Salman Rushdie, Hijos de la medianoche

Salman Rushdie: Hijos de la medianoche. Miguel Sáenz (trad.) Barcelona: Plaza & Janés, 1997.

Hijos de la Medianoche fue premio Booker en 1981 y elegido en 1993 el Book of Bookers.

Del mismo modo que Cien años de soledad de García Márquez, la novela de Rushdie es característica del realismo mágico. Ambos aprovechan los mitos y leyendas de su cultura natal para dar nueva vida al género mezclando lo fantástico y lo cotidiano. Kundera, en su colección de ensayos Los testamentos traicionados, afirma que dicho camino tuvo su origen en la monstruosa transformación de Gregor Samsa, para extenderse luego fuera de Europa, hacia India y Sudamérica. En el caso de Rushdie estambos hablando de la incorporación de la prolífica mitología indo-paquistaní a la literatura de habla inglesa. Otro ejemplo, reconocido también con el Booker, es El dios de las pequeñas cosas de Arundhati Roy.

En Hijos de la Medianoche Rushdie se enfrenta a un problema capital para un musulmán nacido en Bombay: ¿India o Pakistán? Las terribles dificultades que acompañaron el nacimiento de ambas naciones, incluidas guerras y matanzas, se reflejan en los problemas del protagonista para darse a sí mismo una identidad. Intentando recomponer los fragmentos de un territorio que se descompone, de una memoria que se desvanece, Rushdie utiliza de modo inteligente ciertos recursos literarios consolidados en la narrativa del s. XX: el stream of consciousness (flujo de conciencia) y el juego con el tiempo narrativo -que avanza y retrocede sin cesar-.

También quiero resaltar cómo Rushdie demuestra un sentido del humor a prueba de bombas, capaz de hacer brotar la risa allí donde parece que sólo exista la miseria, lo deforme y lo grotesco.

Ideológicamente hablando, Hijos de la medianoche es una condena brutal de la intolerancia religiosa y la tiranía política. La novela es especialmente crítica con el papel de Indira Gandhi (hija de Nehru, el primer presidente de la India). En 1975, tras declarar el Estado de Emergencia, masacró sin piedad a sus opositores políticos. La publicación de la novela fue prohibida en la India por el gobierno de Rajiv Gandhi (hijo de Indira).

En las ochocientas páginas de esta novela pueden encontrarse semillas de la mayor parte de las obras posteriores de Rushdie: Vergüenza, El pelo del profeta (relato contenido en el volumen de cuentos Oriente, Occidente), Furia o El suelo bajo sus pies. Es, por tanto, un texto imprescindible dentro de la narrativa del autor.

P. D.: Las tres novelas más recomendables de Rushdie son Hijos de la medianoche (1980), Vergüenza (1983) y Los versos satánicos (1989). Sus obras más recientes, El suelo bajo sus pies (1999), Furia (2001) y Shalimar el payaso (2005), no terminan de convencerme.

4 comentarios en “Salman Rushdie, Hijos de la medianoche

  1. Sin ser, ni con mucho, conocedora de Rushdie más allá de Harún y el mar de las historias y Vergüenza, me parece que efectivamente sus novelas, e Hijos de la medianoche no es la excepción, oscilan entre los mundos fantasiosos y las más duras y crueles realidades de un contexto regional complejo-política y religiosamente hablando-donde los individuos sueñan, viven y sufren debatiéndose permenentemente entre la tradición y la aspiración; la vida cotidiana y la esperanza; y las grandes contradicciones humanas. Excelente comentario, gracias.

  2. Dejando a un lado las cuestiones literarias, que son las esenciales, <>Hijos de la medianoche<> me ha enseñado más sobre la historia de la India en el s. XX que cualquier enciclopedia, periódico o documental. Normalmente la Historia académica no es más que una acumulación de datos cuyo sentido, por decirlo suavemente, no está demasiado claro. Lees en una enciclopedia la historia de la India y lo olvidas inmediatamente. Sin embargo, la novela de Rushdie es capaz de entrelazar literatura, mito e historia de modo que los acontecimientos adquieran un significado profundo. De algún modo, los personajes son avatares de algún arquetipo, y, en general, todo lo que ocurre remite al Origen, al Mito. Resulta impactante el retrato que hace de Indira, con su pelo mitad negro mitad blanco, mitad hada mitad bruja. También es inolvidable la descripción de la jungla de Bengala,los Sundarbans, cuajada de árboles tan altos que no dejan ver el sol. Esta capacidad de la novela para penetrar en la verdad de la historia es tomada muy en serio por Kundera en <>El arte de la novela<>. Además, creo que su novela <>La broma<> es la mejor descripción de la idiotez y las aberraciones propias de las dictaduras comunistas.Gracias por tu interés.

  3. No me gusta todo -sí, qué vergüenza, me lo he leído todo- de Rushdie. Pero éste libro en concreto tiene todos los ingredientes para volver a él una y otra vez.
    Diamantes y rubíes de la primera a la última página.

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