Erick A. Havelock: Prefacio a Platón


Erick A. Havelock: Prefacio a Platón. Ramón Buenaventura (tr.) Madrid: Antonio Machado Libros, 2002.
 
Espléndido libro sobre que investiga el sentido de las críticas que Platón dedica a la épica homérica y la tragedia clásica en República. A menudo se suelen interpretar esas críticas como meras extravagancias que interrumpen la coherencia del discurso metafísico y político de República. Sin embargo, Havelock demuestra que son esenciales para comprender el sentido último de la obra maestra del filósofo.

En República, cuando Platón combate a los poetas y a los trágicos no está atacando lo que nosotros entendemos por arte sino algo muy distinto. Homero representaba para los griegos una enciclopedia legal, técnica y religiosa que les otorgaba identidad como pueblo a pesar de estar geográficamente dispersos. La transmisión de tal identidad tenía que realizarse oralmente. De ahí la necesidad del verso e incluso de la música y la danza que lo acompañaban: la musa homérica era Mnemosyne. La transmisión oral de una cultura entera requería que el espectador u oyente se identificase, casi como si cayese en un trance hipnótico (mímesis), con el discurso del poeta. El éxito del político dependía no sólo de su habilidad como guerrero sino de su capacidad retórica para expresarse usando también el verso, pues de ese modo las nuevas leyes podían calar profundamente en la memoria de su pueblo.

Cuando a lo largo del s. V a. C. se hizo real la posibilidad tecnológica de evolucionar desde una cultura oral a otra escrita es el momento en el que emergen las críticas de Platón a la poesía. La introducción generalizada del alfabeto, la conservación del conocimiento y la identidad griega mediante la escritura, hacían innecesaria la educación homérica a través de la mímesis, de la memorización e interiorización de los personajes de Homero. Platón introducía en escena al pensador crítico, racional, al filósofo. Este ya no se deja hipnotizar por poetas y trágicos sino que somete sus bellas palabras al tribunal de la razón. Esta es una buena perspectiva para comprender todo el novedoso discurso de Platón acerca del alma, de la solidez de un yo (psyché) separado del objeto de conocimiento.

Platón anuncia una nueva paideia, un nuevo modelo educativo basado en la escritura. Esta implica, no el abandono del yo que acompaña al trance de la mímesis, sino la existencia de un alma racional distanciada de su objeto. Este objeto de conocimiento, además, ya no puede estar relacionado con la forma épica, hecha de historias y leyendas, con el devenir, lo que simultaneamente es y no es, sino que ha de fijarse sobre un novedoso objeto estático e intemporal, que Platón llamará Formas o Ideas.

Entre Homero y Platón dos siglos de pensamiento que suelen caer bajo la etiqueta de presocráticos. Havelock observa en ellos cierta naturaleza esquizofrénica: su voluntad es la de sustraerse a la mímesis homérica, abandonar el universo de la opinión (doxa) y adentrarse en el mundo del ser, pero su lenguaje es todavía el de la poesía. De ahí la belleza mística de sus palabras.

Prefacio a Platón es un texto imprescindible para una comprensión adecuada del papel de la poesía en el mundo griego y del sentido de las críticas de Platón a la misma.

Una vez más, quiero poner de relieve el impresionante trabajo de Ramón Buenaventura en la traducción no sólo del texto sino también del ingente aparato de notas que añade Havelock.

4 comentarios en “Erick A. Havelock: Prefacio a Platón

  1. Por otra parte, creo recordar que Platón hace numerosas críticas a la «cultura escrita», porque «estamos perdiendo la memoria». ¿Sería este un aspecto más de esa esquizofrenia que observa Havelock?

  2. Hola Fran, es verdad que en Fedro Platón critica la escritura porque es incapaz de recoger el diálogo filosófico vivo, la dialéctica socrática.

    Pero creo que serían dos temas diferentes: `por un lado, crítica a la poesía homérica por el sistema de valores irreflexivo que mantiene vivo artificialmente y, por otro lado, crítica a la escritura por ser insuficiente para captar los matices de la discusión filosófica.

    Havelock se centra en lo primero y deja de lado lo segundo lo cual es un detalle muy importante en el que no había caído.

    Gracias por tus aportaciones tan interesantes.

    Hasta otra.

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