Franz Kafka, judío, escritor en alemán, nació en Praga en 1883. Licenciado en Derecho, trabajó en varias Compañías de Seguros hasta 1922. Murió de tuberculosis en 1924. En vida publicó sólo una pequeña parte de su obra incluyendo los relatos La metamorfosis (1912), La condena (1916), En la colonia penitenciaria (1919), Un médico rural (1919) y Un artista del hambre (1924). Tras su muerte, su amigo Max Brod, a quien Kafka había dado instrucciones de quemar el resto de sus escritos, decidió publicar las novelas El proceso (1925), El castillo (1926) y América (1927). Carta al padre también fue salvada del fuego por Max Brod y publicada póstumamente. Sus hermanas Elli, Valli y Ottla, así como la mayor parte de su familia, fueron asesinadas en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Kafka entregó su vida exclusivamente a la literatura. Rompió dos veces su compromiso matrimonial con Felice Bauer (1914, 1917) y renunció al amor de Milena Jesenska (1920). Se ha conservado la compleja correspondencia de Kafka con ambas. Milena murió en 1944 víctima del holocausto.
Antes de empezar…
- La metamorfosis, el relato fantástico de la transformación de Gregorio Samsa en un bicho enorme, puede interpretarse de muchas maneras. Una de ellas es la biográfica. Samsa-Kafka perseguido por su padre y el jefe de la Oficina, traicionado por su hermana, apartado por su madre, tentado por el suicidio…
- Otra interpretación posible es la psicológica. En este sentido La metamorfosis se transforma en una crítica implacable de las trampas que existen en las relaciones familiares.
- Otra visión posible es la simbólica. El insecto representa a todos los marginados del mundo. Es fácil reconocer en la transformación del insecto los efectos de la vejez o del SIDA.
- Para comprender La metamorfosis es recomendable haber leído previamente la Carta al padre.
Cuestionario para Filosofía I y Psicología
- ¿En qué aspectos del relato observas características del complejo de Edipo?
- Relaciona la metamorfosis de Gregor Samsa con otras metamorfosis mitológicas, literarias y cinematográficas.
- Relaciona algunas de las tristes aventuras del bicho con los episodios habituales que sufre un anciano cuando ya no le sirve a nadie y todos quieren deshacerse de él.
- Enumera los principales personajes del relato y explica cuál es su actitud hacia el insecto.
- ¿Qué implica para el bicho la pérdida del lenguaje?
- ¿Qué significa que el bicho pierda el pudor?
- ¿Cómo vive la muerte del insecto la familia de Gregor?
- ¿Cuál es la relación de Gregor con su hermana?
- ¿Por qué no desea Gregor que le retiren los muebles de su habitación?
- ¿Cómo describirías el carácter de Gregor?
- ¿Crees que Gregor utiliza su autodestrucción para vengarse de su familia?
Textos para comentar
Si no tuviera que dominarme por mis padres, ya me habría despedido hace tiempo, me habría presentado ante el jefe y le habría dicho mi opinión con toda mi alma. ¡Se habría caído de la mesa! Sí que es una extraña costumbre la de sentarse sobre la mesa y, desde esa altura, hablar hacia abajo con el empleado que, además, por culpa de la sordera del jefe, tiene que acercarse mucho. Bueno, la esperanza todavía no está perdida del todo; si alguna vez tengo el dinero suficiente para pagar las deudas que mis padres tienen con él – puedo tardar todavía entre cinco y seis años– lo hago con toda seguridad.
Franz Kafka: La metamorfosis
–Gregorio –dijo entonces el padre desde la habitación de la derecha–, el señor apoderado ha venido y desea saber por qué no has salido de viaje en el primer tren. No sabemos qué debemos decirle,
además desea también hablar personalmente contigo, así es que, por favor, abre la puerta. El señor ya tendrá la bondad de perdonar el desorden en la habitación.(…)
El padre cerró el puño con expresión amenazadora, como si quisiera empujar de nuevo a Gregorio a su habitación, miró inseguro a su alrededor por el cuarto de estar, después se tapó los ojos con las manos y lloró de tal forma que su robusto pecho se estremecía por el llanto. (…)
De nada sirvieron los ruegos de Gregorio, tampoco fueron entendidos, y por mucho que girase humildemente la cabeza, el padre lo pateaba aún con más fuerza.
Franz Kafka: La metamorfosis
Ellas le vaciaban su habitación, le quitaban todo aquello a lo que tenía cariño, el armario en el que guardaba la sierra y otras herramientas ya lo habían sacado; ahora ya aflojaban el escritorio, que
estaba fijo al suelo, en el cual había hecho sus deberes cuando era estudiante de comercio, alumno del instituto e incluso alumno de la escuela primaria.
