Omar Jayyam: Rubayat. Clara Janés y Ahmad Taherí (trad.) Madrid: Alianza, 2007.
Edición biligüe de este clásico universal de la literatura árabe. Frente al fanatismo fundamentalista que asola el mundo islámico las rubayat de Jayyam (1048-1132) nos reconcilian con oriente porque Jayyam, con envidiable espíritu dionisiaco, canta al instante, al vino, al amor y al placer. Y no hace una simple apología del carpe diem, sino que en un tono nietzscheano, asume la ausencia de dioses y el papel en la vida del mal y el dolor. Además, sin dudarlo, rechaza el dogma religioso que engaña a muchos educándolos en vanas quimeras como paraíso e infierno, renuncia, sacrificio y obediencia. Es natural que durante siglos estos breves poemas del sabio sufí estuviesen prohibidos.
Aquí resuenan las enseñanzas estoicas de Epicteto y Quevedo:
136
Pasó el ayer, no guardes de él recuerdo.
Por el mañana que no ha llegado no estés inquieto.
No te apoyes en lo no sucedido ni en lo que fue:
sé alegre, que no se lleve tu vida el viento.
En cualquier caso, mis preferidos son:
81
¿Hasta cuándo pasarás la vida en el egoísmo
o bien preguntando por el ser y el no ser?
Bebe vino, que la vida corre y la muerte va detrás,
y es mejor que transcurra en el sueño o la ebriedad.31
Cuando el señor ordenó el diseño del universo,
¿por qué a tara y defecto lo sujetó?
Si salió bien, ¿por qué falla?
Si el perfil salió mal ¿de quién es el error?89
Dicen que el que lleva una vida ascética
se levantará del modo en que muera.
Con vino y amantes sin cesar estemos,
pues así, del hoyo, nos levantaremos.
¡Qué pena no haber estado en esa charla de Clara Janés! Sólo conocía de su obra esta traducción tan lograda de Jayyam. ¿Me recomienas algún libro de poemas suyo?
En clase intento enseñar a los alumnos que la «voluntad de poder» en Nietzsche no es el «tirano» que desea más y más poder, dinero, esclavos… Esta «voluntad de poder» tiene carencias, está mermada, es defectuosa, siempre insatisfecha.
Gilles Deleuze (que, por cierto, se tiró de un ¿sexto piso? cuando la vida ya no le parecía interesante) da una interpretación muy hermosa de la «voluntad de poder». Dice que en Nietzsche «voluntad de poder» es «poder de la voluntad», es decir, es una voluntad plena que no quita, sino que da, como la del artista que no puede evitar parir su obra. Ese es para Nietzsche el verdadero übermensch, el artista: el que ama la vida, las apariencias y las transforma para crear la obra de arte. La «voluntad de poder» crea, da, se ofrece en sacrificio. No roba ni mata como pensaron los nazis.
Mi carácter. Esta es una anécdota que supongo le ha ocurrido a muchos niños. Cuando tenía ocho años el maestro de religión hablaba con desprecio de Judas en clase. A mí Judas me caía bien. Jesús «tenía superpoderes» y Judas me daba pena porque terminaba colgándose. Así que le hice al maestro las mismas preguntas que hace Jayyam (en otro estilo más directo):
Cuando el señor ordenó el diseño del universo,
¿por qué a tara y defecto lo sujetó?
Si salió bien, ¿por qué falla?
Si el perfil salió mal ¿de quién es el error?
Me llamó hereje y me echó de clase. Literalmente.
Hoy ya tengo 43 y no he hecho otra cosa en la vida que buscar la respuesta a esas preguntas. Ese es mi destino y mi trabajo. Pero no es incompatible con pasar buenos ratos «en el sueño o la ebriedad».
He leído tu relato «Todo tan fácil» y me ha gustado mucho. Me recordó a una película japonesa reciente que comento en el blog «Despedidas». Si no la has visto creo que te gustará.
Esa experiencia de un orden cíclico en el Universo con el que conectamos mediante nuestros ritos repetitivos, esa conexión con el todo, está muy bien reflejada en tu relato. Quiero decir que se siente.
Gracias por dejármelo.
Saludos.
El gnosticismo, como el de William Blake, ve las cosas de otro modo. Yahvé el es malo, la serpiente es buena. Judas es el bueno de la película, Jesús es quien lo traiciona a él.
De estas cosas habló un gnóstico que me cae bien: Marción en el s. II a. C. https://auladefilosofia.net/2008/10/26/marcion-y-el-marcionismo/