Desmond Morris: La naturaleza de la felicidad

Desmond Morris: La naturaleza de la felicidad. Barcelona: Planeta, 2006.

La editorial Planeta le ha plantado como subtítulo en la portada algo tan infame como: «Conocer la verdadera felicidad nos ayuda a alcanzarla». El hecho es que el propio Morris advierte en la Introducción que la obra no es «uno de esos ‘panfletos de autoayuda’…, no es ningún sermón para que actúe de un modo determinado y así obtener la felicidad.» (p. 13)

Desmond Morris, británico, nacido en 1928, zoólogo y, por derivación, antropólogo. Se convirtió en un auténtico best-seller con su libro El mono desnudo, publicado en 1967. Tras pasar ocho años dedicado al estudio de los primates en el zoo de Londres Morris dio un nuevo enfoque a la Antropología. En lugar de focalizar nuestro estudio del ser humano en aquello que pretendidamente nos diferencia de los animales Morris consideró que es mucho más interesante y aporta más resultados investigar aquellos aspectos que tenemos en común los primates y los humanos. De ahí el título del libro, el hombre, en primer lugar, es un mono, y su característica distintiva no es su «inteligencia», sino su carencia de pelo, su desnudez.

Desmond Morris

Este es el punto de partida de El mono desnudo. Las conclusiones a las que llegó Morris eran escandalosas para la época y, aunque han pasado los años, no han perdido cierto aire iconoclasta. Básicamente Morris dice que para tener éxito en la lucha por la supervivencia tuvimos que potenciar al máximo nuestras «habilidades sociales» y así mantener unida a la familia. El ser humano tarda demasiado en alcanzar la madurez, entre diez y doce años; una crianza tan larga necesita de los dos progrenitores así que la naturaleza ha dotado al ser humano de abundantes recompensas eróticas: tenemos el pene más grande de entre todos los primates, abundante zonas erógenas al descubierto (el lóbulo de la oreja), no tenemos pelo en el cuerpo para que las relaciones sexuales sean más gratificantes, el cuerpo de las mujeres está especialmente diseñado para resultar atractivo al macho. Por ejemplo, Morris se pregunta «¿para qué sirve el pecho de las mujeres?» La mayoría responderá que para fabricar la leche para el bebé pero según Morris, la función principal del pecho es su función erótica, atraer al macho de la especie.

El libro fue un éxito tremendo y a Desmond Morris lo devoró la fama. Ninguno de sus títulos posteriores han tenido la difusión que tuvo El mono desnudo aunque podríamos destacar su decidida defensa del feminismo en La mujer desnuda (2005)

El libro que hoy comentamos es el útimo que ha publicado: La naturaleza de la felicidad (2006). En mi opinión, es un libro divulgativo que puede tener cierto interés didáctico como lectura recomendada para el alumnado de Filosofía de 2º de Bachillerato. Se presta a comparar sus opiniones con las de los filósofos tratados durante el curso y su argumentación es muy directa y elemental (a veces demasiado). Pongamos algunos ejemplos del provecho filosófico que podría sacársele al libro:

  1. Morris entiende que el ser humano fue durante miles de años cazador y, por tanto, activo. Una concepción de la felicidad, exclusivamente contemplativa, al estilo de Aristóteles, por ejemplo, es rechazada por Morris porque significa simplemente perseguir la muerte en vida.
  2. Obsérverse que en el párrafo anterior Morris incurre en un caso de falacia naturalista.
  3. Respecto a la hipótesis del estado de naturaleza, Desmond Morris, insiste más en la importancia que tuvo que tener para el ser humano compartir y cooperar que en la agresividad. En este caso, se aleja de las tesis catastrofistas de Hobbes o Kant.
  4. El salto del estado de naturaleza al estado civil no supuso, según Morris, el progreso que todos pensamos sino que en realidad la balanza se inclinó más del lado de la competencia y la lucha que de la cooperación. En este sentido, los planteamientos de Morris son semejantes a los de Rousseau.
  5. En cualquier caso, según Morris, tras miles de años de vivir como cazadores no puede extirparse del alma humana la felicidad que engendra capturar y matar una pieza. Evidentemente, en nuestras modernas sociedades desarrolladas no es posible satisfacer esta necesidad así que Morris sugiere como una solución satisfactoria el desplazamiento freudiano. El éxtasis del cazador es el mismo que el del hincha de fútbol cuyo equipo gana el partido en el último minuto.
  6. La vida social, insiste Morris, no ha traído solo progreso sino también alienación. Acostumbrados como estuvimos durante miles de años a vivir libres ahora nos vemos inmersos en sociedades en las que nos esforzamos durante horas en trabajos rutinarios que no harían felices ni a una máquina. Vivimos una época de esclavitud asalariada. Los planteamientos de Morris recuerdan mucho a Rousseau.
  7. Las clases de felicidad positivas según Morris son:
    • – Finalidad (Conseguir los objetivos que nos proponemos)
    • – Competitiva (Ganar a nuestros rivales)
    • – Cooperativa (Ayudar a los que nos rodean siempre y cuando no queramos salvar a toda la humanidad porque eso lo único que hace es generar frustración)
    • – Genética (Tener hijos y cuidar a los nietos)
    • – Sensual (Entre todas las especies la humana es la única que carece de época de celo)
    • – Cerebral (No es incompatible con la sensual, son incontables las amantes de Picasso o Byron. Pero sí es cierto que demasiado conocimiento produce inevitablemente tristeza como advierten el Eclesiastés o Einstein)
    • – Ritmo (Bailar, como decían Nietzsche o Hesse, es imprescindible para entender el sentido de la vida)
    • – Riesgo (Fuimos cazadores, necesitamos el éxtasis de la adrenalina para ser felices. Es curioso que cuanto más insiste nuestra sociedad en la seguridad más abundan los deportes de alto riesgo)
    • – Cómica (Está demostrado científicamente que la risa mejora el sistema inmunológico)
    • – Casual (Aunque Morris no lo dice ya Aristóteles comentaba que no importa lo alto que hayamos llegado en la contemplación teórica si la Fortuna no nos es favorable)
  8. Las clases perversas o desviadas de felicidad pero cuya existencia no puede negarse son:
    • – Contemplativa (Fuimos cazadores durante miles de años, somos seres activos, no pasivos)
    • – Devota (La Religión no es más que un fenómeno de regresión: retorno enfermizo al regazo de un padre superpoderoso y megaprotector)
    • – Selectiva (Podemos no ver la tele ni leer periodicos para sentirnos más felices pero, aunque no se puede negar que desconectar de cuando en cuando es una buena terapia, incurrir en ello sistemáticamente es un rasgo patológico.)
    • – Química (Es un hecho que en todo el mundo se utilizan sustancias químicas para estar mejor: cerveza, vino, cannabis, heroína, cocaína, éxtasis… El por qué es mala esta clase de felicidad es algo que no queda demasiado claro)
    • – Negativa (Quien es feliz simplemente porque no le ocurre ninguna desgracia es alguien que no conoce la verdadera euforia de la felicidad)
    • – Ficción (Demasiada evasión de la realidad es tan negativa como el exceso en el uso del mecanismo de defensa de la negación. En este capítulo el análisis del fenómeno estético es extremadamente superficial.)

3 comentarios en “Desmond Morris: La naturaleza de la felicidad

  1. Gracias por participar, Gema.Hesse habla del baile como liberación en El lobo estepario. Su Diótima particular le dice a Harry Haller «Me necesitas para aprender a bailar, para aprender a reír, para aprender a vivir.»En el Zaratustra de Nietzsche puedes encontrar varias referencias al simbolismo del bailar. Te recomiendo los dos capítulos titulados La canción del baile y La otra canción del baile. Y estos textos bastante ilustrativos: Yo no creería más que en un dios que supiese bailar. Y en otro tiempo quise bailar como jamás había bailado yo hasta entonces: más allá de todos los cielos quise bailar. Un poco de sabiduría sí es posible; mas ésta fue la bienaventurada seguridad que encontré en todas las cosas: que prefieren – bailar sobre los pies del azar.el cuerpo flexible, persuasivo, el bailarín, del cual es símbolo y compendio el alma gozosa de sí misma. El goce de tales cuerpos y de tales almas en sí mismos se da a sí este nombre: «virtud».En verdad, también yo aprendí a aguardar, y a fondo, – pero sólo a aguardarme a mí. Y aprendí a tenerme en pie y a caminar y a correr y a saltar y a trepar y a bailar por encima de todas las cosas.Y ésta es mi doctrina: quien quiera aprender alguna vez a volar tiene que aprender primero a tenerse en pie y a caminar y a correr y a trepar y a bailar: – ¡el volar no se coge al vuelo!Y si mi alfa y mi omega es que todo lo pesado se vuelva ligero, todo cuerpo, bailarín, todo espíritu, pájaro: ¡y en verdad esto es mi alfa y mi omega! ¡Evitad a todos los incondicionales de esa especie! Tienen pies y corazones pesados: – no saben bailar. ¡Cómo iba a ser ligera la tierra para ellos!Zaratustra el bailarín, Zaratustra el ligero, el que hace señas con las alas, uno dispuesto a volar, haciendo señas a todos los pájaros, preparado y listo, bienaventurado en su ligerezaVosotros hombres superiores, esto es lo peor de vosotros: ninguno habéis aprendido a bailar como hay que bailar – ¡a bailar por encima de vosotros mismos! ¡Qué importa que os hayáis malogrado!

  2. yo no sabia que jesus hubiera empezado esta era con una idealizacion sin contemplar la naturaleza humana ni mucho menos para desarticular el objetivo fundamental de la busqueda incesante del sumo bien a traves del conocimiento de la gracia divina que se concede a los seres mas evolucinados de la creacion,homo sapiens,que de un mero rito primitivo a hecho un arte.el entendimiento de que la supervivencia de los mas aptos se basa en la subordinacion de la categoria de las especies

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