HOT GIRLS WANTED (Jill Bauer, Ronna Gradus, 2015)

HOT GIRLS WANTED
HOT GIRLS WANTED (Jill Bauer, Ronna Gradus, 2015)

Hot Girs Wanted es un documental presentado en el Festival de Sundance y distribuido masivamente por Netflix en mayo de 2015. Dirigido por Jill Bauer y Ronna Gradus, que habían debutado en 2012 con la provocadora Sexy Baby, investiga el devenir actual de la industria pornográfica.  El modelo de negocio ha pasado de ser dominio exclusivo de unas pocas compañías, director@s y porn stars a multiplicarse en un sinfín de sitios web alimentados por el ansia siempre renovada de fama y dinero de miles de jóvenes amateurs.  Desde el primer número de “Playboy” hasta la actualidad, el cuerpo de la mujer ha sido reducido a pura mercancía al servicio de un orden patriarcal y capitalista que ha sabido rentabilizar “el carácter compulsivamente masturbatorio de la subjetividad moderna” (Beatriz Preciado, Pornotopía, p. 113).

Sin embargo, como bien muestran las directoras de Hot Girls Wanted, los niveles de difusión, explotación y violencia contra la mujer en el universo del porno actual han sobrepasado cualquier expectativa. Para empezar, considérese que, en número de visitas, la pornografía amateur supera con creces la suma del tráfico que puedan tener Netflix, Amazon y Twitter unidos. Al mismo tiempo, no existe legislación alguna que proteja a estas trabajadoras del sexo, excepto que deben superar los dieciocho años de edad. Asimismo, si bien en California está prohibida la filmación de porno sin preservativo, no ocurre lo mismo en Florida. Por último, nadie se escandaliza al comprobar que las escenas más vistas y rentables no tienen nada que envidiar a las imágenes de las torturas en Abu Ghraib.

Mi objetivo en esta reseña es evaluar el alcance de los dos argumentos principales en favor de la pornografía y su relación con el feminismo. Para ello, procederé a examinar algunas de las ideas y experiencias de tres de las protagonistas: Belle Knox, Tressa y Jade.

Aunque no pertenece al grupo de las cinco actrices porno cuya historia recoge el documental, el caso Belle Knox está presente a lo largo de todo el metraje. Los medios de comunicación estadounidenses convirtieron a Belle Knox en un fenómeno viral cuando en 2014  salió a la luz pública que trabajaba en la industria del porno para costearse los gastos en una Universidad de prestigio como Duke. En esta entrevista para la CNN utiliza dos argumentos frecuentes en defensa de la pornografía: a) es menos alienante trabajar en el cine porno, donde cada escena se paga a una media de ochocientos dólares y pueden rodarse entre tres y cinco a la semana, que en interminables turnos de camarera a cinco dólares la hora y b) en una sociedad sexualmente represiva como la que vivimos participar en la industria del cine para adultos es una experiencia que libera y fortalece a la mujer.

El primer argumento, de naturaleza económica, es utilizado repetidamente a lo largo de todo el documental. Es el caso, por ejemplo, de Tressa, que no pudo resistirse, como muchas otras, a la posibilidad de dejar atrás el pequeño pueblo de sus padres y su trabajo de camarera en una de esas franquicias que contratan en régimen de semi-esclavitud. A través de un foro de Internet se le ofrecía vuelo gratis a Florida, un salario que le garantizaba autonomía y libertad y, de algún modo, también la posibilidad convertirse en una celebridad con miles de seguidores en Twitter. No hay que desatender este ansia de popularidad dentro del conjunto de razones que mueven a las protagonistas de Hot Girls Wanted a elegir el porno como medio de vida.

No resulta fácil poner objeciones a esta idea. Es una realidad que el orden patriarcal puede convertir una simple relación de pareja en un infierno y que el capitalismo global nos muestra a diario cómo el trabajador experimenta su vida laboral como “una actividad extraña, que no le pertenece, la acción como pasión, la fuerza como impotencia, la generación como castración”.  (Karl Marx: Manuscritos de economía y filosofía). En este contexto resulta razonable pensar que una mujer pueda sentirse realizada ejerciendo la prostitución o la pornografía: liberación del deseo más allá de los estrechos márgenes del patriarcado y un salario que permite recuperar a la trabajadora cierta dignidad. Esta es, a grandes rasgos, la experiencia de crecimiento personal que Virginie Despentes relata en Teoría King Kong asociada a su etapa como prostituta.

