Manuel López Blázquez: Modigliani. Barcelona: Ediciones Polígrafa, 2005.
Ediciones Polígrafa publica, a un precio asequible y con una calidad espléndida tanto en la impresión como en los textos, pequeños libros introductorios a los grandes maestros del arte contemporáneo: Cezanne, Gaughin, Matisse, Kandinsky, Warhol y Modigliani.
El texto de M. López Blázquez explica de un modo ameno la génesis del peculiar estilo de Modigliani, un pintor que, como Chagall, fue moderno sin estar en la nómina de ninguna vanguardia. En la obra de Modigliani confluyen el primitivismo del arte africano, evidente en la simplicidad de esos rostros alargados parecidos a máscaras rituales, el andamiaje geométrico que sostiene la obra al modo de Cezanne (cuellos-cilindros, rostros-elipses) y la simultaneidad de varios puntos de vista tomada del cubismo, técnica fundamental para explicar la fuerza de sus desnudos. El arte de Modigliani se orienta al retrato. Busca la realidad íntima del modelo. Con frecuencia le nubla los ojos para que el personaje esté vuelto sobre sí mismo.
Por último, añadir un apunte sobre la trágica vida del «bello Amadeo»: bohemia, tuberculosis, amantes sin número, pobreza, alcohol y haschisch, y, la desgraciada historia de su última amante, Jeanne Hébuterne, que tras morir Modigliani, se arroja al vacío embarazada de casi nueve meses.