Ernst Jünger: La paz


Ernst Jünger: La paz seguido de El nudo gordiano, El Estado mundial y Alocución en Verdún. Andrés Sánchez Pascual (trad.) Barcelona: Tusquets, 1996.

Jünger redactó lo esencial de La paz en 1941, mientras estuvo destinado como oficial nazi en el París ocupado. Sus ideas fueron polémicas en su momento y lo siguen siendo hoy. Jünger contempla la más que posible derrota de Alemania, sugiere las condiciones para una paz universal y duradera, y hace una problemática defensa de la guerra y el dolor. Afirma que son la única cura eficaz contra el nihilismo y el crisol necesario donde habrá de forjarse un nuevo tipo de Estado y de Hombre. Dedicado a su hijo, muerto en el frente italiano en 1944, y publicado clandestinamente en la misma fecha, Jünger se expresa en La paz de un modo directo y claro que le sirve para marcar una distancia definitiva respecto del horror nazi.

Jünger, al igual que ya había hecho Kant, considera que es posible una lectura positiva del horror de la guerra. Para ambos la guerra es el inevitable paso previo a la paz perpetua, a la reconciliación en una unidad superior de las diferentes naciones del mundo.

También Nietzsche está presente en La Paz. Nietzsche y Jünger comparten la idea de que la guerra es el único remedio eficaz contra el nihilismo. Si todo tiene que perecer para que surja lo nuevo, que no pare el griterío de las armas hasta que terminen su trabajo. Sólo en el fuego y el dolor, afirma Jünger, puede alumbrarse un mundo nuevo donde sea posible el retorno de los dioses. Lo que sea, antes que volver a tener que vestir los ropajes del mundo viejo: democracias sin raíces, templos religiosos donde dios ha muerto, déspotas sanguinarios aclamados por las masas, la catástrofe moral de los campos de concentración…

Toda esta apología de la guerra inspirada en Homero pasó a mejor vida tras la explosión de la primera bomba nuclear en Hiroshima. Es de todos conocida la frase de Einstein cuando le preguntaron con qué armas se lucharía en la III Guerra Mundial. «No lo se, pero en la cuarta se usarán palos y piedras», dijo.

A La Paz le sigue un texto de 1953, El nudo gordiano. En él, Jünger reflexiona sobre las características esenciales de los dos bloques que protagonizaron la guerra fría: el soviético y el estadounidense. Jünger ve tras ellos los arquetipos de Oriente (despótico y bárbaro) y Occidente (libertad y civilización). Cuando Alejandro Magno decidió sacar la espada para resolver el problema de cómo desatar el impenetrable nudo gordiano instituyó la forma occidental de responder al despotismo y la sumisión oriental. Libertad e Historia, aspectos que marcan la superioridad de Occidente sobre Oriente, están encarnadas en ese gesto.

P. D.: Espléndida traducción de Andrés Sánchez Pascual.

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