres, los impotentes, los bajos son los únicos buenos; los que sufren, los indigentes, los enfermos, los deformes son también los únicos piadosos, los únicos benditos de Dios, únicamente para ellos existe bienaventuranza, — en cambio vosotros, vosotros los nobles y violentos, vosotros sois, por toda la eternidad, los malvados, los crueles, los lascivos, los insaciables, los ateos, y vosotros seréis también eternamente los desventurados, los malditos y condenados!…» Se sabe quien ha recogido la herencia de esa transvaloración judía… A propósito de la iniciativa monstruosa y desmesuradamente funesta asumida por los judíos con esta declaración de guerra, la más radical de todas, recuerdo la frase que escribí en otra ocasión (Más allá del bien y del mal)-a saber, que con los judíos comienza en la moral la rebelión de los esclavos: esa rebelión que tiene tras sí una historia bimilenaria y que hoy nosotros hemos perdido de vista tan sólo porque — ha resultado vencedora…
Tratado 1, 7
4. Los «buenos»
Hay aquí una cosa que nosotros no queremos negar en modo alguno: quien a aquellos «buenos» los ha conocido tan sólo como enemigos, no ha conocido tampoco más que enemigos malvados, y aquellos mismos hombres que eran mantenidos tan rigurosamente a raya por la costumbre, el respeto, los usos, el agradecimiento y todavía más por la recíproca vigilancia, por la emulación inter pares [entre iguales], aquellos mismos hombres que, por otro lado, en su comportamiento recíproco mostraban tanta inventiva en punto a atenciones, dominio de sí, delicadeza, fidelidad, orgullo y amistad, — no son hacia fuera, es decir, allí donde comienza lo extranjero, la tierra extraña, mucho mejores que animales de rapiña dejados sueltos. Allí disfrutan la libertad de toda constricción social, en la selva se desquitan de la tensión ocasionada por una prolongada reclusión y encierro en la paz de la comunidad, allí retornan a la inocencia propia de la conciencia de los animales rapaces, cual monstruos que retozan, los cuales dejan acaso tras sí una serie abominable de asesinatos, incendios, violaciones y torturas con igual petulancia y con igual tranquilidad de espíritu que si lo único hecho por ellos fuera una travesura estudiantil, convencidos de que de nuevo tendrán los poetas, por mucho tiempo, algo que cantar y que ensalzar.
Tratado 1, 11
5. Realidad de los ideales cristianos
-«No veo nada, pero oigo tanto mejor. Es un chismorreo y un cuchicheo cauto, pérfido, quedo, procedente de todas las esquinas y rincones. Me parece que esa gente miente; una dulzona suavidad se pega a cada sonido. La debilidad debe ser mentirosamente transformada en mérito, no hay duda — es como usted lo decía– y la impotencia, que no toma desquite, en ”bondad‘; la temerosa bajeza, en ”humildad‘; la sumisión a quienes se odia, en ”obediencia‘ (a saber, obediencia a alguien de quien dicen que ordena esa sumisión, — Dios le llaman). Lo inofensivo del débil, la cobardía misma, de la que tiene mucha, su estar–aguardando–a–la–puerta, su inevitable tener–que–aguardar, recibe aquí un buen nombre, el de ”paciencia‘, y se llama también la virtud; el no–poder–vengarse se llama no–querer–vengarse, y tal vez incluso perdón (”pues ellos no saben lo que hacen — ¡únicamente nosotros sabemos lo que ellos hacen!). También habla esa gente del ”amor a los propios enemigos‘ –y entre tanto suda.»
Tratado 1, 14
5. El origen de la memoria
«¿Cómo hacerle una memoria al animal–hombre? ¿Cómo imprimir algo en este entendimiento del instante, entendimiento en parte obtuso, en parte aturdido, en esta viviente capacidad de olvido, de tal manera que permanezca presente?»… Puede imaginarse que este antiquísimo problema no fue resuelto precisamente con respuestas y medios delicados; tal vez no haya, en la entera prehistoria del hombre, nada más terrible y siniestro que su mnemotécnica. «Para que algo permanezca en la memoria se lo graba a fuego; sólo lo que no cesa de doler permanece en la memoria» –éste es un axioma de la psicología más antigua (por desgracia, también la más prolongada) que ha existido sobre la tierra. (…)
Cuando el hombre consideró necesario hacerse una memoria, tal cosa no se realizó jamás sin sangre, martirios, sacrificios; los sacrificios y empeños más espantosos (entre ellos, los sacrificios de los primogénitos), las mutilaciones más repugnantes (por ejemplo, las castraciones), las más crueles formas rituales de todos los cultos religiosos (y todas las religiones son, en su último fondo, sistemas de crueldades) –todo esto tiene su origen en aquel instinto que supo adivinar en el dolor el más poderoso medio auxiliar de la mnemónica. En cierto sentido toda la ascética pertenece a este campo: unas cuantas ideas deben volverse imborrables, omnipresentes, inolvidables, «fijas», con la finalidad de que todo el sistema nervioso e intelectual quede hipnotizado por tales «ideas fijas» –y los procedimientos ascéticos y las formas de vida ascéticas son medios para impedir que aquellas ideas entren en concurrencia con todas las demás, para volverlas «inolvidables». Cuanto peor ha estado «de memoria» la humanidad, tanto más horroroso es siempre el aspecto que ofrecen sus usos; en particular la dureza de las leyes penales nos revela cuánto esfuerzo le costaba a la humanidad lograr la victoria contra la capacidad de olvido y mantener presentes, a estos instantáneos esclavos de los afectos y de la concupiscencia, unas cuantas exigencias primitivas de la convivencia social.
Tratado 2, 3
6. Alegrías de la crueldad
Repugna, me parece, a la delicadeza y más aún a la tartufería de los mansos animales domésticos (quiero decir, de los hombres modernos, quiero decir, de nosotros) el representarse con toda energía que la crueldad constituye en alto grado la gran alegría festiva de la humanidad más antigua, e incluso se halla añadida como ingrediente a casi todas sus alegrías; el imaginarse que por otro lado su imperiosa necesidad de crueldad se presenta como algo muy ingenuo, muy inocente, y que aquella humanidad establece por principio que precisamente la «maldad desinteresada» (o, para decirlo con Spinoza, la sympathia malevolens [simpatía malévola]) es una propiedad normal del hombre –: ¡y, por tanto, algo a lo que la conciencia dice sí de todo corazón!
Tratado 2, 6
7. El contrato social
He utilizado la palabra «Estado«: ya se entiende a quién me refiero — una horda cualquiera de rubios animales de presa, una raza de conquistadores y de señores, que organizados para la guerra, y dotados de la fuerza de organizar, coloca sin escrúpulo alguno sus terribles zarpas sobre una población tal vez tremendamente superior en número, pero todavía informe, todavía errabunda. Así es como, en efecto, se inicia en la tierra el «Estado»: yo pienso que así queda refutada aquella fantasía que le hacía comenzar con un «contrato». Quien puede mandar, quien por naturaleza es «señor», quien aparece despótico en obras y gestos –¡qué tiene él que ver con contratos! Con tales seres no se cuenta, llegan igual que el destino, sin motivo, razón, consideración, pretexto, existen como existe el rayo, demasiado terribles, demasiado súbitos, demasiado convincentes, demasiado «distintos» para ser ni siquiera odiados.
Tratado 2, 17

