Roberto Bolaño: 2666. Barcelona: Anagrama «Compactos«, 2008.
un desierto de aburrimiento
CHARLES BAUDELAIRE
Esa sentencia de Baudelaire es la elegida por Bolaño como epígrafe de su testamento literario. La vida es, con suerte, un desierto de aburrimiento. Y cuando no lo es, se convierte en un testimonio del horror. Esta verdad del mundo, intuida y desarrollada en El mundo como voluntad y representación por Schopenhauer o en la Justine de Sade, es la esencia de las más de mil páginas que componen esta obra visionaria.
La novela va acompañada de un epílogo de Ignacio Echevarría, amigo personal de Bolaño y editor de esta travesía por el infierno. Aunque Bolaño planeaba publicar por separado y con una periodicidad anual las cinco novelas que componen el volumen, Echevarría decidió, de acuerdo con sus herederos, la publicación conjunta de las mismas, atendiendo a los numerosos vínculos que comparten.
Mediante la lectura continuada de las cinco partes de esta obra, Bolaño nos conduce hasta el lugar donde el suelo desaparece bajo nuestros pies, hasta la misma puerta del Infierno. Del mismo modo que en su día Virgilio sirvió a Dante, Bolaño nos arrastra lenta y gradualmente desde las erupciones del horror en la vida cotidiana hasta la manifestación implacable del Mal. Como si saliésemos de la caverna de Platón, pero en lugar de encontrar la luz al final de la escapada, nos diésemos de bruces con su antítesis, el Mal esencial. La prosa de Bolaño es arrolladora, frases como ríos desbocados que nos arrastran y cierran cualquier posibilidad de retorno. La novela engancha: leemos como la víctima que mira atónita los ojos de la serpiente antes de ser devorada.
Pasemos a ver algo más despacio las partes que componen esta novela:
1.- La parte de los críticos.
Bolaño abre fuego con un evidente homenaje a las ficciones de Borges que ya había ensayado en una de sus primeras obras, La literatura nazi en América. Las novelas de un autor misterioso y desconocido, Benno von Archimboldi, son la encrucijada en que se encuentran las historias de cuatro expertos en crítica literaria. Su monótona y mezquina vida burguesa se descompone poco a poco. El abismo acecha. En este viaje hacia el lado oscuro hay algunas escenas muy sugerentes: dos críticos literarios en un arrebato de racismo patean a un taxista hasta casi matarlo mientras una tercera crítica observa y disfruta. Al igual que Buñuel, Bolaño asimila la naturaleza humana con la del insecto: igual de predecible, cruel, minúscula y prescindible. Existe cierta semejanza con esa primera escena de La edad de oro (Buñuel, 1930) donde se muestra la lucha a muerte de unos escorpiones. La cultura, parece concluir, no es más que una delgada capa que oculta el fondo inagotable de la bestialidad humana. Otra escena significativa es la obra inquietante de un pintor que tras amputarse una mano la coloca en uno de sus cuadros. Cuando le preguntan por qué lo hizo, susurra que «por dinero». El sentido del arte se desvanece. Bolaño ataca sin piedad la insufrible vulgaridad e hipocresía que rodea el mundo del arte y la literatura.
Persiguiendo a Archimboldi los críticos terminarán recalando en Santa Teresa, México.
2.- La parte de Amalfitano.
Es la mejor parte y también la más breve. Relata la historia de Amalfitano, su esposa Lola y su hija Rosa. Amalfitano, emigrante chileno y alter-ego del autor, es profesor universitario de filosofía en Barcelona. Lola, presa de evidentes síntomas de locura, lo abandona con la excusa de visitar en el manicomio de Mondragón a uno de los poetas más queridos por Bolaño, Leopoldo María Panero. No es el Panero iluminado de El desencanto (Jaime Chávarri, 1976) sino el Panero derrotado de Después de tantos años (Ricardo Franco, 1994). Un poeta arrasado por el haloperidol aunque todavía capaz de poemas memorables como este:
EL LOCO MIRANDO DESDE LA PUERTA DEL JARDÍN
Hombre normal que por un momento
cruzas tu vida con la del esperpento
has de saber que no fue por matar al pelícano
sino por nada por lo que yazgo aquí entre otros sepulcros
y que a nada sino al azar y a ninguna voluntad sagrada
de demonio o de dios debo mi ruina.
Leopoldo María Panero: Poemas del manicomio de Mondragón. Madrid: Hiperión, 1987, p. 23.
A la pregunta de si ha tenido alguna vez miedo de sus fans Bolaño cuenta en una entrevista que sí tuvo miedo de los de Panero: » He tenido miedo de los fans de Leopoldo María Panero, el cual, por otra parte, me parece uno de los tres mejores poetas vivos de España. En Pamplona, durante un ciclo organizado por Jesús Ferrero, Panero cerraba el ciclo y a medida que se aproximaba el día de su lectura la ciudad o el barrio donde estaba nuestro hotel se fue llenando de freaks que parecían recién escapados de un manicomio, que, por otra parte, es el mejor público al que puede aspirar cualquier poeta. El problema es que algunos no sólo parecían locos sino también asesinos y Ferrero y yo temimos que alguien, en algún momento, se levantara y dijera: yo maté a Leopoldo María Panero y después le descerrajara cuatro balazos en la cabeza al poeta, y ya de paso, uno a Ferrero y el otro a mí.»
Lola está decidida a liberar a Panero del manicomio, llevárselo a París y darle muchos hijos, lo que es un completo disparate pues todo el mundo conoce la orientación homosexual de los amores de Panero.Tras una frustrante conversación con el poeta loco, sus aventuras terminan con la lenta agonía del SIDA. Amalfitano, tras su muerte, decide emigrar a Santa Teresa, México, la ciudad donde terminarán convergiendo todas las historias de esta novela. Santa Teresa, curioso nombre para la ciudad donde el horror toma la forma de no sé sabe cuántas mujeres violadas y torturadas hasta morir.
En Santa Teresa Amalfitano toma contacto con el Mal esencial hasta volverse loco. Se expone sin protección alguna a la infinitud inhumana del desierto y al horror de los cadáveres que se descubren de tanto en tanto en los basureros. Traicionado y abandonado por sus amados filósofos, matemáticos y literatos pone en práctica un ready-made ideado por Duchamp: cuelga del tendedero un libro del poeta Rafael Dieste a ver qué tal resiste la furia de los elementos.
3.- La parte de Fate
Se inicia con un homenaje a El extranjero de Camus. El protagonista, Fate, un periodista afroamericano, acaba de perder a su madre. Viaja como corresponsal deportivo a Santa Teresa a pesar de que lo suyo es el «pintoresquismo sociológico». Le ordenan cubrir un combate de boxeo, situación que lo pondrá en contacto con el submundo del narcotráfico y las snuff-movies, orígenes más que probables de las atrocidades que ocurren en la ciudad. Bolaño se sirve de Fate para reflexionar sobre la naturaleza del mal. En los crímenes de Santa Teresa aflora su aspecto más tenebroso pues crímenes como los que ocurren en Santa Teresa han sucedido infinitas veces en otros momentos de la historia: los barcos negreros o el exterminio de los indígenas por parte de los españoles fueron si cabe más espeluznantes pero a nadie conmovieron y sus nombres jamás formaron parte de la Historia. Lo que Bolaño busca incansablemente con estos ejemplos es mostrar el sinsentido esencial del mundo.
Esta parte cumple con las reglas del género policíaco: hay peleas, pistolas, drogas, matones, sexo… Un ejercicio de estilo bastante ameno. Fate termina enamorándose de Rosa, la hija de Amalfitano, a la que salva de una muerte más que probable a manos de los posibles autores de las snuff movies.
4.- La parte de los crímenes.
Es quizás la parte menos acabada pero también la más dura e impactante. Minúsculos hilos argumentales sirven a Bolaño para dar noticia de los horribles crímenes que se han cometido en Santa Teresa, trasunto de Ciudad Juárez en el estado de Sonora, México. La novela se convierte en un detallado informe policial y forense de las víctimas de Ciudad Juárez: niñas, sin identificar, torturadas, violadas… La detención de un sospechoso le sirve a Bolaño para relatar también el horror del sadismo carcelario: violaciones, torturas y crueldad sin límites.
Cuenta además la historia de la profesora de secundaria Ochotorena que, horrorizada por los crímenes de tantas jóvenes, decide quitarse la vida. La psiquiatra la define como hipersensible.
5.- La parte de Archimboldi.
