
La pintura de Salvador Dalí es un claro ejemplo de la influencia del psicoanálisis en el arte del s. XX. El deseo sexual y el lenguaje de los sueños, habitualmente relegados al sótano del inconsciente, pasan a ocupar un primer plano. Así ocurre en El gran masturabador, una máquina diseñada para practicar el sexo oral tanto a hombres como mujeres. Un detalle curioso: Dalí era bastante misógino y su representación del sexo femenino es ese insecto con el vientre cubierto de hormigas que puedes ver bajo el rostro de la máquina. Las hormigas representan el deseo y el vello púbico. También es evidente la simbología sexual en El sueño causado por el vuelo de una abeja en torno a una granada un segundo antes de despertar.

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