Cuando escucho esta música recuerdo la escena de Matrix en la que Trinity, al modo socrático, introduce a Neo en la cuestión esencial del pensamiento, la eterna pregunta por el sentido de la existencia, o dicho de otro modo, “¿Qué es Matrix?”. También es adecuada para ilustrar aquello que Kant llamaba ilusión trascendental: la necesidad innata de hacer preguntas metafísicas aunque sepamos que las respuestas están más allá de nuestro alcance. Creo que esta pieza del compositor estadounidense Charles Ives (1874-1954) es un buen ejemplo de ese primer paso interrogante de la filosofía.
Según Leonard Bernstein, en La pregunta sin respuesta (1906) pueden distinguirse tres estratos:
- El fondo de cuerdas “infinitamente suave, lento y sostenido” simboliza el “silencio de los druidas que no saben, no ven, ni oyen nada”.
- La trompeta es quien hace “la pregunta sin respuesta”. Tras preguntar seis veces y obtener respuesta de flautas o maderas, la séptima vez no se escucha otra cosa que el fondo de cuerdas, el silencio.
- Las flautas o maderas que dan las respuestas, al principio lentas y levemente disonantes y al final extremadamente “agitadas y atonales”, revelan la desesperación y el error causados por ese maldito gen metafísico que Kant descubrió.
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