Joe Brainard: Me acuerdo. Julia Osuna Aguilar (tr.)Madrid: Sexto Piso, 2009.
Me acuerdo es un libro escrito por el polifacético artista estadounidense Joe Brainard. Viene explícitamente recomendado por Paul Auster: «obra maestra…traza…mapa…alma humana…increíblemente divertido…profundamente conmovedor…»Brainard nació en Salem, Arkansas, en 1942. Su carrera artística se desarrolló en Nueva York. Murió de las complicaciones habituales asociadas al SIDA en 1994. Su obra está relacionada con el pop-art de los años sesenta (Andy Warhol, Roy Lichtenstein). Además de comics, portadas de libros, retratos, merecen una atención especial sus collages. En el web oficial de Brainard puedes encontrar una pequeña muestra de su obra. Así, este collage a lo Magritte:

Me acuerdo es un libro de memorias. La fórmula estilística es sencilla: recuerdos mínimos, yuxtapuestos en párrafos como si fuesen aforismos. Se añade un cierto tono poético al comenzar todos con el mantra me acuerdo… El objetivo de Brainard es explorar el complejo territorio de la identidad humana: la identidad es memoria, somos nuestros recuerdos, pero cuáles de ellos nos definen. El resultado de la búsqueda de Brainard es una mezcla aleatoria de imágenes que oscilan desde la más burda banalidad a fantasías y cuestiones rango universal:
- unas son imágenes muy particulares, personales e irrelevantes…
Me acuerdo de las cerezas del vestido que lleva Marilyn Monroe jugando al paddleball en Vidas rebeldes. - otras son las típicas de cualquier niño…
Me acuerdo del problema casi exclusivo de la infancia de perder cosas a través de un agujero en el bolsillo.
Me acuerdo de haber intentado chupármela una vez, pero no llegó a funcionar.
Me acuerdo de fantasear con que me creciera la polla sin más durante la noche. (¡Un enigma médico!).
- otras, las de cualquier niño en la América dorada de los años cincuenta…
Me acuerdo de los coches de dos colores. De hacer de canguro por 50 centavos la hora. Y del eslogan «!I like Ike» (Einsehower). - otras son clásicas en el despertar de cualquier adolescente homosexual…
Me acuerdo de que me preguntaba por qué, ya que era gay, no era una niña.
Me acuerdo del montón de revistas de todo tipo que tenía que comprar para comprar una revista de musculación.
Me acuerdo de que fantaseaba con ser una niña y tener vestidos de fiesta muy bonitos. - y otras pertenecen al inconsciente colectivo…
Me acuerdo de imaginarme que toda mi familia moría en un accidente de tráfico menos yo, y de que todo el mundo se compadecía de mí y me prodigaba atenciones, y me admiraba por ser tan fuerte.
Me acuerdo de fantasear que me quedaba muy poco tiempo de vida (normalmente, cáncer) e intentaba imaginarme cómo pasar el tiempo que me quedaba lo mejor posible.
Creo que estas memorias de Brainard funcionan tanto mejor cuanto más se alejan del detalle personal o de época para sondear en las profundidades del deseo y la fantasía. Aunque empieza buscando recuerdos únicos que le individualicen, lo que realmente brilla en sus memorias son aquellos rasgos donde todos coincidimos, donde nos reconocemos unos a otros como humanos, demasiado humanos… De camino a lo específicamente particular se topó con lo universal. Un accidente habitual entre filósofos.
Bueno, entonces ¿es recomendable?
Un saludo
Hola Fran, la verdad es que no me acabó de convencer.
Un saludo.