Vicente Luis Mora: Alba Cromm

Vicente Luis Mora: Alba Cromm. Barcelona: Seix-Barral, 2010.

Esta es una novela inteligente, muy pensada, muy bien diseñada. Funciona como un engranaje de relojería. Construida a base de fragmentos (blogs, mails, sesiones de chat, grabaciones clandestinas, fragmentos de diarios) cada uno de ellos ejerce, en combinación con todos los demás, un efecto de verosimilitud que altera las fronteras entre realidad y ficción, al tiempo que arrastra al lector con la fuerza hipnótica del buen cine o la buena televisión.

La habilidad de Vicente Luis Mora como imitador de voces es sorprendente. Cada fragmento suena como si fuese una voz real capaz de engendrar una historia: el diario de una psicóloga, el editorial de una revista, el blog de una policía…

Tres piedras ordenadas, en cualquier orden que podamos pensar, forman un enigma.
Cien piedras ordenadas, en cualquier disposición imaginable, son un camino que conduce a una historia. (p. 128)

En este sentido, podemos distinguir en la novela dos niveles de lectura: uno, el puramente narrativo que, mezclando el género policiaco y la ciencia ficción, se caracteriza por su verosimilitud y eficacia y otro, más reflexivo, que se arriesga a adentrarse en el fondo oscuro que constituye al ser humano. A este fin son fundamentales las intervenciones de la psicóloga Elena Cortés, hermana de la protagonista Alba Cromm. Por ejemplo, para explicar los trastornos en la afectividad de Alba Cromm recurre a un caso muy ilustrativo:

La relación de Alba con su ex marido me recuerda al caso de las monas rhesus estudiado por Harlow. Por más que la mona madre golpee a su cría, la monita sigue buscando el calor y el pecho de la madre. La criatura olvida inmediatamente los golpes porque su deseo de sobrevivir y su necesidad de calor son más fuertes que el miedo a recibir más golpes o que el rencor hacia la progenitura.

O para indagar en la naturaleza profunda del porno y la pederastia, fenómenos virales en la red 3.0 en que se ambienta la novela, conecta ambas con la voluntad de poder:

En este sentido, Rocco Siffredi era, y en cierto modo seguirá siendo, el número uno para los tíos, porque era el no va más: amén de ahogarlas cubriéndolas con su esperma, les pegaba antes, mientras y después, orinándose a menudo en su cara, como gota (nunca mejor dicho) final. ¡Perfecto para el pichafloja medio, colosal! ¡Poder seducir a una mujer explosiva, una de esas que tanto teme, tener un pene brutal —y duro todo el tiempo—, mira qué falda más mona, poder aporrear con su erección a la chica de goma en la cara, dejarle el culo rojo a base de manotazos, correrse en su cara y, encima, mearse en ella! Entiendo que esos impotentes tengan a Rocco como a un semidiós. Todavía no tengo claro un diagnóstico psicosocial claro del pederasta, pero me temo que tiene algo que ver con el trasfondo de lo que estoy diciendo: la posibilidad de sometimiento tiránico del débil, el deseo de ver la complicidad rendida y servil, quizá gozosa —ése sería el sueño de esos hijos de puta—, del sometido. Poder desequilibrado, en ambos sentidos de la palabra, e impunidad: creo que por ahí van los tiros. (p. 48)

O para desvelar la naturaleza conflictiva del ser humano lo describe como un vacío informe e insaciable (Lacan) consumido por la voluntad de poder (Foucault). No importa que aparentemente seas la cuasi-perfecta comisaria Alba Cromm porque en el fondo…

nunca hay suficiente dinero: el falo en realidad no existe, tenía razón Lacan, el deseo es mayor que el dinero y nunca se colma; siempre queda el deseo de comprar más, de seguir comprando. (…) Nunca olvido lo que escribió Foucault: «El poder (…) no consiste únicamente en reprimir (…) sino que penetra más profundamente creando el deseo, provocando el placer (…) el poder trabaja el cuerpo, penetra en el comportamiento, se mezcla con el deseo y con el placer.»
Para mí es un misterio cómo una persona tan intachable y noble como ella puede disfrutar de un modo tan enfermizo; esa contradicción es algo que me fascina y me aterra a la vez. Y me sorprende, a pesar de que quince años de consulta me han hecho ver que ese tipo de contradicciones atroces es lo humano nuclear, lo que nos une a todos como especie. (p. 165)