No obstante, el documental de Jill Bauer y Ronna Gradus muestra que las condiciones de trabajo dentro del negocio del porno amateur complican muchísimo la generalización de esta idea. El salario, atractivo en principio, es un señuelo, una distracción. En realidad, la actriz corre con todos los gastos, desde el vestuario a las revisiones médicas. Los riesgos laborales son espeluznantes dado que no está regulado algo tan básico como el uso del preservativo. La carrera profesional de una actriz porno amateur tiene una duración máxima de seis meses. Pasado ese tiempo, o bien abandona el negocio o bien tiene que dedicarse a subgéneros del porno donde las reglas de juego se parecen bastante a las de la colonización belga del Congo.

Por lo tanto, creo que se puede asumir sin escándalo que el ejercicio de la prostitución o la pornografía no es algo denigrante en sí mismo; ni siquiera es de suyo un ambiente más misógino que el que pueda darse en determinados episodios de la vida cotidiana. Sin embargo, tanto las condiciones laborales que arrastran a las protagonistas al mundo del porno online como las que se encuentran una vez que ingresan en él son una aberración que debe ser corregida. En este caso, el feminismo tiene que abrirse al marxismo: la liberación de la mujer pasa necesariamente por la lucha de clases.

Acerca del segundo argumento, la idea de que el cine para adultos es una experiencia que favorece el «empoderamiento» de la mujer, Camille Paglia se pronunció de un modo semejante en la convulsa revisión del feminismo que lleva a cabo en Vamps & Tramps. Afirma Paglia que la incapacidad del feminismo para asimilar la pornografía es un síntoma de su conservadurismo político. Considerar que “la pornografía degrada a las mujeres” significa que nunca se ha visto cine porno. Paglia reescribe a Nietzsche cuando sentencia que “en las cavernas del porno, las luces de la cámara son las antorchas de los Misterios eleusinos, arrojándonos flashes de los secretos de la naturaleza” (p. 133).

En términos más sosegados, pero muy afines a Paglia, se expresa el filósofo postmoderno Jean Baudrillard en Cool Memories: “En pleno rodaje de una película porno, una de las chicas adopta todas las posiciones sin cambiar de  cara, una rubia con una cinta de terciopelo negro en el cuello. Su indiferencia es seductora.” (p. 49)

En su archiconocida y provocadora Teoría King Kong Virginie Despentes expresa una opinión semejante  a la de Paglia.  Despentes cree que desde el feminismo se ataca al porno por dudosas razones políticas. En realidad, la pornografía ayuda a que la sexualidad no de miedo, ofrece sexo en un espacio de seguridad. Sin embargo, el porno actual no es del agrado de Despentes porque, en realidad, son miradas y deseos de hombre en cuerpos de mujer. El varón medio se identifica con la actriz porno, en el fondo “ellos quieren verse follando entre ellos, mirarse las pollas los unos a los otros, empalmarse juntos, diremos que tienen ganas de metérsela entre ellos por el culo.” (p. 118).  Aunque a primera vista suene disparatado, no se puede negar el talento de Despentes para cortocircuitar las “ideas comunes” del feminismo situándonos ante casos extremos y paradójicos. ¿Cómo interpretar el argumento de su novela Perras sabias donde la protagonista se enamora del vándalo que la viola?

En cualquier caso, ante el argumento expresado por Belle Knox de que el porno es una vía para la liberación y fortalecimiento de la sexualidad femenina cabe plantear la cuestión de si realmente se refiere a ese cuarenta por ciento del porno amateur online cuyo principal gancho es la violencia explícita contra la mujer. No es casualidad, como demuestra Román Gubern en Patologías de la imagen, que coincida el despegue del cine X (Garganta profunda, 1972) y el gore (La matanza de Texas, 1974). En Hot Girls Wanted se menciona un caso paradigmático de sitio web amateur donde, después de una violencia verbal repugnante, se somete a las actrices a sexo oral extremo hasta provocarles el vómito. Al final del documental una de las actrices más experimentadas, Jade, sospecha de la asepsia con que Belle Knox habla de su experiencia en ese cuestionable subgénero. Aunque anteriormente ha defendido posiciones semejantes a las expuestas más arriba, Jade está convencida de que no se sale de una vivencia como esa sin cicatrices profundas, de que la aparición de Knox en la CNN no pasa de ser una mera operación de marketing.

