Fray Luis de León: Escritos sobre América. Estudio preliminar, traducción y notas de Andrés Moreno Mengíbar y Juan Martos Fernández. Madrid: Tecnos, 2010.
Esta es una interesante recopilación de textos de Fray Luis de León en torno a la conquista de América. Incluye cuatro breves fragmentos:
- Tratado sobre la fe (1567-1569)
- Exposición del libro de Job (1575-1591)
- Triple comentario al Cantar de los cantares (1589)
- Exposición del profeta Abdías (1589)
El Tratado sobre la fe sigue la doctrina jurídica establecida por Francisco de Vitoria acerca de la guerra justa. Antagonistas del belicismo genocida de personajes como Ginés de Sepúlveda, Francisco de Vitoria y Fray Luis de León defienden que «no es lícito obligar a los infieles a recibir la fe, ya sean éstos súbditos o independientes» (p. 6) . La argumentación de Fray Luis es sencilla: «La religión cristiana consiste fundamentalmente en actos interiores -evidentemente, los propios de la fe, la esperanza y la caridad-; pero para hacer nacer en un alma este tipo de actos, la fuerza y el miedo son un medio inútil e inapropiado.» (p. 8). Más adelante insiste en la misma idea: si se emplea la violencia no es verdadera la fe «sino una simulación sacrílega de la fe» (p. 14)
De todos modos, tanto Francisco de Vitoria como Fray Luis dejan una puerta abierta para legitimar la conquista. En caso de que un pueblo solicite ayuda para librarse de un príncipe que los corrompe con una falsa religión no cabe más remedio que acudir en su ayuda. Si ese pueblo no pide ayuda también está justificado intervenir. El problema es que esa fue precisamente la estrategia de Cortés en la conquista de México: ayudó a los tlaxcaltecas a liberarse del yugo opresor de los aztecas, antropófagos, promiscuos y sodomitas:
TERCERA CONCLUSIÓN: Si la idolatría empieza a corromper una república infiel, por obra y con el permiso de su príncipe y, si habiéndoselo advertido, no quisiera éste corregirlo, cualquier príncipe podría obligarlo por la guerra.
Se prueba esto de la siguiente forma. Por derecho natural es lícito defender a los inocentes cuando se les causa algún agravio. Pero en una república como la que trata la conclusión está claro desde el punto de vista moral que son muchos los inocentes que son arrastrados a la idolatría infligiéndoles ultrajes y por la fuerza. Por tanto, será lícito que cualquier príncipe defienda a estos hombres mediante la guerra.
Por último, si los súbditos de este príncipe que estamos tratando, arrastrados violentamente al culto de los ídolos, llamaran a algún príncipe para que les prestara auxilio, desde luego podría este príncipe a quien han llamado ayudarles con las armas. Por tanto, también podría hacerlo aunque nadie lo llamara, porque aunque callen, claman, es decir, el hecho de que los ultrajes los opriman y los obliguen a la idolatría es suficiente para considerar que lo llaman.
CUARTA CONCLUSIÓN: Si hay unos infieles tan bárbaros que vivan como los animales y tengan como única ley su instinto, se les puede forzar con las armas a que abandonen su estado salvaje y vivan como los hombres.
Prueba esta conclusión el hecho de que este modo y sistema de vida, completamente salvaje y bárbaro, conlleva necesariamente muchos agravios y grave perjuicio para muchos inocentes, a los que cualquiera puede y debe prestar ayuda. (pp. 18-19)
Los tres textos restantes, Exposición del libro de Job, Triple comentario al Cantar de los cantares y Exposición del profeta Abdías, caen dentro de lo que podría llamarse exégesis bíblica. Fray Luis es heredero de judíos conversos y en los tres textos citados está muy presente el trasfondo cultural hebraico del mesianismo y el fin de los tiempos.
En Exposición del libro de Job, Fray Luis argumenta que, dada la importancia del descubrimiento del nuevo mundo, necesariamente tiene que haber sido anunciada en el Antiguo Testamento. Así, el versículo «Divide arroyo de pueblo peregrino, a los que olvidó el pie del mendigo, a los inaccesibles» es interpretado como una alusión a los pueblos perdidos de América.
