Matteo Collura: Sciascia. El maestro de Regalpetra.

Matteo Collura: Sciascia. El maestro de Regalpetra. María Josefa Palomero (tr.) Madrid: Alfaguara, 2001.

Tomo esta documentada biografía de Matteo Collura como pretexto para recordar en un breve artículo la figura de Leonardo Sciascia.

Novelista siciliano, al igual que Pirandello y Bufalino, nació en Racalmuto en 1921 y murió en Palermo en 1989. Cultivó principalmente la novela policíaca, pero transformó el género tal y como Faulkner había hecho en Santuario, al introducir elementos de la tragedia griega en la novela negra. Sciascia, a través de sus obras más conocidas como El contexto, Todo modo o El caballero y la muerte, utiliza el género policíaco para denunciar las trampas y maquinaciones del fascismo. No se trata exclusivamente del fascismo que le tocó vivir en su infancia, sino del “eterno fascismo italiano” que late detrás de la Mafia, la Iglesia, las Razones de Estado, la Democracia Cristiana, el Partido Comunista, o las Brigadas Rojas. Hoy, en un mundo globalizado, el fascismo ha adquirido nuevos disfraces pero sus argucias son las mismas. Aunque la literatura de Sciascia surgió en un contexto muy concreto, las complejas paradojas de la realidad política italiana, ha devenido con el tiempo un análisis tristemente adecuado del mundo global en que vivimos.

El éxito editorial que marcó el inicio de su carrera fue Las parroquias de Regalpetra (pseudónimo de su pueblo natal, Racalmuto). Su tema principal es la denuncia de la infamia del fascismo de Mussolini. La sensibilidad antifascista de Sciascia se desarrolló muy pronto tras sufrir en primera persona los humillantes desfiles de las Juventudes Fascistas, el envío de sus compatriotas sicilianos «muertos de hambre» a luchar contra la República durante la guerra civil española o la peor de las ignominias legales, la pena de muerte. El Duce alardeaba de que, gracias a la pena capital, en Italia cualquiera podría dormir en el futuro con las Puertas abiertas.

La sintonía de Sciascia con el pensamiento político de izquierdas le lleva incluso a rebajar la importancia del clásico de Lampedusa El Gatopardo. Recuérdese que el protagonista de la novela, el príncipe don Fabrizio Salina, es el autor del afortunado aforismo “todo tiene que cambiar para que todo continúe igual”. Aún reconociendo el valor literario del texto de Lampedusa, el escepticismo del príncipe invita a la parálisis, a la inacción y es, por tanto, opuesto al planteamiento político de Sciascia. Sus críticas a la novela le valen el título de antigatopardo. Sin embargo, con el paso del tiempo, se verá inevitablemente contagiado del pesimismo de Lampedusa lo que le valdrá de nuevo las críticas feroces de los intelectuales de izquierda.

Su siguiente novela, El día de la lechuza, fue uno de los primeros ataques que se hicieron en Italia a la impunidad de los crímenes de la Mafia. Sciascia concluía que la Mafia no se desarrolla solo en ausencia del Estado, ni es únicamente una organización paralela al Estado, sino que está tan íntimamente relacionada con las instituciones políticas que han terminado por ser indiscernibles. Esta rebeldía ante un fenómeno típicamente siciliano le venía de familia, pues su abuelo se enfrentó a la mafia poniendo en riesgo su propia vida y renunciando a cualquier posibilidad de enriquecerse. Sus hijas, por demasiado honesto, entendían que era profundamente cretino y estúpido. Algo de esa estupidez la heredó el nieto.

El objetivo de la crítica en A cada uno lo suyo y El contexto es la transformación de un Estado democrático en un Estado fascista o mafioso (que viene a ser lo mismo) mediante la liquidación de la oposición política y la uniformización ideológica. La situación política que desató las denuncias de Sciascia estuvo relacionada con la estrategia de la Democracia Cristiana para liquidar a la izquierda. Consistía en invitarla a participar en el poder apelando a la necesidad histórica. Sus críticas le valen a Sciascia durísimos ataques del socialismo italiano: si antes habían sido sus aliados en la lucha antifascista ahora le acusan de querer impedir la transformación social que pueden llevar a cabo una vez en el poder. Pero Sciascia advierte que el precio del “compromiso histórico” es extraordinariamente alto: la “desertización ideológica”. Esta hace inviable cualquier posibilidad de oposición y, por tanto, de cambio social.

