No hay demasiadas películas mágicas. Me refiero a cine como El sur de Erice, por ejemplo. Alice in the Cities, la mejor obra del director alemán Wim Wenders, es una de ellas.
El film de Wenders se puede dividir en dos partes.
La primera tiene un carácter profético y, naturalmente, transcurre en Estados Unidos. Se adivina ya el mundo de nuestros días, el de las saturación de imágenes y el triunfo de la televisión. Philip Winter, el protagonista, intenta luchar con su Polaroid contra esta aceleración del tiempo y de la historia. Para él, cada fotografía fija un instante mientras que el flujo continuo de imágenes televisadas termina por devorar la diferencia entre acontecimientos. Al final todo es lo mismo, todo da lo mismo. Luchar es inútil. América se revela un lugar hostil donde Philip, alter-ego del director, se pierde a sí mismo. Wenders se alinea en este caso con la variante ortodoxa de la Teoría Crítica e incluso con el Situacionismo. Philip llega a destrozar, en un arranque ludita, la televisión del motel donde se hospeda.
Doce años después, Jean Baudrillard, en su diario América, tomará la postura contraria: la celebración del triunfo del simulacro y el fin de la historia. Bienvenido sea el desierto de Nietzsche que crece y crece… 🙂 Ya vivimos inundados de pantallas.
La segunda parte tiene lugar en Europa. En ciudades de Holanda y Alemania, Philip se reconcilia con la realidad y se reencuentra a sí mismo a través de Alice, una niña a la que se ve forzado a cuidar un tiempo. La búsqueda de la familia de Alice es el clásico metraje de road-movie donde lo importante no es el lugar al que se va sino el viaje en sí mismo. Abundan los fotogramas fascinantes como estos.
Aunque no lo parezca, este sí es cine «revolucionario».
Ficha técnica

– Dirección: Wim Wenders.
– Producción: Peter Genée, Joachim von Mengershausen.
– Guión: Wim Wenders, Veith von Fürstenberg.
– Intérpretes: Rüdiger Vogler, Yella Rottländer.
– Fotografía: Robby Müller.
– Montaje: Peter Przygodda.
– Estreno: 1974.
– Duración: 110 minutos.
– País: Alemania.
– Idioma: Alemán, Inglés, Holandés.
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Gracias a P. por recordarme esta película.
Poco a poco, seguimos añadiendo sustancia a la Red.
Gracias por tu comprensión. 😉
We didn’t start the fire
It was always burning
Since the world’s been turning
We didn’t start the fire
No we didn’t light it
But we tried to fight it
🙂
La veré. Black and White and Sex (2011) es de un productor convertido en director: John Winter.
Algunas veces encuentra uno cosas que le sorprenden, a pesar de todo lo que ya hemos visto.
Estuve pensando, ayer y esta mañana, en cómo llegó la muerte a todas esas personas escondidas en el interior de ese camión. Lo que uno pueda imaginar acerca del terrible dolor de verse ahí dentro, muriéndose de esa manera… Otra bofetada más que me habla de que no hay Dios, o por lo menos no es bueno. No hay destino, o por lo menos no es bueno. No hay recompensa, o por lo menos no es buena…
La frialdad con la que muchos miserables comentan en la Red esta trágica noticia me ha dejado tocado.
Que los derechos humanos sean algo que sólo importa dentro de un país o países concretos también es algo por lo que echarse a temblar.
Hasta otra. Cuídate.
«No hay ningún personaje con el que te puedas identificar con facilidad». Esto que dices sobre Mr. Robot tiene muchas interpretaciones. 🙂
La cámara a través de los ojos de Alice capta la realidad, es como la técnica del movimiento perpetuo desarrollada por Spivet (me emocionó esa película de Jeunet) que al final sirve para acunar una nueva vida. El tema de la relación realidad-ficción es recurrente en las películas de Wim Wenders, a veces lo lleva al límite como en Relámpago sobre agua, donde también aparecen otros temas como dos formas generacionales de entender el cine o la complejidad en la autoría de las obras. En una entrevista que le hacían sobre El estado de las cosas, él decía que en demasiadas ocasiones la gente del cine no sabe qué hacer cuando la cámara deja de funcionar, no tienen acceso a la vida. Creo que es algo fácil de extrapolar a otras actividades artísticas o intelectuales, cuando el sujeto se queda atrapado en la representación, que no deja de ser, a la vez, el mismo comportamiento del ciudadano que se queda atrapado en la pura formalidad, supongo que es miedo a “perder los papeles”, aunque en ellos te pierdas a ti mismo y te impidan salir a la vida.
El otro día fui a ver Al otro lado del muro, el tema principal de la película es plantear las similitudes entre el tipo de control ejercida sobre los individuos a ambos lados del muro, pero a la vez trata el tema de las realidades implícitas, el desasosiego de lo que nunca se dijo, como si la existencia tuviera que ser un jeroglífico sencillo pero irresoluble sobre realidades de las que nunca se habla.
Marisa
La mirada de Alice es algo que se ha perdido. Ahora las niñas ya no miran sino que quieren ser miradas. Es triste.
Creo que la parte más intelectual de la película de Wenders es la que peor ha envejecido. La parte americana. El cine va de imágenes y no de discursos o panfletos. Sin embargo, en la parte europea casi todo es inolvidable. Por ejemplo, ese momento en el que los dos protagonistas se ponen delante de un cartel de la autopista donde les indican los ejercicios que hay que hacer para estirar las piernas y descansar de conducir.
Hace tantos años que vi «Relámpago en el agua». Todavía recuerdo la lentitud con que se movía Nicholas Ray y que tenía un final liberador con las cenizas y todo eso.
No he visto Al otro lado del muro. Me la apunto.
Besos.
Buenas tardes. ¿Dónde puedo conseguir ver esta película y el resto de la de Wim sin tener que acudir a cualquier pack de la Fnack de 50$ o más? No la encuentro por internet…
Ni su respuesta le puede comprometer como piratilla entiendo que no me conteste.
Saludos.
Persevera en el torrent. Algo aparece seguro 🙂