Franz Kafka: La metamorfosis
Era una manzana; inmediatamente siguió otra; Gregorio se quedó inmóvil del susto; seguir corriendo era inútil, porque el padre había decidido bombardearle. Con la fruta procedente del frutero que estaba sobre el aparador se había llenado los bolsillos y lanzaba manzana tras manzana sin apuntar con exactitud, de momento. Estas pequeñas manzanas rojas rodaban por el suelo como electrificadas y chocaban unas con otras. Una manzana lanzada sin fuerza rozó la espalda de Gregorio, pero resbaló sin causarle daños. Sin embargo, otra que la siguió inmediatamente, se incrustó en la espalda de Gregorio; éste quería continuar arrastrándose, como si el increíble y sorprendente dolor pudiese aliviarse al cambiar de sitio; pero estaba como clavado y se estiraba, totalmente desconcertado.
Franz Kafka: La metamorfosis
Gregorio avanzó un poco más y mantenía la cabeza pegada al suelo para, quizá, poder encontrar
sus miradas. ¿Es que era ya una bestia a la que le emocionaba la música? Le parecía como si se le mostrase el camino hacia el desconocido y anhelado alimento.Estaba decidido a acercarse hasta la hermana, tirarle de la falda y darle así a entender que ella podía entrar con su violín en su habitación porque nadie podía recompensar su música como él quería hacerlo.Franz Kafka: La metamorfosis
–Queridos padres –dijo la hermana y, como introducción, dio un golpe sobre la mesa–, esto no puede seguir así. Si ustedes no se dan cuenta, yo sí me doy. No quiero, ante esta bestia, pronunciar el nombre de mi hermano, y por eso solamente digo: tenemos que intentar quitárnoslo de encima. Hemos hecho todo lo humanamente posible por cuidarlo y aceptarlo; creo que nadie puede hacernos el menor reproche.
–Tienes razón una y mil veces –dijo el padre para sus adentros. La madre, que aún no tenía aire suficiente, comenzó a toser sordamente sobre la mano que tenía ante la boca, con una expresión de enajenación en los ojos.La hermana corrió hacia la madre y le sujetó la frente. El padre parecíaestar enfrascado en determinados pensamientos; gracias a las palabras de la hermana, se había sentado más derecho, jugueteaba con su gorra por entre los platos, que desde la cena de los huéspedes seguían en la mesa, y miraba de vez en cuando a Gregorio, que permanecía en silencio.
–Tenemos que intentar quitárnoslo de encima –dijo entonces la hermana, dirigiéndose sólo al padre, porque la madre, con su tos, no oía nada–. Los va a matar a los dos, ya lo veo venir. Cuando hay que trabajar tan duramente como lo hacemos nosotros no se puede, además, soportar en casa este tormento sin fin. Yo tampoco puedo más– y rompió a llorar de una forma tan violenta, que sus ágrimas caían sobre el rostro de la madre, la cual las secaba mecánicamente con las manos.
–Pero hija –dijo el padre compasivo y con sorprendente comprensión–. ¡Qué podemos hacer! Pero la hermana sólo se encogió de hombros como signo de la perplejidad que, mientras lloraba, se había apoderado de ella, en contraste con su seguridad anterior.
–Sí él nos entendiese… –dijo el padre en tono medio interrogante. La hermana, en su llanto, movió violentamente la mano como señal de que no se podía ni pensar en ello.
–Sí él nos entendiese… –repitió el padre, y cerrando los ojos hizo suya la convicción de la hermana acerca de la imposibilidad de ello–, entonces sería posible llegar a un acuerdo con él, pero así…
–Tiene que irse –exclamó la hermana–, es la única posibilidad, padre. Sólo tienes que desechar la idea de que se trata de Gregorio. El haberlo creído durante tanto tiempo ha sido nuestra auténtica desgracia, pero ¿cómo es posible que sea Gregorio?
Franz Kafka: La metamorfosis
Pensaba en su familia con cariño y emoción, su opinión de que tenía que desaparecer era, si cabe, aún más decidida que la de su hermana. En este estado de apacible y letárgica meditación permaneció hasta que el reloj de la torre dio las tres de la madrugada. Vivió todavía el comienzo del amanecer detrás de los cristales. A continuación, contra su voluntad, su cabeza se desplomó sobre el suelo y sus orificios nasales exhalaron el último suspiro.
Franz Kafka: La metamorfosis
Mientras hablaban así, al señor y a la señora Samsa se les ocurrió casi al mismo tiempo, al ver a su hija cada vez más animada, que en los últimos tiempos, a pesar de las calamidades que habían hecho palidecer sus mejillas, se había convertido en una joven lozana y hermosa. Tornándose cada vez más silenciosos y entendiéndose casi inconscientemente con las miradas, pensaban que ya llegaba el momento de buscarle un buen marido, y para ellos fue como una confirmación de sus nuevos sueños y buenas intenciones cuando, al final de su viaje, fue la hija quien se levantó primero y estiró su cuerpo joven.
Franz Kafka: La metamorfosis