En Todo modo el blanco de Sciascia es la Iglesia católica, soporte ideológico del partido dominante en Italia, la Democracia Cristiana. El protagonista, don Gaetano, es un sacerdote diabólico capaz de transformar unos ejercicios espirituales en una orgía impune de crímenes políticos. El anticlericalismo de Sciascia está presente en toda su obra. El fascismo ha tomado los ropajes de la Iglesia católica con demasiada frecuencia a lo largo de la historia. La asociación de catolicismo y fascismo es típica de la Inquisición: denuncias anónimas, torturas y pena de muerte. Son los procedimientos criminales que Sciascia denuncia en La bruja y el capitán.

El episodio que marcó la carrera literaria y política de Sciascia fue el secuestro de Aldo Moro en 1978. Líder de la Democracia Cristiana, fue el artífice del gobierno de “compromiso histórico”, que habría de unir contra natura a su partido y al Partido Comunista. Sciascia, como ya había hecho con anterioridad, criticó duramente la renuncia ideológica que implica aceptar compartir el poder. Los ataques de la izquierda arreciaron de nuevo sobre Sciascia.

Sin embargo, este episodio tan amargo fue el origen de su única novela-comedia. Cándido o un sueño siciliano es una versión del Cándido de Voltaire en la que el protagonista, alter-ego del autor, se enfrenta al mundo con las buenas intenciones que le inspira una ingenuidad quijotesca y un amor incorruptible por la verdad. A cambio recibirá los ataques de aquellos que más presumen de moralidad y sinceridad, el Partido Comunista y la Iglesia Católica, igualados en hipocresía y falsedad. Es interesante recordar aquí que Sciascia fue concejal en Palermo con el Partido Comunista de 1975 a 1977.

Indignadas con los planes de Aldo Moro, las Brigadas Rojas secuestraron al político italiano tras asesinar a sus cinco guardaespaldas. Exigieron como rescate la liberación de trece presos políticos. Pero el gobierno democristiano, dejando de lado toda consideración humanitaria y desoyendo las súplicas de Moro, aprovechó el caso para legitimarse como única opción política. Sciascia se pronunció repetidamente a favor de la liberación del diputado italiano pero el secuestro terminó con el asesinato de Moro. Desde un principio Sciascia sospechó que sus compañeros de partido lo habían dejado morir intencionadamente con el objetivo de afianzarse en el poder. Esta sospecha se vio reforzada cuando se descubrió el cadáver de Moro a medio camino entre el parlamento y la comisaría de policía. En Negro sobre Negro, un recomendable diario de ideas que abarca el período 1969-1979, bromea con el desajuste entre las extraordinarias medidas policiales que se tomaron y la cercanía del lugar de los hechos.

La indignación de Sciascia encontró salida en uno de sus libros más amargos, El caso Aldo Moro, donde expone sus sospechas sobre la acción del gobierno y critica sin piedad a un partido que dice llamarse cristiano y que, paradójicamente, fue incapaz de tender la mano a uno de los suyos. Más tarde, cuando sea diputado con el Partido Radical (1979-1983), participará en la comisión parlamentaria formada para investigar el caso y no hará otra cosa que confirmar sus peores dudas y sospechas.

Una de las observaciones más acertadas de Jean Baudrillard en su clásico Cool Memories está relacionada con la política italiana. Afirma el pensador francés que allí la política es desde hace tiempo un simulacro y, por tanto, un ejemplo perfecto para ilustrar el fenómeno de la desaparición de lo político que afecta a cualquier sociedad posmoderna. Cuando se renuncia a la verdad, la política queda reducida a un patético espectáculo de balanceo entre la izquierda y la derecha. En el caso de Aldo Moro el secuestro de la verdad implicó la desaparición de lo político. Ante este hecho, recomienda Baudrillard, no cabe otra solución que sentarse a disfrutar del espectáculo.

