Paul Virilio: Lo que viene (2002)

Paul Virilio: Lo que viene

Paul Virilio: Lo que viene. Miguel Lancho (tr.) Madrid: Arena Libros, 2005.

Visto el accidente en la cubierta es fácil suponer que, según Viriliolo que viene, no es nada bueno.

Intentaré explicarlo restándole ese irritante tono oracular, de discurso sólo para iniciados, tan habitual en el autor francés.

Virilio es la réplica en el siglo XXI de Leon Bloy. Su posición respecto al progreso científico-técnico es ludita y en sus profecías están presentes Babel y el Diluvio. La digitalización de las imágenes en el arte o el secuestro del mundo real por el código binario de las máquinas son la culminación del propósito último de la Modernidad filosófica: hacer desaparecer el mundo como si de un truco de magia o fantasía cartesiana se tratase.

… el imaginario tecnocientífico no ha cesado de organizarse, desde hace seiscientos años, alrededor del concepto de desaparición: de la puesta en obra inexorable de una desposesión del mundo, de la sustancia del mundo viviente. (p. 19)

Esa desaparición del mundo irá acompañada por la extinción del hombre biológico, «empujado fuera de la existencia» por los engendros de la robótica y la nanotecnología, claramente superiores en la cadena evolutiva. Es una idea que adelantaba H. G. Wells en Mind at the End of Its Tether. La especie humana, dice Wells, está al final de su periplo porque no es capaz de mantenerse a la altura del desarrollo continuo de la ciencia y la tecnología. Este progreso es el viento huracanado que Walter Benjamin creía ver en el Angelus Novus de Paul Klee. Somos una especie condenada al autoexterminio por ser «demasiado lenta».

El éxito de Trinity en Los Álamos, la velocidad de la onda expansiva, es el símbolo totémico de nuestra era. «Prohibido prohibir» es la única ley. Todos los implicados tienen que devenir «superadores de récords», desde el deportista al ingeniero pasando por el asesino en serie.

Los síntomas de la desposesión de la realidad se han hecho notar especialmente en la política y en el arte. El ideal regulativo de la democracia representativa ha sido sustituido por la era de la «sincronización de la opinión»:

la edad de una revolución de la información en que la geopolítica parlamentaria cede de pronto ante la prioridad de una cronopolítica de la instantaneidad, de lo live, cuyo secreto detenta la televisión— esperando el desarrollo de una verdadera democracia virtual, es decir, lúdica para teleciudadanos infantilizados. (p. 36)

El arte, en cambio, ha sido dinamitado por los propios artistas. El arte del siglo XX no fue más que una triunfal carrera suicida propulsada por la obsesión de lo «nuevo». La imagen que viaja a la velocidad de la luz codificada en unos y ceros «no vale ya nada al cabo de veinticuatro horas».  La muerte del arte es un hecho y, lo peor de todo, adquiere un carácter grotesco con la proliferación de bienales en las que se expone de todo menos arte.

En efecto, desde hace unos cincuenta años, el dibujo ha sido eliminado de los lugares privilegiados de las galerías de arte y ahora le llega a la pintura el turno de ser considerada vestigio técnico de otro tiempo. (p. 61)

La verdad es que Lo que viene es uno de los peores libros de Virilio que he leído. Se resume en unos pocos párrafos, carece de fuerza argumentativa o literaria y sus críticas a la política 2.0 o el arte contemporáneo son tópicos que han quedado obsoletos.

Una breve pérdida de tiempo pero tampoco pasa nada por leerlo.

2 comentarios en “Paul Virilio: Lo que viene (2002)

  1. Voy a tener que leer también a Paul Virilio ¿me recomiendas comenzar por este libro u otro?
    Por lo que escribes me parece demasiado apocalíptico. En parte estoy de acuerdo con él. El arte contemporáneo es suicida, es más, ni siquiera es arte. El arte del siglo XX lo ha sido, no por la abstracción, que siempre ha estado ahí, ni por abandonar el naturalismo, que ya ocurrió en otras épocas, sino cuando dio por bueno que alguien presentara un urinario, un escurrebotellas o basura encontrada por la calle, todo esto lo hizo el Dadaísmo y Marcel Duchamp y lo dio por bueno. Entonces comenzó el suicidio.

    La digitalización…, pues depende cómo se utilice. hay muchas obras a las que todavía no es posible acceder porque ni siquiera se permiten que hagan una foto. Por ejemplo, no hay buenas imágenes libres del claustro del monasterio de Santo domingo de Silos (lo sé bien porque las he buscado para mis clases) y eso significa que los monjes no dejan que los visitantes hagan fotos. Simplemente eso. Es posible que Paul Virilio esté de acuerdo.

    Sin embargo puedes acceder a muchas otras desde tu casa. Las digitalización de los fondos de las bibliotecas nacionales y los museos. Y supongo que con eso no está de acuerdo Paul Virilio. Pero, mira por donde, permite la investigación y resolver dudas sin necesidad de ser millonario para viajar y aún así encontrarte con la puerta en las narices de estas instituciones. Y creo que todo sabemos que eso es una imagen digitalizada y no la obra original.

    Todo depende de como se utilicen las cosas. No olvidemos que Platón despotrica contra la escritura en el relato de Teuth y Thamos.

    1. Hola Hesperetusa,

      no es este el mejor libro para iniciarse en Virilio. Empecé a leerlo porque Baudrillard, cuando no lo conocía nadie porque venía de la arquitectura, lo mencionaba como una de sus influencias. Para Virilio la característica fundamental de nuestro tiempo es la velocidad y la consecuencia de esta la desaparición de la realidad que en Baudrillard es la «precesión del simulacro». En Anagrama tienes publicada la «Estética de la desaparición» que es buen libro. Pero recuerdo que me pareció más inteligible uno publicado en Cátedra: «El Cibermundo o la política de lo peor». También dedicado a la velocidad pero en este caso en el mundo informático. El documental «Pensar la velocidad» es muy transparente porque, la verdad, escribiendo, la claridad no es su fuerte. https://auladefilosofia.net/2012/11/11/paul-virilio-pensar-la-velocidad-stephane-paoli-2009/

      Todos coinciden en que el urinario de Duchamp es el inicio del sucidio del arte contemporáneo pero, al mismo tiempo, prefigura la potencia del capital por venir. Es profético. Quiero decir que el urinario de Duchamp es un símbolo de cómo el capital se ha convertido en el único valor de nuestras sociedades tardocapitalistas.

      La disponibilidad del saber a través de la red es una de las consecuencias inesperadas de una tecnología pensada inicialmente para los tiempos posteriores a un apocalipsis nuclear. José Luis Brea creía que, como decía Marx, el progreso de las fuerzas productivas obligaba a reestructurar las relaciones de producción. Hay resistencias como eseas que mencionas de Silos pero no tardarán en caer. Todo lo que no se digitalice deja de existir.

      Pero este «comunismo intelectual» conlleva otros problemas. La saturación, por ejemplo. La confusión en los criterios, el todo vale. La estética CNN, algo es noticia durante veinte segundos y después es sepultada para siempre: nada dura, nada permanece.

      Cuando empecé este blog lo hice animado por esas ideas de José Luis Brea al que no había leído, por cierto. https://auladefilosofia.net/2011/05/26/jose-luis-brea-cultura_ram/

      La desconfianza de Platón respecto a la escritura se integra dentro de su desapego al cambio histórico que le tocó vivir: democracia, escritura, retórica, opiniones. Todo eso era incompatible con la cultura oral del mundo aristocrático de Homero. Creo que yo hubiese reaccionado igual que Platón 🙂

      Saludos.

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