Kurt Vonnegut: Las sirenas de Titán

Kurt Vonnegut: Las sirenas de Titán. Barcelona: Planeta DeAgostini, 2006.

Editada normalmente por Minotauro (1971, 1987, 2004), esta conocida novela de Vonneguthizo el número veintidós de una reciente colección titulada «Biblioteca de Ciencia Ficción» engendrada por Planeta para ser vendida en quioscos. La exquisita sabiduría de Vonnegut, al igual que la de su alter-ego Kilgore Trout, en una traducción sin revisar, una impresión mejorable y mezclada entre las últimas novedades de prensa rosa, pornografía, obras vómito de la literatura universal, obras maestras del cine de todos los tiempos, películas vómito del cine más reciente, etc. Para acabar de encerrar a Vonnegut en un cofre invisible el libro lleva una tapa dura cuya portada es una nave espacial a punto de entrar en un planeta habitado de atmósfera rojiza. Visto así, uno nunca podría imaginarse que dentro Vonnegut va a hablarnos de un modo muy didáctico y algo surrealista de Parménides, Epicuro, Plotino, Schopenhauer, del problema del Mal y la Libertad. Mucho antes de que Putnam se preguntase por las implicaciones filosóficas de los «cerebros en una cubeta» Vonnegut explora el tema en una interesantísima diversidad de formas. Es, por tanto, un libro muy recomendable para tratar ciertos temas de Historia de la Filosofía.

No voy a entretenerme en un resumen del argumento de la novela. No es necesario. Si se lee a Vonnegut es para hacerse preguntas, para empezar a filosofar. Vonnegut propone las siguientes tesis acerca del Universo:

  1. La fuente de energía más poderosa que fuera dable concebir es la VULLS o Voluntad Universal de Llegar a Ser.
  2. La VULLS no está en manos de un ser racional. En la novela aparece en la Historia de la Sistema Solar gracias al autómata Salo, originario del planeta Tralfamadore. Toda la Historia de la Humanidad, con sus crímenes, sus guerras, sus genocidios, sus holocaustos, no es más que el modo en que los tralfamodorianos quieren hacer llegar a Salo una pieza averiada de su nave. No existe lo que llamamos libertad.
  3. Si bien Salo y sus compatriotas son autómatas nadie conoce quién gobierna a su vez a los tralfamadorianos. Para solucionar dicho enigma Winston Niles Rumfoord propone la Religión de Dios el Absolutamente Indiferente.
  4. Es una verdad evidente, una vez se alcanza cierto grado de conocimiento, que todo lo que ha sido será siempre y todo lo que será siempre ha sido.
  5. La única utopía digna para el ser humano la explica el personaje de Boaz que decide quedarse en Mercurio con unas extrañas criaturas llamadas Harmoniums que se alimentan de música: «Me encontré un lugar donde puedo hacer bien sin hacer ningún daño, y veo que estoy haciendo bien, y ellos saben que les estoy haciendo bien, y me quieren, Unk, lo mejor que pueden. Me encontré un hogar. Y cuando me muera aquí, algún día, podré decirme a mí mismo: «Boaz, hiciste millones de vidas dignas de ser vividas. Nadie desparramó jamás tanta alegría. No tienes un enemigo en el Universo. » (p. 166, ¡qué traducción más penosa!)
  6. El dios Absolutamente Indiferente no es en absoluto providencial, por tanto, «No hay razón para que el bien no pueda triunfar con tanta frecuencia como el mal. El triunfo de algo es cuestión de organización. Si existen lo que se llama ángeles, espero que estén organizados siguiente los métodos de la Mafia. » (p. 129)

Es fácil descubrir qué filósofos están detrás de cada una de estas tesis. Un buen ejercicio para alumnos con algo de imaginación.

4 comentarios en “Kurt Vonnegut: Las sirenas de Titán

  1. Sé de esas malas portadas y pésimas traducciones. Hacen estas cosas hasta con los clásicos. Y ni cuentan con alguien que se haya leído la obra. ¡Qué poco cariño a la cultura hay en algunas editoriales! Sin embargo, cuando alguien les dice que hay un error en tal libro de Harry Potter, corren a corregirlo.

Deja tu comentario