Lo que supuso el caso Aldo Moro para Sciascia es lo que han supuesto para el siglo XXI los atentados del 11 de septiembre. Dudas incuestionables se ciernen sobre la versión oficial de este episodio histórico, cuya consecuencia más evidente ha sido la legitimación de una política exterior beligerante capaz de garantizar, a cualquier precio, el control de las reservas energéticas mundiales. Hoy día Sciascia no dejaría de someter a crítica el fascismo presente en las prácticas habituales del gobierno estadounidense: el recorte de los derechos civiles, el uso legal de métodos de tortura, el espionaje autorizado de todo tipo de comunicaciones, la manipulación de los medios de comunicación de masas (televisión, cine, prensa…), la apología de la pena de muerte, el concepto de «guerra justa», etc.

Las críticas de la izquierda italiana al pesimismo de Sciascia fueron constantes en la prensa. Le acusaban de haber renunciado a querer cambiar las cosas, de haberse refugiado en un cómodo escepticismo y haber optado por el arte como forma de evasión. Las ofensas y las polémicas lo agotan pero aún no ha llegado lo peor. A partir de los años setenta se produjo una transformación dentro de la Mafia. Esta deja de ser una organización local para convertirse en una multinacional del crimen financiada con el narcotráfico. Para contrarrestar su poder, el Estado italiano pone en marcha una colosal operación anti-mafia en la que mueren policías, jueces, fiscales y políticos. Para detener a los mafiosos se autorizan medidas extraordinarias dudosamente legales, métodos que recuerdan las vergüenzas del fascismo como, por ejemplo, la delación anónima y el abandono de la presunción de inocencia. A pesar del baño de sangre que vive Italia, Sciascia pone por encima de la obsesión antimafia los derechos individuales, la observación escrupulosa de las garantías legales que deben impedir el encarcelamiento de inocentes. Como contrapartida, para solucionar el problema de la mafia, Sciascia propuso al Presidente de la República en una reunión informal una estrategia sencilla y eficaz: eliminar temporalmente el secreto bancario para desenmascarar a los culpables, sean mafiosos o políticos o ambas cosas. El Presidente, Sandro Pertini, guardó silencio.

El caballero y la muerte, escrito mientras el cáncer lo devoraba, es el testimonio de un hombre que se sabe a las puertas de la muerte y que ha perdido completamente la esperanza en la política. El inolvidable protagonista, el Vice, es el reflejo del propio Sciascia: los intensos dolores de la enfermedad, el vicio incorregible del tabaco y el amor por los grabados. El Vice tiene en su despacho el famoso grabado de Durero El caballero, la muerte y el diablo. Sobre el caballero dijo Nietzsche que, a pesar de su evidente desesperanza, quiere la verdad, busca tercamente la salvación por el conocimiento. Así también Sciascia, para quien «un escritor es un hombre que vive y hace vivir la verdad.”

En Negro sobre negro Sciascia afirma que no consigue que le gusten ni Céline ni los 120 días de Sodoma de su íntimo amigo Pasolini. En el fondo, sigue siendo un maestro de escuela. Por mucho que se esfuerce, no consigue que le guste toda la literatura. Cuando su amigo Gesualdo Bufalino le objeta que él, personalmente, no es capaz de hacer literatura moral Sciascia le responde que “lo importante es no hacerla inmoral.” Es más, la literatura es para Sciascia un modo de hacer justicia, de desenmascarar a los culpables y restituir a las víctimas su inocencia. A veces incluso tiene éxito.

Selección de obras de Leonardo Sciascia traducidas al castellano:

