En una reseña que escribí hace algunos años acerca del libro de Robert Hughes A toda crítica empecé haciendo una semblanza del personaje que creo merece la pena parafrasear aquí.
Robert Hughes, la pesadilla de neoexpresionistas como Schnabel, simulacionistas como Koons o Salle y posmodernos como Baudrillard, el viejo cascarrabias de Hughes, nació en Sidney en 1938. Tras haber tenido éxito como crítico de arte local y haber escrito la primera historia del arte australiano, emigra en 1960 a Londres donde colabora con los principales diarios haciendo accesible al gran público la perpetua revolución y autodestrucción del arte moderno. En 1970 se consolida como crítico de la prestigiosa revista «Time» e importante colaborador del MOMA. Su documental The schock of the new (BBC, 1980) analiza de modo ameno y comprensible la evolución del arte a partir de los impresionistas . En 1988 tiene lugar su polémica con el neoexpresionista Schnabel (el de los platos rotos), polémica que deja bastante tocado el prestigio de Schnabel.

En 1997 su documental sobre la historia del arte norteamericano tuvo también mucho éxito y generó otra gran polémica con Jeff Koons (el del enorme seto-mascota del Guggenheim de Bilbao).

En ambos casos Hughes se atrevió a decir, desde su privilegiada posición, que las obras de estos autores no eran arte sino estafa, una invención de corredores de bolsa para hacer negocio. Un accidente de tráfico en 1999 lo sitúa al borde de la muerte. Afortunadamente sale del coma, pero es condenado por conducción peligrosa a pagar una multa de unos 3000 $ dólares australianos. En 2002 el coche accidentado será convertido en obra de arte gracias a una instalación de Danius Kesminas.
En 2004 retoma la serie documental The Schock of the New, que había realizado en 1980 para la BBC, y rueda The New Shock of the New. Sus tesis apenas han cambiado:
Quienes afirman que la pintura ha muerto son unos caraduras que inflan los precios de otro tipo de obras sin mérito alguno para obtener beneficios en el mercado del arte. Las preguntas de Hughes dejan en evidencia las explicaciones pueriles que da Koons de su propia obra. Hughes le pregunta por el significado de la escultura que puedes ver a continuación y Koons le responde que habla de la sorpresa ante la masturbación y que en el agua de la bañera está el espectador. No parecen razones suficientes para cortarle la cabeza a la pobre chica.

La pintura es capaz de captar aspectos de la realidad que son inasibles para la fotografía. Es suficiente contemplar los retratos de Lucien Freud. Este nieto del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, es un maestro insuperable en mostrar la densidad del cuerpo humano, su carnalidad. Puedes comprobarlo aquí:



La pintura es capaz de fijar como ningún otro arte aquellos episodios de la historia que jamás debemos olvidar. En este caso Hughes se detiene en la versión pictórica que Anselm Kiefer realiza del poema Fuga de Muerte de Paul Celan. Para comprender la obra hay que recordar los versos de Celan:
(…)
Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía te bebemos al atardecer
bebemos y bebemos
un hombre vive en la casa tu cabello de oro Margarete tu ca-
bello de ceniza Sulamita y él juega con serpientes
Grita tocad más dulcemente a la muerte la muerte es un
maestro de Alemania
grita tocad más sombríamente los violines luego subiréis
como humo en el aire
luego tendréis una fosa en las nubes allí no hay estrechez
Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía la muerte es un maestro de Alemania
su ojo es azul
te alcanza con bala de plomo te alcanza certero
un hombre vive en la casa tu cabello de oro Margarete
atiza sus perros contra nosotros nos regala una fosa en el aire
juega con las serpientes y sueña la muerte es un maestro de
Alemania
tu cabello de oro Margarete
tu cabello de ceniza Sulamita
Mohnn und Gedächtnis (1952) [Amapola y memoria. Jesús Munárriz (tr.) Madrid: Hiperión, 1985, Fuga de muerte, pp. 57-59]

Al arte no le es extraño el horror (Paula Rego) pero tampoco la belleza (David Hockney). En la entrevista con Paula Rego, esta muestra especial entusiasmo por su tríptico pro-abortista que puedes ver abajo. La función del arte, en este caso, es promover la transformación de la sociedad.

Hughes siente auténtica admiración por Hockney y su búsqueda de la belleza. Desde su primera gran obra, A Bigger Splash (1967), hasta esta versión de la mezquita de Córdoba.
No importa el medio, el arte es el cazador impenitente de la belleza. Así, con esta versión del mito de la caverna platónico, termina el documental de Hughes:
