Comité invisible: La insurrección que viene

Comité invisible: La insurrección que viene. Yaiza Nerea Pichel Montoya y José Pons Bertran (tr.) 2ª reimp. Barcelona: Melusina, 2010.

Todo el mundo lo reconoce. Esto va a reventar.

Así comienza esta mezcla de ensayo y manual de estrategia anarquista publicado en Francia en 2007. El problema es que ya lleva más de un siglo a punto de reventar. La crisis es consustancial al sistema.

Según la Policía francesa, detrás del poco afortunado pseudónimo Comité Invisible se esconde Julien Coupat (Burdeos, 1974), cofundador de la revista radical Tiqqun y encarcelado durante seis meses por el sabotaje en 2008 de la red francesa de trenes de alta velocidad (TGV).

En tono grandilocuente, el Comité Invisible declara la guerra al Imperio en nombre del COMUNISMO. Usando terminología de Deleuze se define Imperio como todo dispositivo de poder que, en contra del devenir natural, impone un discurrir «pesado, triste y militar». La insurrección, afirman, comenzó con los disturbios de Argelia de 2001 y ha continuado hasta los de Grecia en 2008.

Cada individuo ha de romper siete círculos, siete cadenas invisibles, para hacer posible el cambio. Son los siguientes:

1. El individualismo autista del capitalismo, cuya máxima expresión pude observarse en campañas publicitarias como esta: I am what I am, Rbk. En el fondo es una campaña militar dirigida contra todo lo que hay entre los seres.

2. Evitar el imperativo alienante de la diversión. La Academia nos ha robado el arte y la literatura, la pornografía ha envenenado el sexo, la policía y las cámaras de seguridad nos han echado de las ciudades… No queda otra que emanciparse: «aprender a pelearse en la calle, a ocupar casas vacías, a no trabajar, a amarse locamente y a robar en los supermercados» (p. 51).

3. Desprenderse de la figura del trabajador-consumidor que invierte toda su energía en pertenecer a un orden económico y político que ha perdido cualquier tipo de objetivo y significado. No trabajar. No consumir.

4. Deshacerse de la ilusión de la movilidad global. Creemos que viajamos cuando en realidad nunca hemos salido de una burbuja virtual. Todas las ciudades, todos los hoteles, son la misma ciudad, el mismo hotel.

5. No escuchar los cantos de sirenas de los falsos profetas del decrecimiento que, en lugar de desear el colapso del sistema, se empeñan en mantenerlo con nuevas fórmulas. Es necesario reconocer de una vez que el trabajo sobra.

6. Desconfiar de todo discurso ecologista que pretenda consolidar el capitalismo como única solución posible a los problemas medioambientales. La crisis es deseable, nos devuelve a la realidad, por fatal que sea. Así ocurrió tras el huracán Katrina cuando, en medio del caos, la vida se reorganizó de un modo más solidario.

7. Declarar la muerte de la civilización. El análisis de este séptimo círculo es una rudimentaria elaboración del discurso de Žižek: «Occidente se ha sacrificado como civilización particular para imponerse como cultura universal. La operación se resume así: una entidad agónica se sacrifica como contenido para sobrevivir como forma… No hay choque de civilizaciones. Lo que hay es una civilización en estado de muerte clínica…» (p. 114)

Después de 60 años de paz se ha olvidado cómo pasar a la acción. Así que el Comité Invisible ofrece una serie de consejos en la enésima versión del libro de cocina del anarquista:

  1. Todo proceso insurreccional parte de una verdad sobre la que no se cede.
  2. Apartarse de los trillados caminos de la política convencional y, especialmente, de la así llamada izquierda.
  3. Organizarse, formarse (saber pelear, abrir cerraduras, montar una radio pirata…)
  4. Multiplicar las zonas de opacidad que escapen a la sociedad de control.
  5. Viajar para extender la insurrección. En este sentido, el texto es profético: tantas veces ha aparecido ya en las noticias el eje Barcelona-Italia-Grecia.
  6. Ralentizar el trabajo, romper las máquinas, divulgar los secretos de la empresa.
  7. Generalizar la palabra, abolir el mecanismo burgués de la Asamblea. Viva la Comuna. Viva Blanqui.
  8. Estar armados. Hacer todo lo posible para que su uso resulte superfluo. Frente al ejército, la victoria es política. (p. 166)

Como ensayo filosófico, los recursos y la profundidad de La insurrección que viene son verdaderamente pobres y escasos.

Sin embargo, como panfleto anarquista no deja de ser un síntoma digno de análisis. El fantasma del nihilismo terrorista siempre ha servido bien al sistema. La misma historia se repite una y otra vez, como recuerda Leonardo Sciascia en El caballero y la muerte:

– Pero, ¿esos hijos del ochenta y nueve…?
– Estaban haciendo falta -pensó en el diablo del grabado de Durero-. Es necesario que el diablo exista para que el agua bendita sea bendita. (p. 98)

Enlaces

  1. Leonardo Sciascia en Diario de Lecturas
  2. Wikipedia: La insurrección que viene
  3. Blog con traducción completa de La insurrección que viene
  4. Entrevista Eric Hazan, editor francés de La insurrección que viene
  5. Rebelion.org: La insurrrección que llega
  6. Melusina.com: La insurrección que viene
  7. Wikipedia: Julien Coupat
  8. Entrevista a Julien Coupat en publico.es
  9. Wikipedia: Louis Blanqui

8 comentarios en “Comité invisible: La insurrección que viene

  1. El por qué se aprende, el cómo se practica. Quizás por eso este «panfleto» carezca de la «profundidad» que gusta en ambientes más académicos.

    Pero es que bibliotecas enteras de estructuralismo, posestructuralismo, diferencia y neorrealismo no han hecho sino engordar la oferta y acomodar cubículos. Ofrecer acicates para trabajar mejor el «Yo» en cualquier entrevista.

    La época de los intelectuales se apaga,quizás haya que probar cosas que dejamos de hacer.

    Crítica bastante desatinada, pero gustosa de leer, como siempre.
    No creo que al ensayo le falten referencias o notas a pie de página.

    Le echaría más en cara que quizás sea la quejas deintelectuales hijos de intelectuales que desconocen el trabajo de los movimientos sociales,o que su crítica extrema solo sirva como espejo deformante pero…¿Grandilocuente? No, está bien escrito. ¿Falta de profundidad? Lo que no van a hacer es adoptar la posición del intelectual,porque es un papel espectacular. No puedes adoptar el papel de lo que criticas.
    Un placer, como siempre.

  2. Hola Andrés,

    siento que no coincidamos en la valoración de La insurrección que viene.

    Como llamamiento a la acción no pude evitar que me recordase a los hijos del 89 de Sciascia.

    En el plano teórico me pareció que tomaba ideas de aquí y de allá con demasiada urgencia.

    Cuando más arriba le respondí a Fran «aprender, aprender, aprender» estaba citando un párrafo que me gustó de Sobre la violencia de Žižek

    «¿Quieres decir que no deberíamos hacer nada? ¿Simplemente sentarnos y esperar?». Deberíamos tener el coraje de responder: «¡Sí, exactamente eso!». Hay situaciones en que lo único verdaderamente «práctico» que cabe hacer es resistir la tentación de implicarse y «esperar y ver» para hacer un análisis paciente y crítico.

    En tiempos del socialismo, el consejo de Lenin a los jóvenes, su respuesta sobre lo que deberían hacer, era «aprender, aprender y aprender». Esto se repitió infinitas veces e incluso fue pintado en los muros de las escuelas. El chiste dice: preguntaron a Marx, Engels y Lenin si preferían una esposa o una amante. Como era de esperar, Marx, más bien conservador en cuestiones privadas, respondió: «¡Una esposa!», mientras que Engels, más bon vivant, optó por la amante. Para sorpresa de todos, Lenin dijo:
    —¡Me gustaría tener ambas! —¿Por qué? ¿Hay un lado oculto de jouisseur decadente tras su austera imagen revolucionaria?
    — No —explicó—, así puedo decirle a mi mujer que voy a ver a mi amante, y a mi amante que tengo que estar con mi mujer…
    —¿Y luego, qué hace?
    —¡Voy a un lugar solitario para aprender, aprender y aprender!
    ¿No es esto exactamente lo que hizo Lenin tras la catástrofe de 1914? Se escabulló a un lugar solitario de Suiza, donde «aprendió, aprendió y aprendió» leyendo La ciencia de la lógica de Hegel. Esto es lo que deberíamos hacer hoy cuando nos vemos abrumados por tantas imágenes y representaciones mediáticas de la violencia. Necesitamos «aprender, aprender y aprender» qué causa esta violencia.

    De todos modos, no me hagas caso. Nunca he sido demasiado joven y ya soy demasiado viejo para pensar de otro modo. Además, confieso que mi héroe de acción preferido es el protagonista de Sostiene Pereira de Tabucchi.

    Un saludo.

  3. Gracias por responder con cariño a mi un poco insolente apreciación. Aunque el ejemplo que cita Zizek tiene bastantes lecuras y, creo,no todas apuntan hacia la reflexión y la mesura. Diría que hasta tiran en la otra dirección.
    Sinceramente creo que este libro tiene «algo» aunque solo sea que detuviesen a sus supuestos autores –el sabotaje a las líneas del TAV lo perpetraron otros,según se demostró–. Entonces, los detuvieron por escribir algo prohibido? Si no fuese una pantomima grotesca –armar un caso tipo «los 9 de Tarnac» como si fuese un grupúsculo huidizo,seguidor del endeble negrismo– sería casi una buena noticia ¡Nada menos que en Francia, detenidos por «delitos intelectuales»!
    Recogen infinidad de ideas –Focault, Spinoza, autores de Teoría del Estado, etecé– porque el análisis reposado duerme en los anaqueles. Supongo que es más interesante extraer lo urgente, lo posible…no sé.
    Con todos sus fallos, solo son este libro he visto reacciones viscerales en gente que en absoluto estaba politizada. ¿Y no es eso lo que pretende el libro?
    Tampoco me hagas caso: no sé madurar,por lo que vivo en la eterna antesala del fin.
    Saludos

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