En el Triple comentario al Cantar de los Cantares Fray Luis interpreta el siguiente texto: «Nuestra hermna es muy pequeña y no tiene pechos. ¿Qué haremos con nuestra hermana el día que se haya de hablar de ella?» (p. 39). La hermana sin pechos simboliza a los pueblos de América a los que la religión cristiana habrá de llevar a su madurez. Esta deberá imponerse, en ocasiones, por la fuerza, puesto que son pueblos de «poco entendimiento», «carácter voluble» y «formados en la mayor depravación». Una vez que estos pueblos desconocidos se hayan incorporado a la Iglesia «se acabará el mundo». (p. 45)
Por último, la Exposición del profeta Abdías insiste en cómo el Antiguo Testamento (Isaías) anticipa el descubrimiento y la evangelización de América. Una tarea encomendada a España (los deportados de Jerusalén, que están en el Bósforo) que no podrá realizarse sin violencia pues son pueblos terribles «…por sus costumbres salvajes y bestiales, porque solían comer carne humana antes de que llegaran los nuestros hasta ellos y hacían sacrificios a sus ídolos con sangre humana, y marchaban al combate con las caras pintadas de colores de aspecto terrorífico; además no establecían diferencia entre lo justo y lo injusto y la mayor parte de ellos se entregaba abiertamente a la promis-y cuidad y la sodomía» (p. 59). Una vez convertidos al cristianismo oiréis el sonido de las trompetas del Apocalipsis.
Los dos últimos textos fueron escritos por Fray Luis en medio del proceso de cinco años al que le sometió el Santo Oficio. Es esencial entender bien las razones de fondo por las que Fray Luis fue denunciado por herejía. En su exégesis bíblica Fray Luis estaba convencido de que era necesario consultar el original hebreo pues esta era la lengua original de Adán, aquella donde se identificaban significante y significado. León de Castro, su denunciante, entendía por el contrario que tras la traducción griega del Antiguo Testamento (s. III al .C.) los judíos habían contaminado el texto hebreo para confundir a los cristianos. En la interpretación de las profecías de Isaías, León de Castro no dudó en alterar el texto para adaptarlo a su punto de vista y Fray Luis hizo públicas «las tergiversaciones textuales de Castro y mantuvo la necesidad de volver los ojos hacia los escritos originales» (p. XXXIX). Castro reaccionó y lo denunció ante el Santo Oficio.
[…] Y ansí lo ha visto este declarante porque en disputas de lugares de profetas, que los evangelistas y el mismo Dios declaran en los Evangelios, ha vuelto con gran porfía que aunque sea ansí verdadera aquella interpretación, que también puede ser verdadera la de los judíos, y que uno y lo otro pudo significar el profeta. Y si eso es ansí […], paréscele a este declarante que no podían concluir nada, ni probar nada los apóstoles con las profecías que citaban […]; y principalmente le parece muy áspero favorecer con tanta vehemencia las interpretaciones de los judíos.
Acusación de León de Castro ante el Santo Oficio. (p. XXXIX)
Por decir simplemente que para interpretar un texto traducido como la Biblia es conveniente la lectura previa del original Fray Luis pasó cinco años en prisión. Eran tiempos heroicos para la filosofía.
Un libro interesante para quienes quieran conocer mejor las circunstancias históricas y filosóficas que rodearon a la conquista de América. En esta línea otras dos recomendaciones en este Diario de lecturas son:
- Tzvetan Todorov: La conquista de América. El problema del otro. Flora Botton Burlá (tr.) 1ª ed. 1982. Madrid: Siglo XXI, 2009.
- Francisco José Contreras Peláez: Kant y la guerra. Una revisión de La Paz Perpetua desde las preguntas actuales. Valencia: Tirant Lo Blanch, 2007.
Bueno, las razones por las que sí se puede conquistar a sangre y fuego una nación vecina son las mismas que da Tomás Moro en «Utopía». Prácticamente los mismos años de publicación.
Hola Fran, gracias por tu aportación.
Es cierto que las razones para una guerra justa son parecidas a las de Tomás Moro. En ambos casos se rechaza la guerra para conseguir riquezas o esclavos y se entiende que la guerra es justa si es para «defender sus fronteras, expulsar de los territorios amigos a los invasores, liberar del yugo y esclavitud de un dictador a algún pueblo oprimido por la tiranía».
El problema del tercer motivo no es sólo que cabe en él la cruenta conquista de México, sino que recuerda al discurso de Bush para legitimar la invasión de Irak.
Arenas movedizas.
Un saludo.
También es importante la nula diferencia que establece Fray Luis entre el pueblo oprimido que pide ayuda y el que no la pide. Para Fray Luis hay legitimidad para la guerra en ambos casos.