El 8 de diciembre murió Karlhein Stockhausen, reconocido compositor y director al que se conoce como el padre de la música electrónica. Dentro de su obra destaca especialmente su extraña pieza El canto de los adolescentes (Gesang der Jünglinge, 1956) que puedes escuchar más arriba. “Los adolescentes en cuestión son Sadrac, Mesac y Abdénago, del libro de Daniel a los que Nabucodonosor los arroja a un horno candente por negarse a adorar a un ídolo de oro. La música se construye en estratos a partir de la voz grabada de un niño corista cantando “Preiset den Hern!” o “¡Alabad al Señor!” (del cántico de alabanza que se incluye en las versiones católica y ortodoxa de este episodio). La canción del niño se descompone en fragmentos fonéticos y se remezcla en el estilo de la musique concrete. Todo alrededor es una masa tililante de sonido electrónico, que va desde erupciones de ruido sintetizado hasta frases inquietantemente semejantes a la voz. Niño y máquina se imitan mutualmente, uniendo mundos naturales y artificiales. Stockhausen reforzó el impacto de la obra al grabarla en cinco pistas: en el estreno en Colonia en 1956, el público se colocó dentro de un caldero pentafónico.” (Alex Ross: El ruido eterno, p. 489)
De formación clásica, evolucionó hacia la vanguardia artística más provocadora y nihilista. Su comentario sobre el atentado de las Torres Gemelas fue que había sido una extraordinaria obra de arte.
Recientemente, durante el festival de Salzburgo, dirigió su Cuarteto para helicópteros. Se trata, efectivamente, de una pieza para dos violines, viola, violonchelo y cuatro helicópteros (uno por instrumento).
Otra de sus composiciones más conocidas es Hymnen
Fue el músico de referencia para los grupos como Kraftwerk , que hicieron de la música electrónica un objeto de consumo masivo durante los años ochenta.
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Eugenio…esta “música” no es para nada cómo tu describistes…. Más que hacernos pensar, da miedo…
El miedo también nos hace pensar.