Naomi Klein: La doctrina del shock

Naomi Klein: La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre. Isabel Fuentes, Albino Santos y Remedios Diéguez (trad.) Barcelona: Paidós, 2007.

Para despedir el año y desearles unas felices y filosóficas fiestas, quisiera llamar la atención sobre un libro muy apropiado para regalar a cualquiera en estas fechas. Es el último de Naomi Klein, La doctrina del schock. El auge del capitalismo del desastre. Un estimulante ejercicio de periodismo de investigación, aunque su lectura resulte, a veces, algo repetitiva y tediosa.

En sus más de seiscientas páginas la periodista canadiense, autora de otro conocido best-seller anti-sistema titulado No logo, examina la historia reciente de la política exterior estadounidense en clave económica. Según Klein el liberalismo económico alardea demasiado de ir siempre acompañado de una estructura política democrática cuando, en realidad, hemos tenido innumerables ejemplos de lo contrario a lo largo de los últimos cuarenta años: Chile, Argentina, Bolivia, Rusia, Birmania, Iraq… Allí donde Estados Unidos exporta su visión del mundo seguro que nos encontraremos con escenas de guerra, represión, tortura o violencia injustificada. Dice Klein que es necesario colocar a la población en situación de shock para obligarla a aceptar el desmantelamiento del Estado y la consiguiente privatización de todas sus riquezas, de su sistema educativo, sanitario, energético, de transportes y comunicaciones, etc.

El capítulo que más me ha gustado es el número catorce, dedicado al funcionamiento de la terapia de shock dentro de Estados Unidos. Tras los atentados del 11 de septiembre el presidente Bush y sus secuaces, Dick Cheney, vicepresidente, y, Donald Rumsfeld, Secretario de Defensa, aprovecharon el estado de pánico en que cayó la población para multiplicar los beneficios de las grandes corporaciones a las que estaban asociados. Las guerras de Iraq, Afanistán y los conflictos de menor escala asociados a ellas están llenando los bolsillos particulares de los dirigentes estadounidenses. Es absurdo, además de corrupto, que en un régimen democrático determinadas decisiones ilegítimas e inmorales se tomen por mera avaricia. Así, Halliburton, empresa de la que Cheney posee acciones, pasó a ocuparse de toda la logística del ejército estadounidense en el exterior (p. 417). Los beneficios del famoso fabricante de misiles, Lockheed, empresa a la que ha estado asociado Donald Rumsfeld, se dispararon con la guerra de Iraq. El grupo Carlyle, del que forman parte el clan Bush y el rey saudí, también se ha beneficiado con la venta de material para mejor matar en Oriente Medio y con el contrato para entrenar a la nueva policía iraquí (pp. 421-422).

Un caso anecdótico, aunque muy revelador, son las acciones que posee Rumsfeld en la empresa farmacéutica Gilead. Esta es la propietaria de la patente del Tamiflú. Para quienes no lo recuerden el antivírico Tamiflú alcanzó la fama cuando los medios de comunicación pusieron a medio mundo en alerta por el peligro de la expansión de la gripe aviar al ser humano. Inmediatamente, el gobierno estadounidense se gastó millones para abastecerse del medicamento (p. 416). Klein bromea diciendo que Rumsfeld trata al erario público americano como si fuese su cajero automático particular.

Un buen ejemplo patrio de las estrategias neoliberales que Naomi Klein expone en su libro está relacionado con la Sanidad Pública en la Comunidad de Madrid. Hace tres años el consejero de Sanidad, Manuel Lamela, denunció al Hospital Severo Ochoa por «malas prácticas» médicas. A saber, según Lamela había pruebas que demostraban que, utilizando una sedación excesiva, en lugar de aliviar el dolor de cuatrocientos enfermos terminales en Urgencias los habían asesinado. La cadena de los obispos, la COPE, llamó al Director de los Servicios de Urgencias, el Dr. Montes, «criminal» y » terminator». Los informativos de Telemadrid, liderados por Sánchez Dragó, han dado una relevancia mínima a la noticia de la absolución del Doctor Montes. Este shock puso en tela de juicio a toda la Sanidad Pública nacional. El gobierno de la Comunidad, liderado por ese personaje sin escrúpulos que es Esperenza Aguirre, aprovechó el desconcierto para privatizar cuanto estuvo en su mano privatizar del sistema sanitario.

2 comentarios en “Naomi Klein: La doctrina del shock

  1. Intenté leer «No Logo» y lo tuve que abandonar a las doscientas páginas; creo que la intención de la autora no requería tanta extensión. Me alegro, sin embargo, de que siga recibiendo buenas críticas y de que siga acercando temas sociales a mucha gente que normalmente no se interesa por cuestiones tan áridas como el capitalismo, la sociedad de consumo, etc.Me tomaré muy en serio tu recomendación. Feliz año y esas cosas…Un saludo,P. Chíchikov

  2. Al igual que No logo este es también tedioso y repetitivo. La capacidad de síntesis y el pulso narrativo no son el punto fuerte de N. Klein. A pesar de todo, mira en la dirección adecuada. En lugar de leerlo de un tirón es preferible atacar capítulos sueltos.Hasta otra Pavel.

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