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En mi opinión, resulta incomprensible que a estas alturas de la era digital no haya una legislación adecuada al respecto. Hay una escena en Hot Girls Wanted que pudiera parecer irrelevante pero no lo es. En ella puede verse que las actrices y su “representante” salen de la casa para fumar y conversar sobre banalidades. Creo que, del mismo modo que se han asumido las normas anti-tabaco con tanta naturalidad, también podría hacerse efectiva una legislación adecuada que prohíba la tortura y minimice los riesgos laborales en la industria del porno.

HOT GIRLS WANTED (Jill Bauer, Ronna Gradus, 2015)
HOT GIRLS WANTED (Jill Bauer, Ronna Gradus, 2015)

Soy consciente de que es un terreno resbaladizo y lleno de matices este del “deseo” pero no por ello esencialmente diferente de cualquier otra actividad humana. El vacío legal que suele acompañar a la actividad “empresarial” en Internet y los ingentes beneficios económicos que reporta no pueden considerarse un obstáculo insalvable para que determinadas cuestiones de sentido común estén sometidas a un marco legal que sea global y acorde a valores éticos consensuados desde la Ilustración.

Es curioso observar cómo los abismos y los matices a los que nos acerca el documental de Bauer y Gradus son normalizados mediante la portentosa versatilidad de la comedia romántica para fijar una normativa libidinal sumisa al capital y el patriarcado. Es irritante el modo en que The Escort (Slocombe, 2015) transforma a Belle Knox en la Cenicienta de Disney 🙂

Bibliografía

  1. Baudrillard, Jean: Cool Memories.Barcelona: Anagrama, 1989.
  2. Carmona, Carla: En la cuerda floja de lo eterno. Sobre la gramática alucinada de Egon Schiele. Barcelona: Acantilado, 2013.
  3. Comité invisible: La insurrección que viene. Barcelona: Melusina, 2010.
  4. Paglia, Camille: Vamps & Tramps. Más allá del feminismo. Madrid: Valdemar, 2001.
  5. Despentes, Virginie: Teoría King Kong. Barcelona: Melusina, 2009.
  6. Despentes, Virginie: Perras sabias. Barcelona: Anagrama, 1998.
  7. Gubern, Román: Patologías de la imagen. Barcelona: Anagrama, 2004.
  8. Mark, Karl: Manuscritos de economía y filosofía. Madrid: Alianza Editorial, 2005.
  9. Preciado, Beatriz: Pornotopía. Arquitectura y sexualidad en “Playboy” durante la guerra fría. Barcelona: Anagrama, 2010.
  10. Eloy Fernández Porta: €®O$ Barcelona: Anagrama, 2010.

Ficha técnica

HOT GIRLS WANTED
HOT GIRLS WANTED (Jill Bauer, Ronna Gradus, 2015)

– DirecciónJill BauerRonna Gradus.

– ProducciónRashida JonesJill BauerRonna GradusBrittany Huckabee.

– Guión: Brittany Huckabee.

– Música: Daniel Ahearn.

– Fotografía: Ronna Gradus.

– Montaje: Brittany Huckabee.

– Compañía productora: Two to Tangle Productions.

– Distribución: Netflix.

– Estreno: 24 de enero de 2015 (Sundance).

– Duración: 84 minutos.

– Sitio web oficial: HOT GIRLS WANTED (http://www.hotgirlswantedmovie.com/)

– País: Estados Unidos.

– Idioma: Inglés.

25 comentarios en “HOT GIRLS WANTED (Jill Bauer, Ronna Gradus, 2015)

  1. Las variantes del deseo son muy complejas. Ni me escandalizan ni las critico. Confieso que también me superan. No soy alguien con mucha experiencia del mundo.

    El problema es que Internet convierta en normativo algo que no lo es, algo fabricado. Y el poder de las redes sociales a este respecto es preocupante. Véase Sexy Baby. Es otro gran documental.

    Un abrazo.

  2. Hola Eugenio

    A qué te refieres cuando dices que no tienes mucha experiencia del mundo? Por lecturas no será… Estás pensando más en relaciones humanas o viajes? Creo que pueden abrir la mente, pero supongo que no hay nada como la literatura..no sé.