La última parte se ocupa de la biografía de Archimboldi. Su infancia en la decadente Alemania nazi, sus terribles experiencias como soldado en el frente ruso, el exterminio judío, y, a continuación, sus inicios como escritor. En las últimas páginas se revela la conexión entre Archimboldi y Ciudad Juárez.
Esta inmersión en el horror mediante la recreación de la abominación nazi me recordó una novela muy recomendable que trata el mismo tema: Michel Tournier, El Rey de los Alisos, 1970.
Enlaces:
¿Una reseña para Narrativas? Te noto más comedido que de costumbre (impresionante el severo correctivo que le pegaste a Bauman, por ejemplo).>>No he leído 2666 de Bolaño. Me la han recomendado mil veces. Me la han vendido como la obra maestra de la literatura hispana contemporánea. A muchos críticos -algunos tan minuciosos como Echevarria- se les tensa el esfínter cada vez que hablan de Bolaño, y muy especialmente de esta novela. Me han asegurado que me va a encantar. Y probablemente sea así, pero a veces el tamaño importa. >>No sé por qué intuyo que la segunda parte también será mi favorita. Quizá lo compruebe este verano. Empiezo a pensar que si hay una novela «obligatoria», esa es 2666. >>Un saludo.
Bolaño es un escritor irregular, muy irregular. Tanto <>2666<> como <>Los detectives salvajes<> son buenos ejemplos. En mi opinión la primera parte de <>Los detectives salvajes<>, Mexicanos perdidos en México, es bastante superior a la segunda. Más pulida, más cerrada, más compacta. En <>2666<> pasa algo parecido. Hay una gran diferencia entre La parte de Amalfitano, una novela en sí misma, y La parte de los crímenes. La acumulación anárquica de historias heterogéneas, aunque interesantes, perjudican al conjunto. A pesar de todo, La parte de los crímenes no pierde autenticidad y profundidad. Es una <>investigación literaria<> que intenta llegar hasta el fondo de un problema metafísico crucial como es el problema del mal. Le he dedicado a este tema muchísimas lecturas y esta de Bolaño me parece importantísima: nos coloca <>a la altura de nuestro tiempo<> como decía Ortega. La difusión planetaria del snuff, su consumo global pone al descubierto un hecho inquietante: la delgada capa de progreso cultural y tecnológico que tanto nos enorgullece es extraordinariamente frágil. El consumo mundial del snuff dice algo sobre la naturaleza humana: sobre la propagación vírica, fractal (Baudrillard) del mal. De todos modos, insisto, si se hubiesen publicado las cinco partes por separado las diferencias de calidad entre ellas serían bastante llamativas. Publicarlas conjuntamente fue un gran acierto de Echevarría.>>Encantado de verte por aquí Crates.
No he leido nada de Bolaña pero me lo han recomendado algunos y me lo han denostado otros. Yo quiero dejar que el tiempo lo situe en su lugar, a veces pienso que leemos lo que quieren que leamos las empresas editoriales.>Muchas gracias por tu estimable crítica que guardaré con cariño.>Saludos cordiales.
Bienvenido petrusdom, comparto tu criterio de dejar que los lectores y el tiempo coloquen cada libro en su lugar. >><>A pesar del sospechoso<> respaldo unánime de la crítica y las editoriales creo que hay algunas obras de Bolaño que merece la pena leer. Entre ellas está 2666.
Eugenio, debo confesarte que Bolaño no es un escritor que me encante y fascine. Me gustó <>Los detectives salvajes<>, sí, pero otra cosa la verdad es que poco (igual me sucede con Auster). Con esto no quiero decir que sea malo. Hay bolañistas que si me escuchan creo que me aprietan el cuello.>>Es de los escritores que publicitan mucho en España, además.
Buenas! Te invito a participar en mi foro de filosofía y demás cosas: http://s2.elforo.de/filohistoria
Hola Magda, me gusta la comparación que haces entre Bolaño y Auster: creo que los dos son autores que conocen «el oficio». Pero respecto a su obra mantengo cierta distancia, cierto escepticismo, cierta sospecha, cierto descontento. No puedo evitarlo. En 2666 o Leviatán siento que algo chirría. Ambos tienen una legión de seguidores fanáticos que los defienden con uñas y dientes. Supongo que eso ayuda a vender libros pero no convierte sus obras en obligatorias o insuperables.
