Chuck Palahniuk: Snuff. Javier Calvo (tr.) Barcelona: Mondadori, 2010.
El snuff lo impregna ya todo: la televisión, el cine, internet, la literatura y, por supuesto, el porno. La proliferación exponencial de lo virtual engendra ese ansia de realidad, de acontecimientos. Y ¿qué espectáculo más verdaderamente real que la muerte en directo?
El porno es un buen ejemplo de objetividad llevada a tal extremo que termina revelándose como mero simulacro. La posibilidad última y más extrema del porno es alcanzar mediante el snuff su realización más completa y verdadera. Si alguien muriese, realmente estaría pasando algo.
De eso va la novela de Palahniuk, de la íntima relación entre porno y snuff. Le ayuda su talante cínico y provocador, pero esta novela se reduce a una retahíla de anécdotas grotescas, una comedia de enredo familiar y un golpe de efecto final muy cinematográfico.
Lo mejor, un chiste, que no es un chiste…
Hay un chiste que cuenta la gente. Dice así:»¿Cuántas pelis guarras de maricones terminan siendo películas snuff?. La repuesta es: «Si esperas lo suficiente… ¡todas!».
Pues ese chiste… no es ningún chiste. (p. 135)
Ya, un poco floja esta última entrega. A lo mejor es que aplicar la unidad de espacio a la novela le quita brío.
Tendré que leer la que recomiendas, Rant. Gracias por dejar tu comentario.