Laureano Castro, Carlos López Fanjul, Miguel Ángel Toro: A la sombra de Darwin.


Laureano Castro, Carlos López Fanjul, Miguel Ángel Toro: A la sombra de Darwin. Las aproximaciones evolucionistas al comportamiento humano. Madrid: siglo XXI, 2003.

La sociobiología es la disciplina que busca explicar los rasgos culturales de las sociedades humanas del mismo modo que la teoría de la evolución explica nuestra anatomía, es decir, a partir de la teoría de la selección natural que expuso Darwin. A esta vertiente de la teoría de la evolución se la conoce como neodarwinismo y estuvo muy mal vista desde que los nazis la usasen para justificar que una cultura superior tiene sus raíces en una genética superior. Sin embargo, los trabajos de E. O. Wilson y Richard Dawkins revitalizaron la disciplina y hoy día sus explicaciones son objeto de una interesante polémica.

El libro que aquí recomiendo está escrito por tres expertos españoles en genética evolutiva. Exponen de un modo claro y exhaustivo las argumentaciones en torno a los temas más conflictivos que aborda la sociobiología. A modo de ejemplo, y por motivos evidentes, hago un resumen del capítulo en torno al sexo.

1. ¿Para qué sirve el sexo? o dicho de otro modo, ¿por qué la selección natural ha escogido este modo de reproducción? Sexo y reproducción son de algún modo conceptos opuestos pues en la reproducción una célula se divide en dos y en el sexo dos células se funden en una. El sexo no es necesario para la reproducción, muchas plantas y algunos animales se reproducen asexualmente, por ejemplo, los geranios. Además, la ventaja de mezclar genes no está clara pues puede destruir combinaciones génicas favorables y mantenidas por la selección natural. Y, por encima de todo, la reproducción sexual es una enorme inversión de tiempo y energía para encontrar al miembro del sexo opuesto disponible.

La respuesta sociobiológica a este problema es que es más fácil explicar el origen del sexo que su mantenimiento. La función original del sexo fue permitir la reparación de material hereditario. Al unirse las dos hebras de ADN de los progenitores la célula tiene la posibilidad de cotejar copias independientes de un mismo gen y reparar el dañado. Esta podría ser la causa de los procesos parasexuales de las bacterias que intercambian material genético, aunque su forma de reproducción sea asexual.

La primera razón que se esgrime para defender el mantenimiento del sexo por parte de la selección natural es que genera variabilidad genética que puede servir para enfrentarse a las condiciones variables del entorno. El problema es que también puede destruir, como ya dije arriba, combinaciones génicas favorables. Otras razones para argumentar a favor del mantenimiento del sexo son que, en primer lugar, la evolución biológica es más rápida, pues si hacen falta tres mutaciones para conseguir una ventaja genética, una especie asexual tendrá que ir paso a paso, es decir, tres generaciones, mientras que en una especie sexuada las mutaciones pueden darse en individuos diferentes y combinarse en un solo paso; en segundo lugar, la variabilidad genética resultado de la reproducción sexual es una defensa contra los parásitos de las células pues estos se expanden más rápido en un entorno de clones que de individuos diferentes; y, en tercer lugar, el sexo favorece la eliminación de mutaciones nocivas (trinquete de Muller) pues en un entorno asexual los descendientes tienen al menos tantas mutaciones perjudiciales como su progenitor mientras que en un entorno sexual la combinación aleatoria de los genes de los padres puede hacer que los descendientes tengan menos mutaciones nocivas que los padres.

2. ¿Por qué dos sexos? Desde la biología se define como machos a los individuos que producen muchos gametos pequeños y móviles, mientras que las hembras producen pocos gametos grandes e inmóviles. En tiempos primitivos sólo se producían gametos del primer tipo y, más tarde, la selección natural favoreció la formación de gametos mayores que proporcionaban al cigoto una mayor reserva de alimento. Se establecieron dos estrategias reproductivas: una, producir muchos gametos móviles obligados a fusionarse con los mayores y, dos, producir gametos grandes que aseguraran el éxito del futuro cigoto. Las vías intermedias desaparecieron. Dado que el número de gametos que produce el macho es muy alto la estrategia reproductiva que le corresponde es intentar aparearse con la mayor cantidad de hembras y abandonar a las crías. Las hembras, por su parte, incrementan sus posibilidades reproductivas mediante una mayor inversión en el cuidado de la descendencia. Por tanto, la hembra habrá de seleccionar a aquellos machos que, o bien demuestran una genética privilegiada como un canto soberbio o plumas de pavo real, o bien somete al macho a una serie de tests como la construcción de un nido, que demuestren su fidelidad y futura atención al cuidado de las crías.

