Bernardo Souvirón: Hijos de Homero. Un viaje personal por el alba de occidente. Madrid: Alianza, 2006.
Una aproximación entusiasta y amena a los orígenes de nuestra civilización.
Empieza con el amanecer de la cultura minoica en Creta en el 2000 a. C. Una cultura cuyos restos arqueológicos de palacios sin amurallar sugieren una extraña utopía de paz y gobierno de las mujeres. Este mundo perfecto fue destruido por una invasión de pueblos bárbaros indoeuropeos. Su cultura era, por el contrario, antropocéntica y giraba exclusivamente en torno a la guerra y la esclavitud. Souvirón observa cómo la mitología que inventó el pueblo micénico tenía como objetivo imponer modelos de sumisión femenina. Así Pandora, origen del mal, Helena, causa de la guerra de Troya, Alcestis y Penélope, ejemplos de sumisión absoluta al marido y Antígona, castigada con la muerte por intentar subvertir el orden establecido. La mitología que luego pondría Homero por escrito tiene un claro objetivo político, hacer pasar como un hecho de la naturaleza un mero hecho cultural, la posición inferior de las mujeres en la sociedad micénica.
Lo que se conoce como época oscura de la civilización griega, que iría desde el s. XII a. C. al s. VIII a. C., sucede a la segunda gran invasión, la victoria del pueblo dórico. En este tema Souvirón sugiere dos hipótesis muy heterodoxas. En primer lugar, esa época oscura jamás existió, es, en realidad, un fallo en nuestra forma de establecer la cronología histórica. Y, en segundo lugar, la invasión dórica no fue un ataque externo sino una revuelta interior. En este contexto hay que situar los hechos que narra Homero en la Ilíada y la Odisea. El autor considera que en los mitos hay algo más que fantasías y manipulación. Afirma con seguridad que los mitos esconden verdaderos hechos históricos. Su inspiración es Henry Schliemann, el arqueólogo del s. XIX que descubrió las murallas de Troya en la costa turca utilizando como única fuente la Ilíada de Homero.
El mundo que describe Homero en la Ilíada y la Odisea es el mundo micénico, una cultura que gira en torno a la guerra, donde el individuo todavía no existe y por tanto no existen ni la idea de libertad ni la de culpa. El único motor de las acciones de los héroes es la vergüenza, la vergüenza de perder su prestigio dentro del orden social. ¿Cómo pudo Homero glorificar el mundo micénico en medio del dominio dórico? La hipótesis de Souvirón es que Homero era micénico (su nombre significa rehén).
La Grecia clásica que irradia de Atenas en el s. V a. C. se caracteriza por el surgimiento de la democracia. Esta sólo fue posible gracias al descubrimiento de la individualidad. En este hecho tuvieron parte importantísima poetas líricos como Arquíloco o Safo.
Un libro de lectura ágil y muy recomendable.
Fascinante la Historia Antigua.
Saludos croix.>>Te recomiendo este libro. Me ha aclarado muchas dudas sobre la Grecia antigua.