Michel Houellebecq: Sumisión (2015)

Houellebecq: Sumisión

Michel Houellebecq: Sumisión. Joan Riambau (tr). Barcelona: Anagrama, 2015. 

Sumisión, la última novela del provocador Houellebecq, ha estado rodeada de polémica desde el día de su publicación. Salió a la luz el 7 de enero de 2015, el mismo día de los atentados contra la revista satírica Charlie Hebdo.

Creo que las páginas de Sumisión son las peores del autor hasta la fecha.  El texto, por mucho que sea el renombre de quien lo firma, no es más que un panfleto islamófobo y misógino escrito desde un nihilismo irónico fácilmente descifrable.

Houellebecq presenta un escenario de política-ficción donde el partido de la Hermandad Musulmana llega en 2022 a la presidencia de la República con el apoyo del partido socialista. Esta victoria del Islam en el corazón de la Europa laica podría verse como una catástrofe. Sin embargo, para el protagonista, profesor universitario experto en Huysmans, resulta ser la única solución posible para una civilización agotada.

La edad de oro de Europa comenzó con la derrota de los árabes en Poitiers en 732. Ese momento marca el inicio del orden medieval cristiano que tanto añoraban Huysman, Bloy y otros rabiosos conversos al catolicismo. Pero dado que en la actualidad no es posible revivir las viejas glorias del cristianismo, bienvenido sea el yugo del Islam capaz de proporcionar a Europa las alianzas, el dinero y los valores que la convertirán  de nuevo en una potencia mundial.

Había que rendirse a la evidencia: llegada a un grado de descomposición repugnante, Europa occidental ya no estaba en condiciones de salvarse a sí misma, como no lo estuvo la Roma antigua en el siglo V de nuestra era. La llegada masiva de poblaciones inmigrantes impregnadas de una cultura tradicional marcada aún por las jerarquías naturales, la sumisión de la mujer y el respeto a los ancianos constituía una oportunidad histórica para el rearme moral y familiar de Europa, abría la perspectiva de una nueva edad de oro para el viejo continente. Esas poblaciones eran a veces cristianas; pero por lo general, había que admitirlo, eran musulmanas.  (2743)

¿Cuáles serían las ventajas de los valores que aporta el Islam? Algunos ejemplos: al retirar a las mujeres del mercado laboral descendería el paro y habría de nuevo comida digna en los hogares, las Universidades europeas recuperarían su lustre gracias a los petrodólares, la implantación de la poligamia favorecería que los mejores hombres tuviesen más oportunidades reproductivas lo cual restituye el orden darwiniano de las cosas, se abandonarían definitivamente los fracasados sueños anticapitalistas, desaparecería el riesgo de guerra civil y choque de civilizaciones, etc.

Sin embargo, sobre todas las cosas, el Islam proporciona el secreto de la felicidad humana: la sumisión. No la del sadomaso de Historia de O, sino la fe en que cada minúsculo aspecto en la historia del Universo es producto de una voluntad divina. Esta fe nos libera de la angustia que envenena cualquier versión del humanismo laico.

–Es la sumisión –dijo en voz queda Rediger–. La idea asombrosa y simple, jamás expresada hasta entonces con esa fuerza, de que la cumbre de la felicidad humana reside en la sumisión más absoluta. (2643)

Ahora bien, cuando se trata de legitimar ese orden universal se recurre al viejo argumento del diseño inteligente. Uno de los protagonistas lo expone con preguntas del tipo: ¿Cómo puede ser que esta maravilla ordenada geométricamente haya surgido del caos y el azar en «quince millones de años»? No sé si es un error de traducción o de la edición original pero la edad del Universo es aproximadamente quince mil millones de años. Sea como sea, un error imperdonable.

Sumisión no es más que un alarde de ingenio de dudoso gusto y escaso valor literario. Si se quiere leer a Houellebecq en plenitud de facultades retómese Ampliación del campo de batalla o Las partículas elementales.

Para finalizar, creo que el único momento de sinceridad que se permite el autor está fuera de la novela, en el epígrafe. Es una cita muy reveladora y desesperada de Huysmans en la que confiesa necesitar creer en algo, siendo al mismo tiempo consciente de que la «fibra espiritual» en él es casi inexistente.

… el catolicismo me fascina, su atmósfera de incienso y de cera me embriaga, merodeo a su alrededor, conmovido por sus plegarias hasta que se me saltan las lágrimas y exprimido hasta el tuétano por sus cantos y salmodias. Estoy asqueado de mi existencia, harto de mí mismo, pero ¡de ahí a llevar otra vida, hay mucho trecho! Y además… además… aunque en las capillas me sienta turbado, en cuanto salgo de ellas vuelvo a quedarme indolente y seco. En el fondo, se dijo, levantándose y siguiendo a las pocas personas que conducidas por el bedel se dirigían hacia la puerta, en el fondo, tengo el corazón endurecido y ahumado por las parrandas, no valgo para nada.

J.-K. HUYSMANS, En camino

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P. D.: A pesar de todo, hay algunas algunas observaciones inteligentes en Sumisión. Fantástico el análisis de la situación actual de las Humanidades y eso que llamamos democracia:

Como es sabido, los estudios universitarios de letras no ofrecen casi ninguna salida, salvo a los estudiantes más capacitados para hacer carrera en la enseñanza universitaria en el campo de las letras: se trata en resumidas cuentas de una situación bastante chusca en la que el único objetivo del sistema es su propia reproducción y que genera una tasa de desechos superior al 95 %.  (74)

Siempre me habían gustado las noches de las elecciones presidenciales: creo incluso que con la excepción de las finales de la copa del mundo de fútbol, era mi programa de televisión favorito. (682)

6 comentarios en “Michel Houellebecq: Sumisión (2015)

  1. Hola Eugenio,

    La verdad es que viendo la deriva que llevaba el autor en sus últimos títulos, no tenía demasiadas esperanzas depositadas en esta nueva novela. No deja de resultar triste aún así leer en tu crítica que este declive de un autor que en su día me conmovió, se confirma. Sea cual sea el caso, siempre es un placer leer tus entradas, resulta emocionante seguir aprendiendo.

    Un abrazo.

    Kevin.

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