3. ¿Qué es la psicología evolucionista? Es aquella rama de la psicología que investiga la mente humana desde la suposición de que se compone de módulos de comportamiento seleccionados en los últimos dos millones de años en un entorno cazador-recolector y que determinan cuestiones tales como la cooperación, la elección de pareja o las relaciones familiares. Existen, por ejemplo, machos y hembras compiten por aumentar al máximo el número de descendientes con sus genes. Sus estrategias, como dije arriba, son diferentes, pues una mujer puede tener como máximo veinte hijos pero un hombre como el sultán de Marruecos Muley Ismail certifica los 888. El psicólogo David M. Buss demostró que los hombres prefieren mujeres con señales inequívocas de juventud que se asocian a la fertilidad y las mujeres hombres de alta posición social, capaces de garantizar la crianza de sus hijos.

La infidelidad es, por tanto, una parte inevitable del comportamiento del macho para maximizar sus posibilidades de reproducción. Sin embargo, la infidelidad femenina es también bastante alta. El diez por ciento de los niños no son hijos de los que se considera su padre. ¿Qué función tiene? Según algunos, la búsqueda de una genética privilegiada que transmitir a sus hijos. Según el psicólogo R. Thornhill las mujeres prefieren un compañero simétrico como compañero y son capaces de detectarlo tanto olfativa como visualmente. El experimento de Thornhill consistió en que se pidió a un conjunto de hombres diferentes en grados de simetría que llevaran durante varios días la misma camiseta sin ducharse. Las mujeres en la fase fértil del ciclo menstrual fueron capaces de elegir las camisetas por su olor seleccionando las de los hombres más simétricos.

Algunos psicólogos evolucionistas como G. F. Miller llegan a afirmar que la mente humana no ha evolucionado para aumentar la capacidad de supervivencia sino para promocionar el cortejo. Las aptitudes para la música, la literatura, el humor o la creatividad no sólo sirven para aumentar la cohesión del grupo sino también como un indicador de eficacia biológica, ya que son llamativos y muy costosos. Incluso una facultad moral como el altruismo tendría una función sexual pues sería vista por las hembras como un indicador favorable al cuidado de las crías.

Según Buss también los celos fueron seleccionados por la evolución. Los celos masculinos, cuyo objeto principal son los adversarios de buenas posibilidades económicas, tienen la función de disuadir de la infidelidad a la esposa, recuperar el honor perdido o evitar una futura descendencia cuya paternidad no esté garantizada. Este módulo de comportamiento prehistórico puede llegar incluso al homicidio. El hecho de que haya sido seleccionado por la evolución no significa que no haya de ser castigado sino, al contrario, que necesita de leyes muy estrictas. Los celos femeninos estarían dedicados a rivales más jóvenes y atractivas que pudieran poner en peligro el cuidado de la descendencia. Los celos, en conclusión, son para Buss un mecanismo adaptativo para proteger el amor de la pareja pues siempre habrá alguien más atractivo o excitante. Por tanto, un nivel moderado de celos es una muestra de cariño.

4. La determinación del sexo ha sido y es una auténtica obsesión entre los humanos. Habitualmente se ha sobreentendido que las posibilidades de supervivencia favorecen al varón así que los métodos para obtenerlo se daban ya en la antigua Grecia. Aristóteles los compiló en La génesis de los animales. Anaxágoras pensaba que se producía un varón si el semen venía del testículo derecho y una hembra si provenía desde el izquierdo. Empédocles creía que lo importante era el momento del ciclo menstrual y Demócrito que varón o hembra dependía de la potencia relativa de la contribución del padre y la madre. Aristóteles las desmiente: Anaxágoras se equivocaba porque hombres de un solo testículo podían tener hijos varones o mujeres, la de Empédocles no explicaba la existencia de mellizos de distinto sexo y la de Demócrito planteaba el problema de que si fuera cierta los niños se parecerían a sus padres y las niñas a sus madres. Aristóteles propuso una nueva hipótesis: las hembras nacen cuando los padres están faltos de ardor lo que influiría negativamente en el líquido seminal. Así, con el viento norte, nacían más varones porque los cuerpos estaban más calientes y de padres jóvenes o ancianos no salían sino hembras porque no estaban en su mejor momento de ardor. Teorías semejantes se acumularon durante siglos hasta que a principios del s. XX se descubrió que todos los mamíferos son en principio hembras con una pareja de cromosomas XX y que sólo cuando esa pareja se transforma en XY se forman los testículos y el desarrollo siguiente es el de un macho.

5. La homosexualidad supone un grave problema para la sociobiología, ¿cómo puede manifestarse generación tras generación un rasgo cuya característica fundamental es tener a priori menos descendencia que los demás? Antes de intentar siquiera responder a la pregunta los sociobiólogos deberían comprobar que la homosexualidad es un rasgo genético. A pesar de haberse intentado durante siglos no ha sido posible hallar ninguna característica anatómica o fisiológica, a nivel cerebral u hormonal, que permita distinguir a la población homosexual. De ahí que todas las ideas que pueda aportar la sociobiología para responder a la pregunta de más arriba son mera especulación. Según E. O. Wilson, el padre de la sociobiología, la permanencia de genes homosexuales se debe a que son excelentes ayudando y educando a los hijos de sus parientes.

Otros temas presentes en el índice de este interesante libro son el alcance de los genes, las raíces del altruismo, el origen de la cultura o la conciencia humana.

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