Jean Echenoz: Al piano. Javier Abiñana (tr.) Barcelona: Anagrama, 2014 [Au Piano, Paris: Minuit, 2003].
Este amable relato de Echenoz (1947-) se presta a una sencilla interpretación metafísica. El personaje principal es Marc Delmarc, un pianista de prestigio. En vida, como cualquier obseso del arte, está condenado a la búsqueda de la Belleza, que se le presenta ya sea a través de la complejidad inalcanzable de Chopin o de mujeres de elegancia sobrenatural que le eluden sistemáticamente, como si fuesen espejismos. Al morir, el destino de Delmarc es el limbo, donde se le juzga para enviarlo al cielo o al infierno. Al artista, supongo que por atreverse a desvelar la perfección, lo habitual es que se le asigne el infierno. Pero no hace falta tomárselo a la tremenda: ni hogueras ni torturas. El cielo, por cierto, es bastante aburrido, y en el infierno su único castigo es sufrir cómo la Belleza se le escapa una y otra vez en un ciclo sin final.
El mérito de Echenoz consiste en dar cuerpo a esta ingeniosa invención estética utilizando una anécdota banal y unos escenarios siempre verosímiles, adornados con el toque adecuado de surrealismo. El limbo, al fin y al cabo, es un hospital donde el artista recibe las atenciones de Doris Day y el infierno no es más que estar de vuelta en París, sólo que trabajando de barman.
Inteligente, breve, bien resuelta y con un toque de tristeza e ironía. Liquidar al protagonista en la primera página siempre fue una estrategia narrativa eficaz.
Lo natural es que sea del agrado del lector.
Gracias a Manuel Curiel por la recomendación.
Hola Eugenio.
Me llama la atención la historia de Echenoz. Apuntada queda.
Recuerdo leerte diciendo que no conseguías avanzar con Pynchon (o algo parecido). Ahora mismo estoy en la recta final de Al límite (Bleeding Edge), su último libro, el cual recomiendo fervientemente.
Me fascina. Aunque lo leo traducido, no paro de asombrarme de su dominio del lenguaje y de su capacidad de invención. El tipo teje una comedia delirante (no hay página en la que no me saque unas buenas carcajadas) atestada de nerds, geeks, yuppies neoyorquinos y demás fauna de ciudad alrededor de los atentados del 11 de septiembre de 2001, donde se barajan distintas conspiraciones como algo muy probable. No tiene desperdicio.
Un saludo.
El comentario sobre Pynchon es mío, ¡que he utilizado la cuenta de un amigo sin querer!
Muchas gracias por la recomendación Iván. Ya lo he comprado en la versión kindle.
Un abrazo.
Eugenio.
Uniendo tus dos entradas (sobre el libro digital y sobre la búsqueda de la belleza a través de la música) me viene a la cabeza la película “Todas las mañanas del mundo” (A.Corneau,1991) que, por un lado, reivindica la autenticidad de los instrumentos más artesanales frente a sonidos más tecnificados y, por otro, muestra una filosofía mística e irracional sobre el valor estético (quizá es ahí donde, en términos kantianos, lo bello se convierte en sublime). Me impresionó mucho esa película. Y, además, si hasta las inquietudes “metafísicas” tienen una repercusión política siempre está la preferencia del protagonista por los árboles y los peces frente a los palacios. Me gusta la arquitectura siempre y cuando no me robe el paisaje, me gustan los libros con los que dormirme abiertos sobre el regazo sin necesidad de ordenador, telefonía o antivirus; no me gusta que hagan negocio con el afán de soñar.
Beijo
Marisa
No vi “Todas las mañanas del mundo” pero sí escuché la banda sonora de Savall. Me encanta Savall, sobre todo sus grabaciones de Dowland y Bach. Veré la película.
Viniendo de Canarias, donde la Naturaleza se ha convertido hace años en simulacro, en parque temático, no tengo la sintonía que tú puedas tener con el paisaje. Exiliado en lo virtual tiendo a pensar siempre en términos apocalípticos. No tengo claro que ser humano y Naturaleza sean compatibles. Pero siento nostalgia, eso sí.
Beijo.
Eugenio.
Gracias ente por aportar tanto al blog.
Un abrazo.
La veré. Gracias.
Un abrazo.
Como curiosidad, te cuento que el periódico El País sacará una colección de libros sobre filósofos:
http://elpais.com/promociones/descubrir-la-filosofia/
Aunque creo que en tu casa ya no caben más libros.
😉
Es extraño que nos expulsen del Bachillerato y luego nos saquen en prensa. 🙂