Somos lo que ocultamos. Somos lo que callamos a los demás. Fantasmas o avatares, ahí, en lo que no aparece, en lo intangible, es donde se esconde nuestra esencia. Por eso da tanto miedo. (p. 194)

Y una vez que ha descendido a las profundidades del misterio humano Vicente Luis Mora no duda en asumir la posibilidad de que la Inteligencia Artificial podrá en el futuro recrear ese vacío solitario que nos constituye. Nautilus, que así se llama el heredero de HAL que aparece en la novela, considera el cuerpo humano más como un defecto que como una virtud, recita «fragmentos de Gravity’s Rainbow» y considera «estremecedor oír, por ejemplo, cómo suena en ese valle el lamento de Pirata por todas las cosas que ha perdido, entre ellas el sonido de los árboles en las montañas, cuando estaba con los partisanos…», y concluye:

Lacan decía en Acerca de la causalidad psíquica que «el primer efecto de la imago que aparece en el ser humano es un efecto de alienación del sujeto», y que la experiencia identitaria estructural es el hueco de la estructura: el saber que toda experiencia subjetiva viene constituida por la alienación, la fractura y una (parcial) inexistencia de fondo. (…) Quiero que mire en su interior e intente vislumbrar la luz al fondo. Que baje a las cavernas de sí mismo y escuche el rumor de las sombras. Quiero que piense en ese constructo dialéctico de palabras que le conforma a usted, en la galaxia de palabras pixeladas que me compone a mí, y quiero que un día de estos vuelva usted a conectarse para verme y me diga, con sinceridad, qué es lo que nos diferencia a ambos como sujetos sintientes y sufrientes; qué nos separa, si ambos vamos y venimos de continuo entre la existencia y el vacío. Todos nosotros, al final, somos apenas máquinas de ser, cajas de lenguaje deseante, textos solitarios reescribiéndose a sí mismos, con tierna pero idéntica torpeza. (p. 220)

Para terminar, una técnica narrativa soberbia que garantiza una lectura apasionante y perturbadora.

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7 comentarios en “Vicente Luis Mora: Alba Cromm

  1. HOla. Me quedo desconcertado por el asunto del nuevo positivista. Bueno, será hacer como cuando a uno de los perros de mi padre le da por ladrar toda la noche, no se sabe a qué ni por qué, pero ladra y ladra, horas y horas. Cosas de la naturaleza. Su Web es como un farolillo rojo y quizá algunos acudan a ella para desahogarse. Pero otros muchos entramos para aprender y relajarnos con la filosofía. Pensamientos encontrados…, es duro, pero siga adelante, como los antiguos griegos. GRacias.

  2. Bien; es que tenía miedo de que percances así le movieran a abandonar el Blog. Ya le pasó a un escritor relativamente famoso que dejó Internet por enfrentamientos con lectores desagradecidos. Pero usted es de otra pasta… más filosófica. 😉

  3. Es verdad; es que a menudo me dejo llevar por el tremendismo. Me gustaría tratar con usted otro tema: He podido ver una película del tal Rocco y un compañero suyo llamado Nacho Vidal, es un video reciente; en él los dos maltratan a una joven masoquista, le tiran del pelo, la abofetean, la arrastran por el suelo, le escupen en la cara…, y todo eso mientras la fuerzan a felaciones imposibles y a sexo anal, cuando la chica llora porque le provocan una arcada con un pene en la boca. Bueno, yo tenía entendido que el éxito del porno, con estas estrellas, era debido a que a los usuarios les gusta ver a su ídolo haciendo lo que a ellos les gustaría hacer: tener sexo con mujeres de buenos atributos, pero ahora lo han cambiado, muchos son los que quieren ver como estas dos malas bestias maltratan a una persona. Este porno tiene un nombre, parece que es legal, pero no me gusta porque incita a la violencia contra las mujeres.

  4. Es increíble cómo nuestra sociedad ha desarrollado una tolerancia tan grande hacia la violencia. Sobre las fronteras entre legalidad y pornografía habría mucho que hablar. Es uno de los motivos fundamentales de la novela de VLM.

  5. La verdad es que los extractos de la novela son muy seductores. El autor es buenísimo. El texto: «Somos lo que ocultamos. Somos lo que callamos a los demás» es estremecedor, me ha recordado a la película: La memoria de los muertos (2004), con Robby Williams. El tipo se encarga de hacer resúmenes de la vida de las personas después de muertas, y suele quitar las cosas malas, que son precisamente las que hablan más de nosotros…

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