    Un saludo

    1. Hola, me refiero a experiencia vivida. Los libros pueden darte pistas pero son las relaciones con otros seres humanos las que nos abren puertas que desconocíamos. No soy tan optimista con la literatura como lo era hace 20 años.

      Quiero decir que, en general, me abstengo de hacer juicios de valor acerca de lo que la gente haga o deje de hacer en su vida privada. Ahora bien, en tanto en cuanto la industria del porno es eso, una industria, debe estar sometida a cierta legislación elemental.

      Saludos.

  3. Me gusta tu artículo, creo que se ha de hablar de todo, despejar tabúes, revisar hábitos, hacernos preguntas con ánimo de entendernos primero a nosotros mismos tanto como individuos como colectividad. Hemos de pensar que nos hemos alejado mucho de la naturaleza, de nuestra propia naturaleza, la tenemos un tanto olvidada, quizás siguiendo esta idea desentrañemos algo relacionado con el tema sexual tanto en lo sano como en el porque de las aberraciones relacionadas .
    Sólo es una opinión más. Pienso leer algún libro de los que propones.
    Gracias, un saludo.

    1. Hola Mercedes, me alegra que te haya gustado la entrada.

      Comparto contigo la idea de que nos hemos alejado mucho de la Naturaleza. Tanto que pudiera parecer que ni siquiera está ahí pero tarde o temprano siempre se reivindica.

      El modo en que los mass media y las redes sociales moldean la forma de ser de un adolescente es algo nuevo. Es un tema para pensar y preocuparse y ese es el principal mérito de los documentales de Jill Bauer y Ronna Gradus.

      Si no lo has leído te recomiendo Teoría King Kong de Despentes o Vamps & Tramps de Paglia.

      Saludos.

      Eugenio.

      1. Hola Eugenio
        La naturaleza siempre esta ahí, sí, dentro y fuera de nosotros porque nosotros mismos somos naturaleza, pero miramos a otro lado negándola, todo lo relacionado con nuestro cuerpo, es feo, es tabú, excepto el ideal de cuerpo joven y otros que nos crean para alejarnos de la naturaleza y que es utilizado y promocionado por la mercadería. Negamos nuestra naturaleza, y la vestimos, la tapamos, la escondemos, nos avergonzamos de ella, y la penalizamos a través del pecado, los tabúes sociales, etc. Luego le sacamos dinero, la explotamos, para ello hemos de engañar, falsificar, aprovecharnos de la ignorancia, debilidad de la masa que somos todos. Unos caemos en unas trampas otros en otras, pero todos caemos en algunas. El trabajo de desentrañar todo esto es arduo y dura toda una vida. El sexo que es vida, y da vida está dentro de esa naturaleza admirable y negada y debido a esa negación, a ese querer diferenciarnos, lo convertimos en un objeto de uso difuso al servicio de intereses turbios, creando confusión, desorientación, miedo, etc.
        Por supuesto que la naturaleza vive en nosotros a pesar nuestro y puja por hacerse, por realizarse, pero los caminos que el ser humano le impone, son tortuosos.
        Saludos.

  4. Yo me hago cruces ante determinados comentarios. Hay feministas más represoras que la madre superiora de un convento. Para empezar, la pornografía es tan antigua como el arte mismo. Lo podemos ver en las vasijas griegas con sus escenas de pederastia homosexual; también en esculturas hundués y en muchos más sitios.

    Con la prostitució pasa lo mismo. Por algo es la profesión «más antigua del mundo». Los romanos marcaban con penes el camino hacia el prostíbulo. En determinadas religiones antiguas la prostitución tenía un carácter sagradp- Así que dejémonos de moralinas.

    Su una persona es mayor de edad puede hacer libremente lo que le venga en gana, eso sí, VOLUNTARIAMENTE, mano dura con proxenetas y similares. Por otra parte, el hipócrita Estado que rinde homenaje al catolicismo, lo que habría de hacer es REGULAR la situación para evitar oposibles abusos, vejaciones, etc. seguimiento médico y todo los que sea necesario para que se respeten los derechos de todos. Incluyo cotización a la seguridad social.