  1. Le parrocchie di Regalpetra, Laterza, Roma-Bari 1956.
    [Las parroquias de Regalpetra; Muerte del inquisidor. Rossend Arqués (tr.) Madrid: Alianza, 1990]
  2. Gli zii di Sicilia, Einaudi, Torino 1958; 2° ediz. accresciuta del racconto L’antimonio, ivi 1961
    [Los tíos de Sicilia. Alfredo Citraro (tr.) Barcelona: Tusquets, 2001]
  3. Il giorno della civetta, Einaudi, Torino 1961.
    [El día de la lechuza. Esther Benítez (tr.). Madrid: Alianza, 1990]
  4. Il Consiglio d’Egitto, Einaudi, Torino 1963.
    [El consejo de Egipto. Ana Poljak (tr.) Barcelona: Tusquets, 1994]
  5. Morte dell’inquisitore, Laterza, Roma-Bari 1964.
    [Las parroquias de Regalpetra ; Muerte del inquisidor. Rossend Arqués (tr.) Madrid: Alianza, 1990]
  6. A ciascuno il suo, Einaudi, Torino 1966.
    [A cada cual lo suyo. Esther Benítez (tr.) Barcelona: Tusquets, 1992]
  7. Il contesto. Una parodia, Einaudi, Torino 1971.
    [El contexto. Carmen Artal (tr.) Barcelona: Tusquets, 2000]
  8. Il mare colore del vino, Einaudi, Torino 1973.
    [El mar color del vino. Ana Poljak (tr.) Madrid: Alianza, 1991]
  9. Todo modo, Einaudi, Torino 1974.
    [Todo modo. Joaquín Jordá (tr.) Barcelona: Tusquets, 1998]
  10. La scomparsa di Majorana, Einaudi, Torino 1975.
    [La desaparición de Majorana. Juan Manuel Salmerón (tr.) Barcelona: Tusquets, 2007]
  11. I pugnalatori, Einaudi, Torino 1976.
    [Los apuñaladores. Juan Manuel Salmerón (tr.) Barcelona: Tusquets, 2006]
  12. Candido ovvero un sogno fatto in Sicilia, Einaudi, Torino 1977.
    [Cándido o un sueño siciliano, Ana Poljak (tr.) Barcelona, Tusquets: 1991].
  13. L’affaire Moro, Sellerio, Palermo 1978; 2° ed. accresciuta della Relazione di minoranza presentata dal deputato Leonardo Sciascia, ivi 1983.
    [El caso Aldo Moro. Atilio Pentimalli (tr.) Barcelona: Destino, 1999]
  14. Dalle parti degli infedeli, Sellerio, Palermo 1979.
    [De parte de los infieles. Eugenio Gallego (tr.) Barcelona: Mondadori, 1993]
  15. Nero su nero, Einaudi, Torino 1979.
    [Negro sobre negro. César Palma (tr.) Barcelona: Global Rhythm Press, 2007]
  16. Il teatro della memoria, Einaudi, Torino 1981.
    [El teatro de la memoria. Eugenio Gallego (tr.) Madrid: Alianza, 1986]
  17. La sentenza memorabile, Sellerio, Palermo 1982.
    [La sentencia memorable. Mercedes Montmany (tr.) Barcelona: Laia, 1987]
  18. Stendhal e la Sicilia, Sellerio, Palermo 1984
    [Adorable Stendhal. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora, 2006]
  19. La strega e il capitano, Bompiani, Milano 1986.
    [La bruja y el capitán. José Ramón Monreal (tr.) Barcelona: Tusquets, 1988.]
  20. 1912+1, Adelphi, Milano 1987.
    [1912+1. José Ramón Monreal (tr.) Barcelona: Tusquets, 2001.]
  21. Porte aperte, Adelphi, Milano 1987.
    [Puertas abiertas. Ricardo Pochtar (tr.) Barcelona: Tusquets, 1988.]
  22. Il cavaliere e la morte. Sotie, Adelphi, Milano 1988.
    [El caballero y la muerte. Ricardo Pochtar (tr.) Barcelona: Tusquets, 1989.]
  23. Una storia semplice, Adelphi, Milano 1989.
    [Una historia sencilla. Carlos Manzano (tr.) Barcelona: Tusquets, 1990.]

Sobre Sciascia en castellano

  1. Justo Navarro: «El procedimiento Sciascia» elpais.com, 8/9/2007.
  2. Manuel Vázquez Montalbán: «Sciascia». elpais.com
  3. «LeonardoSciascia. Autorretrato» en arcoiris.tv
  4. «LeonardoSciascia cree que la Mafia posee en España una cierta infraestructura» en elpais.com
  5. «Sciascia. Lúcido, escéptico y humano como Maigret«, entrevista de José Martí Gómez
    a Leonardo Sciascia, «EL PAIS», 11 de marzo de 1979
  6. Vídeo-entrevista a Leonardo Sciascia

2 comentarios en “Matteo Collura: Sciascia. El maestro de Regalpetra.

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