Par mí Bolaño no mantiene una regularidad en sus obras, su narrativa tiene altibajos, pero es que también es irregular dentro de una novela suya, hasta en un episodio lo es. Hay capítulos que restan credibilidad a sus personajes. Ahora bien, tiene partes en las que domina por completo la ficción y crea un mundo que se sostiene mágicamente en la imaginación (qué difícil es esto, por Zeus que lo es). ¿Puede ser porque no disfrutó de tiempo para corregir sus obras? Otros escritores tardan hasta 5 años en crear una novela, le ponen y le quitan hasta que se hartan o piensan que las están estropeando.
De todas formas, con Bolaño me ocurre que siempre me acuerdo de sus dos hijos y pienso: seré un canalla si evito que alguien le compre un libro a Bolaño, sus hijos se quedarán sin un dinero necesario.
Saludos.
Esa sensación de culpabilidad es inevitable pero creo que no tuvo tiempo de aquilatar su obra como le hubiera gustado. Murió demasiado pronto. De todos modos, no se olvidará su obra como sí ocurre con la de otros muchos, premiados hoy y olvidados mañana.
Saludos.
Criticar negativamente, en parte o en su totalidad, a un novelista es algo de lo que acabo arrepintiéndome pronto. No por herir los sentimientos del novelista, porque con un mal poeta no tengo reparos. Pero es que el novelista es un tipo que hace algo imperfecto por regla (la novela) para hablar de algo aún más imperfecto, la realidad. Equivocarse con un escritor de novelas es más fácil que con un poeta o un escritor de cuentos. Hay tantas variantes de novelas que su arte puede tener mil formas. Lo dejaré en que Bolaño roza el éxtasis literario en ocasiones, que es más que lo que millones conseguirán. Amuleto, con el tiempo, ha acabado gustándome, aunque en mi ignorancia me parezca un boceto de novela. Además, Bolaño me cae bien, era un tipo noble, creo.
Mil gracias por tanta paciencia, Eugenio.
He encontrado la palabra clave en la historia de la literatura, siglo XX: «experimentación». La novela es un instrumento con el que se experimenta.
Bien, la novela tiene formas más complejas que nunca. Ah, ¡cómo distinguir lo bueno de lo malo! Es una tarea muy difícil y arriesgada.
Saludos.
Hola Amuleto es un spin-off, como dicen en la tele, de Los detetives salvajes. Y se nota.
Estoy leyendo Una historia alternativa de la novela por Steven Moore. Te lo recomiendo. Creo que más o menos resume las dos grandes tendencias de la crítica: los que abominan de los experimentos formales y los que entienden que la literatura es retórica, experimento.
La historia de Romeo y Julieta existía mucho antes de Shakespeare. Nos gusta su versión por la forma en que está escrita, por lo que hace con las palabras.
En este enlace tienes el prólogo traducido. http://rbuenaventura.wordpress.com/2012/06/27/comunicado-2/
Espero que te guste. Saludos.
Sí, leyendo el prólogo encuentro su lenguaje acertado y directo. El problema de los aprendices de escritor, como yo, es que nos criamos leyendo clásicos, luego, al escribir, caemos en el vicio de recargar el texto o querer demostrar lo mucho que hemos leído, descuidando la verdadera idea de lo que queremos contar. Por suerte, esto se va perdiendo con el tiempo. Creo que todo el que se sienta con ganas debería escribir relatos o lo que desee, y probar con la crítica, no importa que nadie le lea, escribir es lo importante. El consejo que usted me dio sobre Rafael Reig, dejar reposar unos meses el caldo, es estupendo.
Tengo que agradecerle los conocimientos sobre la novela de nuestros días, gracias a los libros que me dio y a la crítica de sus lecturas. Lo único que me interesa de verdad hoy en día es la literatura y el cine, aunque este último está casi muerto y le dedico poco tiempo. Quiero saber más de literatura. Muchísimas gracias.
Entiendo que cualquier tipo de pedagogía en la novela está mal visto. Esto es discutible, desde mi punto de vista.
Curioso lo del spin-off en la novela.
Buenos días Eugenio. ¿Qué le pareció Los detectives salvajes? Un saludo.
Muy desigual. Una primera parte alucinante y luego una segundad inesperadamente aburrida.
Saludos.