    Por otra parte, el la pornografía no solo hay mujeres, sino hombre y ls relaciones son de todo tipo hetero, homo, lésbico, orgía, etc. Las mujeres también ven pornografía

    También hay que tener en cuenta el valor terpéutico de esta actividad. Es una manera de desahogarse que , posiblemente, evita muchos casos de violaciones. Si la pedofilia abunda entre el clero católico es porque tiene la obligación del celibato. Además, está el caso de las personas enfermas que no pueden salir de casa, ¿quién dice que no puedan ver una peli porno? ¿El Estado? ¿La Iglesiaq? ¿Las hermanitas del Corzón de Jesús? ¿Las feministas superprogres? Que haya libertat y que haga uso de ello quien quiera. Es Estado que controle y sea garante de todos los derechos? Las moralinaspara los que crean que los burros vuelan.

    Saludos.

    PD. En el fondo, aquí no hay más que moralina de carácter sexual. Nadie parece escandalizarse porque haya «salarios » de menos de 300 E al mes. El explotado trabajador se ve obligado a prostituiuse a la fuera vendiendo malamente lo que Marx llamaba su «fuerza de trabajo».

    1. Procuraré ser más «mesurtado». Con las «moralinas» no me referia a ninguna de los intervinientes sinó a la práctica general cuando se abordan estos temas y a la doble moral existente. Hay países europeos donde el tema está legislado y regulado como cualquier otyra actividad económica. Se habla por ejemplo de la «esclavas sexuales» – cosa horrible y rechazable – pero no se recuerda que también hay «esclavos textiles», por ejemplo montones de chinos que clandestinamente son explotados en fábricas ilegales camufladas. Según parece el sexo es la diferencia.

      Saludos.

    2. Ya he explicado que no me referia a ningún comentarista de este blog sino a los «comentaristas» – que los hay – que se refieren al tema de manera moralista.

      Yo estoy a favor de la libertad y el respeto. Te cuento un caso personal. A mí me tocó vivir el final del franquismo y la «Transición». La Religión era obligatoria en el instituto. El cura que nos adoctrinaba nos prevenía de las «Salas X». Tanto nos «previno», que un amigo y yo fuimos a ver una peli casi con pasamontañas porque nos daba vergüenza. ¿Sabes con quién nos encontramos allí? Exacto, con el PADRE V. QUE, AFORTUNADAMENTE, NO NOS RECONECIÓ. Esa fue mi primera peli porno.

      1. El caso de la pederastia en la iglesia católica irlandesa marca un antes y un después el la «católica Irlanda». El escándalo fue tal que muchos irlandeses le han dado la espalda a la religión, incluso han sonseguido la introducción de una nueva asignatura voluntaria en algunos colegios. Se llama «Ateísmo». Esto no se dice en los medios españoles porque no conviene.

        El 97 % de las escuelas en Irlanda responden al modelo de escuela concertada – como en España El titular de los centros es la Iglesia católica, pero a los maestros les paga el estado y es el estado quien mantiene económicamente el negocio de la enseñanza. La mayoría de los profesores son sacerdotes, aunque también hay laicos. La mayoría de los pederastas son sacerdotes. Fueron encubiertos tanto por la jerarquia eclesiástica, obipos, arzobispos.., como por las autoridades civiles, un partido de filiación católica controlado por la iglesia.

        La mayor parte de los abusos se dio en internados de niños «only» – sin niñas – en el campo y de baja extración social. Sus padres pensaban que estaban en buenas manos. Es asunto fue un terremoto social. En Boston- EEUU- sucedió lo mismo en las escuelas católico-irlandesas.

        aludos.

  5. La banalización de la violencia, desgraciadamente, es más antigua de lo que se supone.En internet sin mucha dificultad podemos encontrar fotos de este esilo:

    1- «Recuerdos de guerra». Soldados españoles en Marruecos e italianos en Abisinia con un montón de cabezas decapitadas de rifeños o abisinios respectivamente. Los asesinos «posaban» como se de un retrato normal se tratara.

    2- Guerra independencia de Argelia. Cabezas decapitadas de argelinos con el pene en la boca. Un horror. Eso sí que es porno-gore pero real.

    Esto es por referirse a la era de la fotografía, anteriormente eran cuadros o dibujos.

