Platón: Las leyes, libro VI

Soldados hoplitas típicos de vajilla espartana. La unidad del batallón de hoplitas debe trasladarse a la ciudad-Estado
Soldados hoplitas típicos de vajilla espartana. La unidad del batallón de hoplitas debe trasladarse a la ciudad-Estado

Una vez que en los libros anteriores Platón ha avanzado algunas de las leyes de la ciudad, procede a plantear cómo ha de ser la elección de los magistrados o gobernantes. Unas leyes excelentes en manos ineptas no producirían siquiera risa sino «grandes daños y perjuicios» (751b). Entre los magistrados son especialmente importantes los guardianes de la ley, encargados de supervisar y vigilar a la ciudad entera. «Qué en lo posible no haya nada sin vigilancia» (760a), dice Platón. En su elección no cabe el sorteo, esa concesión a  los caprichos de la plebe que sí se utiliza con los magistrados de rango inferior, encargados de la educación, los coros, el mercado, etc.

La segunda parte del libro VI está dedicada a las funciones legislativas del cuerpo de guardianes de la ley. Entre las más extrañas se cuenta mantener intacto el número de 5040 hombres libres o determinar la calidad de los individuos para regular los matrimonios.

En cuanto a las uniones y relaciones maritales, es necesario extirpar el desconocimiento a propósito de dónde proviene la mujer… Con esa seria finalidad es necesario que muchachos y muchachas, desnudos hasta donde lo permita el pudor prudente de cada uno, hagan sus juegos, bailando, y, al mismo tiempo, observando y siendo observados… 772a

Otra de las curiosas recomendaciones de Platón a los guardianes de la ley es prohibir hasta donde sea posible que los recién casados beban demasiado vino la noche de bodas. La embriaguez de los novios, dice Platón, podría perjudicar al embrión.

El ebrio es inestable y hasta malo para la fecundación, de manera que engendraría probablemente hijos de cuerpos deformes y de caracteres en los que no se puede fiar y en absoluto rectos. 775d

Platón cree que el Estado no debe ponerse límites a la hora de regular lo privado si quiere garantizar la supervivencia del orden social. Así:

El que piensa promulgar leyes para ciudades y  prescribir cómo sus ciudadanos deben vivir practicando las  cosas públicas y comunes, pero no cree que de la vida privada deba regular ni siquiera lo que sea inevitablel, sino que cada uno debe poder hacer la vida diaria que quisiere, ya que no todo tiene por qué estar sujeto a orden, y supone que, aunque deje la vida privada sin legislar, querrán vivir respetando las leyes en el ámbito de la vida común y pública, no razona correctamente.780a

Así, por tanto, son sagradas para Platón las comidas en común, y deben incluir a hombres y mujeres. Sobre este tema, admite Platón, puede haber discrepancia de opiniones. La convicción general es que los hombres han de comer separados de las mujeres y que nada ofende tanto al pudor como una mujer commiendo en público. Pero sobre este tema Platón requiere a sus interlocutores cierto relativismo: las costubres humanas son muy diversas, los hay antropófagos y vegetarianos.  Se trata de aceptar algo más sencillo que el canibalismo, como es que las mujeres pueden hacer las comidas en común con los hombres.

Finalmente, respecto a la posesión de esclavos, Platón entiende que es algo natural pero que el maltrato de los mismos puede traer graves perjuicios a la ciudad tales como venganzas, conspiraciones y revueltas.

4 comentarios en “Platón: Las leyes, libro VI

  1. Hola Eugenio! Estoy ojeando tu web y estoy flipado con al cantidad de materiales que hay en ella. Sólo quería decirte que en lo referente a la paz perpetua en kant hay un texto de Safransky sobre ese tema en el capítulo titulado¿Paz mundial? en ¿Cuánta globlización puede soportar el hombre?. Igual te gusta para subirlo a tu web, si es que no lo conoces ya.Si te interesa tener un par de canciones con letras mias y música del mi grupo sobre Nietzsche me avisas y te las mando. Tienes una «Mímicas del sepulturero»en http://www.myspace.com/advertenciarock. Un saludo

  2. ¡Cuánto tiempo! Parece que el rock te mantiene en forma. Me gusta la de «Mímicas de sepulturero». La cuelgo. Seguro que a los alumnos les gusta también.

    Conozco el texto de Safransky. Hace unas preguntas muy directas e inteligentes al texto de Kant. Las añadí en las sugerencias para la opinión sobre Kant. https://auladefilosofia.net/2008/10/17/ideas-para-exponer-tu-posicion-personal-sobre-el-pensamiento-de-kant/

    Un abrazo.

  3. Hola Eugenio

    Ese número también me llamaba a mí la atención. Así que lo he descompuesto en factores primos y da…

    7! es decir 1x2x3x4x5x6x7

    Si la exégesis del texto griego de Platón es correcta y el número es el transcrito, entonces puede que esté en juego un artificio matemático de herencia pitagórica: basado en una armonía numérica a partir de la multiplicación de los siete primeros números. Ahora bien, si Platón hubiese querido ir más allá: 10! para incluir los principales números pitagóricos se hubiera encontrado con «demasiados» habitantes:

    8! = 40.320 es una cifra manejable parecida al número de ciudadanos atenienses en el periodo clásico (¿tenía acceso Platón al padrón municipal de Atenas? ¿y los historiadores modernos?)

    9! = 362.880

    10! = 3.628.800 una cifra nada desdeñable.

    Si la hipótesis de la multiplicación de los números pitagóricos es correcta, entonces ¿por qué se paró Platón en el siete?

    Saludos

  4. Hola raymond, según el prologuista de Las leyes en Gredos 5040 es el número de hombres libres. El número total de habitantes rondaría los 20000. La Atenas de la época probablemente tenía el doble. Parece, por tanto, que Platón buscaba la manejabilidad y garantizar los recursos materiales de la población.

    Siempre hay pitagorismo en Platón. El entusiasmo por encontrar resonancias numéricas en la astronomía, la música, la escultura… está siempre presente. Algunos comentaristas llegan a reducir la Idea del Bien a un número. Grube, por ejemplo, dice que la Idea del Bien es el número de las Musas, el número que señala la fecha en que la población debe aparearse para mejorar la raza.

    También es cierto que Platón no se prodiga en demasiadas explicaciones. Reale, por ejemplo, dice que todas estas ideas platónicas próximas a lo que hoy llamaríamos una «física matemática» o una «sociología matemática» serían parte de las doctrinas no escritas.

    Creo que la respuesta a tu pregunta nos lleva directamente a esas doctrinas no escritas que imagino mezcla de ciencia y numerología a partes iguales.

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