  6. En el último ensayo extraordinario que he leído de Eloy Fernández Porta, Eros (sorry, no me sale poner cada símbolo), el tema de lo abyecto ocupa las primera páginas:

    lo abyecto siempre ha existido, ha formado parte de la humanidad y de hecho hay una estética de o abyecto, pero en nuestra época, es el aspecto que prima sobre todo lo demás, y le otorga el grado de verosímil, por ejemplo: una noticia que dice algo bueno de alguien no puede ser cierta, sino que debe provenir de una fuente corrupta o ser propaganda falsa; un elogio no es un elogio, sino hipocresía enlatada, etcétera. ¿Y si trasladamos eso al porno?

    Para empezar, hay porno de todas clases, y de hecho el porno violento es un nicho muy pequeño. La evolución del porno en los últimos 20 años es una historia interesante del capitalismo, pero es muy largo y complejo, así que me quedaré en esto: ¿y si las escenas porno de hoy en día son violentas por que si no lo fueran nadie creería que son porno? Y si el porno es cada día más abyecto para remarcar su categoría ficticia?
    Saludos

  7. Es repugnante que estas cosas pùedan resultar «graciosas» o «divertidas», pero lamentablemente siempre ha sido así. Ya está todo hecho y descubuerto..

  8. Para tu desgracia, las mujeres tienen sexualidad. El sexo no sólo satisface al hombre.
    Varias actrices como Sasha Grey o Amarna Miller se han pronunciado en contra de las visiones limitadas que buscan constreñir sus vidas.

      1. Quizá haya que recordar que existe pornografía pensada y diseñada para mujeres. Una directora francesa feminista – no recuerdo el nombre – realizó una peli con contenido erótico explícito para mujeres. La mujer no es un ángel, sino un ser humano con sus pasiones como el hombre.

        Conozco un poema porno en catalán para mujeres. Más o menos dice: Les dones també ens fem palles. En la cuina, en el menjador, al dormitori… «Las mujeres también nos hacemos pajas. En la cocina, en el comedor, en el dormitorio…» Lo que sucede es que existen unos condicionamientos ancestrales que impiden que esto se manifieste libremente.

        1. Hola rexval, en este caso estoy de acuerdo con lo que dices. Creo que la película a la que te refieres es Baise Moi de Virginie Despentes. En cualquier caso mi artículo y el documental del que se habla van de otra historia: se está hablando de la industria pornográfica en la era digital. ¿Realmente crees que es un instrumento de liberación femenina?

          Otra cosa: el desorden de las pasiones incluida la crueldad ha existido desde siempre. No soy partidario de prohibir la pornografía o la prostitución. El deseo se abre camino de un modo u otro. Pero el modo en que la pornografía o la prostitución tienen lugar sí puede ser mejorado. No me vale que digas: siempre ha sido así, así tiene que ser. Al contrario, la pornografía y la prostitución, lo mismo que la comida, pueden hacerse más humanas. Que existiese el canibalismo en el pasado no significa que haya que institucionalizarlo. Pornografía y prostitución deben ser legisladas, refinadas, humanizadas. Este es el típico discurso ilustrado pero, de verdad, cada vez que veo club de carretera lo de la broma postmoderna o el pesismismo de salón me toca los fueros internos.

          Saludos.

        2. Yo creo que estoy de acuerdo en lo fundamental contigo. La peli grancesa es esa. Conozco mujeres usuarias de pornografía. Y no estoy a favor de ningún tipo de prohibición; sí de regulación. Por ejemplo es inadmisible que se fomente la violencia hacia la mujer en este tipo de películas. Pero surge un problema. En determinadas películas no porno aparece la violencia contra la mujer o contra el hombre. A nadie se le ocurriría prohibirlas. Kubrick tiene películas ultra violentas, ¿prohibimos «La naranja mecánica? No hay más límite que la realidad. Si la violencia no es fingida, sino REAL hay que internenir sea porno o no lo sea. ¿Prohibimos al marqués de Sade? Ya fue prohibido siglos atrás. Ahora sería ridículo. Para ridiculeces las mojigatas anglosajonas. Hace unos años fue censurada, prohibida y retirada – no sé si multada – una exposició de cuadros de Picasso. Motivo: era pornográfico. Almodóvar también fue relagado a nlas salas X por pornográfico en los EEUU. Es ridícilo pero cierto.

          Resumiendo, mientra no haya una AGRESIÓN REAL la menta humana es libre de imaginar lo que quiera. ¿Prohibimos a Bukowski por pornográfico? En EEUU se le prohibió la docencia a Bertrand Russell por ateo.

          Saludos.

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